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<<Pizza>>

Cuando el viento soplaba su cabello azul se agitaba tras suyo, entre saltos y escondites una pequeña niña llena de raspones conoció a Ekko. Un joven Ekko que mantenía una sonrisa cálida para cualquiera. Ambos se tomaban de las manos sin miedo, correteando por las alcantarillas y los tejados.

—¿Hueles eso?

—Es fresco, limpio.

Ambos llegaron a un punto donde tuvieron que taparse los ojos contra la luz del sol hasta que sus ojos se acostumbraron. Con una expresión sorprendida y sujetándose más fuertes de las manos, una maravilla verde se elevaba sobre ellos y la destrucción de Zaun.

—¿Es un árbol?

—¿Como ha sobrevivido? —Ambos se miraron asombrados mientras caminaban hasta el, jugaron por horas hasta quedar cansados contra su gran tronco.

Powder no tardo en acomodarse en el espacio entre el hombro y el cuello de su amigo, dejando se sus ojos se cerrarán tranquilos, sus manos se apretarán junto a las suyas y el viento soplara contra su rostro.

Los abrió con un grito, una explosión que la hizo caer de rodillas arrastrándose hacia afuera, el viento se había ido, su rostro se calentaba con las llamas que desprendía el edificio, Powder grito mientras se daba la vuelta para correr de él, arrastrándose sobre sus manos cuando cayó contra el suelo. Pronto sintió un agarre en sus piernas, que subía jalándola hacia el fuego, la niña gritaba mientras luchaba sin mirar hacia atrás pero el agarre se hacía más presente, tomando la figura de manos que se aferraban a ella.

Sin poder evitarlo se volvió para verlas.

El rostro de sus hermanos, de Vander, de sus demonios.

Grito cerrando sus ojos y siendo deslizada hacia más allá

—Shh...está bien. —Escuchaba—Eres perfecta.

Estaba a salvo, se sentía a salvo. Pero entre más miraba a su alrededor de más oscuridad se llenaba, sus pies se sentían húmedos mientras escuchaba susurros de aprobación chocando con el sonido del agua.

Se sentía bien, pero no quería estar allí.

Una espesa sombra, como niebla la abrazo, reteniéndola hacia ella. No quería...no...

una luz, como un destello de la mañana, tan lejos de ella.

quería ir allí.

Dejar la sombra, dejar la seguridad, dejar la oscuridad.

Cada paso más le costaba, pero se acercaba.

más cerca, más cerca.

Querido amigo al otro lado del río...

la voz infantil la hizo detenerse, dando una mirada hacia la cruel oscuridad. Los pies descalzos de una niña permanecían bajo el agua mientras la sombra la cubría de cintura para arriba, ella solo la aceptaba, cantando a sus enemigos

Mis manos están frías y desnudas

A Jinx le costó, pero tomo su decisión dándole la espalda. Entre más se alejaba la voz infantil se hacía más fuerte y su canto más cruel.

—Tu eres el problema.

Un paso en falso, y cayó en lo que pareció un hoyo, estirando sus manos intentando llegar a la luz, pero más se alejaba de si, así que cerró los ojos a la espera del choque, que llego, pero lejos del dolor el agua la inundo por completo, dándole una especie de libertad abrumadora, lejos del sonido, lejos del fuego y lejos del dolor.

Contradicción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora