Capítulo-1 [Editado]

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Sherlyn Viscount Severn

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Sherlyn Viscount Severn

Caminaba dentro de mi habitación de un lado a otro, impaciente por la espera que Rosalia estaba haciendo que yo aguantara. Y no era muy conocida por mi pasiencia. Más bien por ser la princesa e hija única, pero no sabían más nada. No sabían sobre las peleas de mis padres, sobre que me encerraban en mi cuarto por horas, de sus maltratos. Todo aquello mientras estábamos solos, si habían personas debíamos actuar como la familia perfecta. Me desvíe del tema

— Ya estoy aquí— me gire bruscamente al escuchar la voz de Rosi— siento la demora pero unos de tus gorilas no me dejo pasar.

—Okey, ¿trajiste lo que te pedí?— pregunte impaciente, asintió para luego sacar una caja de su mochila.

<< Mis padres van a pagar por encarcelarme por más de un mes >>

Rosi se sentó en la cama con su mano izquierda hacia mí ofreciéndome la caja con el contenido, la tome para dirigirme al baño. Allí me fije más en la caja. Era aterciopelada de color rosado y en la parte de abajo decía mi nombre completo "Sherlyn Viscount Severn"

Abrí la cerradura dejando a mi vista un hermoso vestido color negro. Lo saque del empaque y me lo probé se veía divino en mi figura curvilínea, tenía bastante pecho, una cintura pequeña y mis nalgas son jodidamente grandes.

El vestido consistía en un escote con forma de corazón, la parte del pecho es pegado al cuerpo hasta mi cintura, en la zona de mi vientre tiene perlas blancas con diferentes tamaños. De mis caderas para abajo es suelto, en el final consiste en pequeños pedazos de tela doblados. Dandole una impresión calurosa.

Salí para tomar la opinión de mi amiga, esta estaba entretenida con su pulsera pero al mirarme su cara se descompuso a una de impresión.

Me miro de arriba a abajo para luego posar su vista en mis ojos.

— Wow... Estas poniendo en duda mi sexualidad— habló con cara pícara.

Nos echamos a reír como cuando éramos dos crías.

— No mames— nos miramos y volvimos a reírnos.

— Señorita Sherlyn la señora Odette dice que es hora de bajar—tocaron mi puerta, guardamos silencio para luego mirarnos y rodar los ojos.

—Siempre tan inoportuna— dije con molestia. Sinceramente yo y mis padres no nos queríamos, ellos no querían a nadie más que a ellos mismos, son unos narcistas, egoístas, arrogantes y vanidosos de mierda.

Me dirigí a mi closet para tomar unos zapatos de tacón negro. Me los coloque y salí de la habitación con Rosalia siguiendo mis pasos. Bajamos los escalones con elegancia en dirección a la sala de fiestas. Hoy celebraban los treinta años en los que mis padres han estado al mando de este pueblo.

Llegue al primer piso desbordando elegancia y seguridad como debía de ser según mis padres.

Los invitados comenzaron con sus molestos susurros "debería de vestir un vestido blanco" " esto es una abominación para la familia real" "es una mimada" fueron algunos de los que logre escuchar al ver a la segunda figura más importante de su pueblo con un vestido negro. Se separaron dejando un camino que dejaba a la vista a mis padres. Quienes me miraban de forma crítica por no obedecer sus ordenes. Debía de vestir un vestido blanco de mangas anchas pero recogidas en mis muñecas, para abajo suelto y largo.

Caminé hacia ellos con mi sonrisa más falsa, mientras ellos trataron de sonreír pero salió más como una mueca.

Al llegar a ellos mis padres extendieron sus manos para que las tomara, lo hice y me posicione entre ellos. Sonriendo cínicamente. Mi padre se acercó a mi oído susurrando.

— Verás— esa fue su única palabra la cual hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo, yo no le tenía miedo más bien... Asco.

Luego de saludar a varios invitados, beber y desaparecer del campo de visión de mis padres. Varias personas se acercaron a mí pidiéndome hacerle el honor de bailar con ellos. << Hipocresía >> Y adivinen tuve que hacerlo con más de la mitad de los presentes porque rechazarlos era considerado una falta de respeto. Claro a mis padres les vale porque ellos no tienen que aceptar hacerlo, y yo, estoy obligada. Que lindo.

Me dolían los pies y el dolor de cabeza era insoportable, me escabullí de la fiesta para dirigirme a mi cuarto. Al llegar a este me metí al baño para ducharme, sali envuelta en una toalla y otra en mi cabello.

Fui hasta mi closet para ponerme algún pijama o algo cómodo para dormir. Luego de escojer me tire boca abajo a mi cama enroscandome en la manta.

•••

Abrí mis ojos de golpe para luego quedar cegada por la luz que entraba por la ventana, abrí con lentitud mis ojos para adaptarme a la claridad.

En la planta baja se escuchaban cosas romperse, ruido de cristales, golpes a la paredes y los gritos de las bestias que tengo como padres.

Me levante de mi cómoda cama la cual todavía me llamaba, ignorando los gritos de mis padres fui al baño. Después de hacer mis necesidades, sepillar mis dientes. Programe la ducha para que el agua saliera fría, necesito quitar este sueño si quiero enfrentar a esas bestias.

Luego de terminar de bañarme me fui al closet para buscar ropa cómoda, consistía en una blusa corta con mangas caídas y una saya ajustada por encima de mis rodillas de color blanco con pequeñas flores en color morado.

Baje las interminables escaleras con las miradas de lástima dirigidas hacia mí por los sirvientes, los ignore y al llegar al primer piso esquive los cristales esparcidos por el suelo y me dirigí al comedor a desayunar. Mis queridísimos padres me fulminaban con la mirada. Yo les devolví una sonrisa de suficiencia.

Luego tome asiento para desayunar sin mirarlos, el desayuno era abundante y todo muy delicioso si tan solo la compañía mejorara.

Llamare a Rosi para que venga en un rato.

— ¿Sabes lo que pasa cuando desobedeces?-- preguntó mi padre mirándome fijamente.

— ¿En serio? ¿Acaso parece que me importa?— con burla en mi voz y una sonrisita traviesa lo miraba aburrida.

Golpeo la mesa con su puño.

— No te permito que me hables así— ay dios mio que pesado.

— Me vale que me permitas o no— eleve mis hombros dando a entender que no me importa—, yo no les permito que me golpeen, tampoco que me encierren en mi cuarto y que me usen como su títere para hacer creer que somos la familia perfecta. Cuando de eso no hay nada, si me disculpan no me interesa que tengas que decir yo me retiro— caminé hacía la salida del castillo.

<< pense que sería peor >>

Caminaba por el pueblo con libertad olvidándome de los problemas en casa. Me dirigía a el castillo de Rosalia, no era más grande que el de mis padres pero tenia un buen tamaño.

Cuando lo divise me dirigí a este. Entré encontrándome con sus guardias quienes al verme me dejaron pasar sin problema, les agradecí para seguir mi camino.

Cada vez me acercaba más, los gritos y ruidos se hacían más audible. Es una discusión entre Rosi y sus padres, al llegar a la puerta esta fue abierta de golpe por una destrozada Rosalia. Llorando a mares.

Se abalanzó sobre mi abrazandome con fuerza, sollozaba como un bebé en mi hombro yo acariciaba su espalda mientras caminaba en dirección al jardín.

Al llegar me digne a preguntarle.

— Nena ¿qué pasó?— dije dándole una sonrisa tranquilizadora.

Ella quedo en silencio, lleve mi mano a su mejilla para acariciarla con delicadeza.

Obsesivo Amor [borrador][Parada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora