II

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"Hago lo que quiera"


—Joder, me está volviendo loco. ¿Puedes ir a interrogarla tú, Matt?


 Mi compañero asintió y rio a causa de mi protesta.


 Caminé hasta la cafetería.


 Laura, dieciocho años. La única información que pude obtener de aquella chica de ojos cafés. Café, eso necesitaría  para sacar a la joven de mi cabeza.


— Un Cinnamon Dolce Latte por favor—pedí a la chica tras la caja registradora.


— ¿Desea algo para acompañar la bebida?


—Una mezzaluna.


—Como guste señor Lynch—me entregó un papel luego de pagar. Minutos después llevaba el desayuno preparado para comerlo en plena madrugada.


4:00 de la mañana. El sueño me invadía. La poca información que había podido sacarle a Laura, había sido muy  difícil de sacarla. Estuve dos horas intentando todo, pero lo único que pude absorber fue su nombre y su edad.


Dieciocho años...aparentaba ser más grande. Obvio que hablo del físico, era notable que mentalmente es una niña. Bah, un hombre de veintitrés años como yo piensa eso.


 Igualmente, la chica está muy buena.


Mierda Ross, deja de pensar en ella.


Me senté en la silla de mi oficina y reflexioné.


 Mi última relación había terminado muy mal. Además del contexto y tiempo en la que encontré a mi pareja con otro hombre; fue horrible. Rydel desapareció a los días. Y es que, yo ya la doy por muerta, nunca la volvimos a encontrar. Mi familia también dejó de hablar conmigo.


La triste realidad, fue aceptarlo todo; pero no me gusta hablar de ello tampoco.


—Señor Lynch. Información sobre el caso Marano. Calum ha llegado y ha dicho que es urgente hablar con usted lo antes posible.


—Dile que me espere en su oficina, que ya voy.


—Bueno, señor. ¿Luego podemos hablar  de lo que sucedió ayer?


—Ashley, nada sucedió ayer, supéralo. Fue el calor del momento.


Enloquecida salió de la habitación. Era cierto, fue el calor del momento. Ella más que nadie sabe que lo mío es sólo de una noche, no puedo estar involucrado en una relación seria con nadie.


Segundos después caminé hasta la oficina de Calum, abri la puerta sin pedir permiso para entrar y el rio ante mi acto.

CSI: RauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora