XXXI

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El teléfono del pecoso empezaba a sonar de manera incesante e irritante ocasionando que Izuku abriera los ojos con un poco de molestia, se giro un poco pero vio que en su cama el cenizo se había ido, una presión en su pecho se instalo de manera dura pero sobre todo dolorosa.

No sabia si había echo mal el haberse acostado con el, al menos no se había declarado en mitad del sexo, volvió su vista a su móvil y noto los 33 mensajes de Uraraka pidiéndole perdón por lo de la noche anterior.

Izuku agradecía el tener amigos así que solo había enviado un "no te preocupes esta todo bien" que se levanto de su cama de manera lenta, su espalda baja le dolía como los mil demonios, sentía como que un camión le había pasado por encima, pero luego recordó la razón de lo sucedido que sonrió de manera dulce, había merecido la pena.

Su puerta fue tocada de manera suave, sabia que era su madre, se tapo de nuevo hasta el cuello por la vergüenza de todo lo de a noche.

- P-pasa mamá.- Titubeo un poco por los nervios que se mordió el interior de su boca para calmar sus nervios traicioneros.

- Izuku, cariño, vas a llegar tarde.- Abrió la puerta Inko y se fijo que el cenizo no estaba, su mirada viajo un poco por toda la habitación buscando la presencia del rubio.- ¿Y Katsuki-kun?- Pregunto la mujer en un tono dulce mirando a su hijo.

- Creo que se fue en mitad de la noche, además de que tenia que ir a por las cosas de clases, las baquetas de la batería, cambiarse de ropa, ponerse el uniforme...- Murmuraba el pecoso de manera veloz mientras se apretaba el labio inferior.

- Izuku.- Llamo la mujer con tono algo severo mirando como su hijo dejaba de murmurar.- Asustas haciendo eso, cariño.- Se rio bajito viendo como su hijo se sonrojaba por los nervios.

- N-no lo puedo evitar.- Se escuso el menor.

Inko ante eso, cerro la puerta y bajo para prepararle el desayuno a su retoño, le había visto los chupetones, pero no le dio mucha importancia, tenia que esperar a que si hijo le presentara al cenizo con su pareja.

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Por otro lado, Katsuki caminaba por las calles de manera veloz hacia su casa, necesitaba coger sus cosas e irse a la universidad, pero tampoco quería pisar su hogar por su madre.

Al estar cerca de su casa estaba escuchando los gritos de su madre, se mordió el labio por dentro y camino de manera segura, los nervios le carcomían si, pero no lo iba a demostrar.

Abrió la puerta y el guatazo de su madre había llegado a su rostro, la miro de manera desconcertada y pudo oler que su madre estaba ebria y que su padre se había ido de la casa a trabajar ya que no estaban ni su chaqueta, las llaves de casa junto a la cartera y los zapatos.

- ¿Qué coño haces vieja?- Dijo el cenizo mientras se frotaba el golpe en su mejilla y miraba a su madre con el ceño fruncido, le había dolido ese golpe pero le dio mas el como su madre había tomado un cuchillo y se acercaba a el de manera lenta.

Lo único que sintió fue como el filo del cuchillo se clavaba en uno de sus costados y entraba muy dentro de él, se quedo petrificado y había dado un manotazo fuerte a la mano de su madre haciendo que esta abriera los ojos como platos por lo que había echo.

- H-hijo...y-yo...- La mujer no podía hablar de manera correcta, miro como la sangre del abdomen de su hijo empezaba a caer machando el suelo, el como la mirada de terror de su hijo la miraba, el como el menor no sabia como reaccionar.

Katsuki bajo la mirada mirando su abdomen y el como el cuchillo seguía clavado, miro a su madre para sonreír de manera leve y caerse de rodillas mientras la sangre subía por su boca.

- Te amo mamá...- Dijo el cenizo para caer inconsciente ante los pies de su madre.

Mitsuki al ver como el cuerpo de su hijo caía a plomo ante sus pies no sabia como reaccionar, la culpa empezaba a carcomerla, no quería matar a su hijo, no quería, pero la discusión que tuvo con su espeso hace momentos atrás la había cegado y pago su enfado con su retoño.

La mujer se acerco de manera temblosa al cuerpo de su hijo el cual seguía caliente pero su calor se iba desvaneciendo con el paso del tiempo.

- E-el... ¡El teléfono!- Grito alarmada para correr hacia la cocina y tomar su teléfono de forma temblorosa y regresar con el cuerpo de su hijo para llamar de manera veloz a la ambulancia explicándoles un poco por encima lo sucedido.

La ambulancia llego al cabo de 15 minutos, entraron en la casa con el permiso de la mujer que los esperaba sin ninguna expresión en el rostro, los trabajadores del servicio sanitario vieron la escena ante sus ojos y empezaron a trabajar de manera veloz.

- Tiene que ir al hospital rápido, esta perdiendo mucha sangre.- Dijo el que lideraba para su grupo los cuales controlaron la hemorragia por la puñalada del cuchillo de cocina, cargaron al cenizo en una camilla para llevarlo al interior del vehículo para aplicarle los primeros auxilios.

La madre del cenizo miro la escena sin decir nada, marco a su esposo y el teléfono había sido respondido al instante.

- "¿Qué paso cariño?"- Pregunto por el otro lado el hombre mientras escribía en su ordenador todos los contratos, tablas numéricas, etc.

- A-a-apu- Las palabras no salían de la boca de la mujer, la culpa iba creciendo a pasos agigantados, sus ojos empezaban a picar por el cumulo de lagrimas, las cuales se deslizaban con rapidez.- A-apuñale a nuestro hijo...- Confeso la mujer con la voz quebrada, su llanto se había descontrolado, sus manos temblaban sin control alguno mientras que se mordía el labio inferior con fuerza ocasionando que un hilo de sangre se generara.

Musical LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora