Autocompasión

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Es extraño como en la tristeza hallo refugio,

da igual lo mucho que sufra y añore la felicidad, hay momentos en los que quisiera parar el tiempo,

porque sin pretenderlo,

entre las lágrimas he llegado a encontrar la paz.

Quizás sea porque los héroes a los que admiro son reconocidos por los momentos en los que pendían de ese mismo precipicio en el que yo me encuentro ahora mismo.

De esta forma me regodeo en mi propio sufrimiento,

por una parte, porque lo siento,

y por otra, porque lo deseo.

La culpa me consume, mi familia me quiere y mi vida es buena,

¿realmente tengo derecho a dejarme consumir por una inmerecida pena?

Y aunque no me canso de repetirlo, sigo cayendo en la autocompasión,

con el omnipresente impulso de empeorar mi condición.

Quizás crea que mi valor es proporcional a mi dolor.

Sentimientos embotelladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora