LA CAÍDA DE LOS ÁNGELES [Poesía desde lo más profundo del alma]

Corazón Delator

¿Porque eres así?
Cada vez que trato de llegar a ti,
me dañas, me apartas.
Tu palabras son más afiladas de lo que piensas.

¿Estas jugando?
Tu mirada me incita, me cautiva, me atrae a ti.
Para luego apartarme, como el viento lo hace a una embarcación, alejándola de la costa.

Esa sonrisa tuya, cada gesto hipnótico, que tiene ese no se qué, que me embelesa.

Pero debo olvidarte, tus latidos han pertenecido por años a una doncella cuyo nombre no denigro, sino bendigo.
Ha desposado el hombre que seguramente en otra vida amé.

Podría declararte miles de palabras, seducir tus pensamientos con mi lírica pero no me atrevería, por oprobio.

Me limitaré a escribir aquellos versos que nunca leerás.
Y si algún día lo haces, nunca sabrás que son de mi pertenecía,
porque solo Dios y un alma saben en verdad cuanto te he querido.

Adiós pequeño rayo de sol que alumbró mis tarde de verano y primavera,
Hemos arribado al otoño de mi sentir.

No has alzado el vuelo,
pero te dejo fenecer.
Se sabiamente cuanta aflicción causa la ignorancia de un amor.
La agonía de lo no correspondido me ha golpeado varias veces.

Ya no más, necia yo,
mi inservible corazón es a quien responsabilizo.
No por insuficiencia de querer.
Siempre me sobró amor en esta vida.
Sino lo culpo por ser blanco de flechas del fracaso de Eros.

No lo blasfemo, solo maldigo su trabajo. No me favorece.

¿Acaso es un macabro juego?
No moriré de amor por nadie.
Esperaré,
esperaré,
Y esperaré,
hasta que el tiempo diga cuando yo deba amar.

Mientras tanto,
Cerraré la fábrica de sentimientos, sometiéndolo a un frigido invierno.