Mike Wheeler posee a Once

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Mike masajeó bruscamente el pezón de su novia. Luego se inclinó hacia adelante y lo mordisqueó.

Once exhaló cuando sus labios cubrieron esta parte de su cuerpo. Levantándose para mirarla, su cálido aliento era sensual sobre su piel.

Se inclinó de nuevo y succionó el otro pezón. Inesperadamente, ella se sobresaltó cuando su dedo acarició su coño.

No había notado su lento movimiento hacia abajo con todo lo demás sucediendo.

Once jadeó cuando la tela ligera cayó al suelo. Ante ella, a la altura de sus ojos, estaba la cabeza bulbosa de pene de Mike, el pene que había estado esperando sentir.

Tragó la saliva que se acumulaba en su boca. Ella movió su lengua, como cortejando la erección.

Mike se movió hacia adelante y dejó que la punta tocara su lengua. Once movió más rápido y comenzó a lamerlo para acercarlo. Finalmente, se metió en su boca. Su mejilla se hinchó mientras él conducía con fuerza. Él salió de su boca. Su polla estaba rociada con la saliva de Once, parte de la saliva colgaba a lo largo. Le dio un rápido golpe en la mejilla.
Se acercó al final de la silla.

Se situó entre sus piernas. Su rostro se iluminó con anticipación.

Mike no la había follado todavía. En su primer encuentro, ya había determinado que era demasiado pronto. En este, su segundo encuentro, su polla estaba alineada con su coño. Estaba demasiado emocionada. Un toque rápido y su cuerpo estallaría en una bomba orgásmica.

Mike entró, pero Once estaba tan resbaladiza y esperando que su polla empujara profundamente, obligándola a gruñir.

Mike se balanceó hacia adelante y hacia atrás y, en segundos, ella había caído en el placer. Su resbaladizo coño hizo que el sexo fuera fácil y sutil.

Quería llevarlo al éxtasis en el que ya había entrado.

Mike observó su cuerpo tensar con las embestidas. Sus hombros se echaron hacia atrás, ensanchando su pecho. La velocidad del empuje aumentó y sus músculos se contrajeron para su deleite. Finalmente se retiró y disparó su semen sobre su vientre.

Corrió a su alrededor y tocó la última baba de semen de la punta de su polla en su lengua extendida. Once introdujo su lengua para prodigar la sustancia pegajosa.

Mientras Mike se apoyaba contra la pared, Once disfrutó de las olas de placer que la salpicaron, además de disfrutar de la alegría mental de hacer que este hombre se corriera con la prueba visual en todo su vientre. Aún más, el regusto sutil permaneció en su lengua.

Finn Wolhard  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora