En la cámara del Patriarca, el caballero de Pegaso, como el ultimo en pie lucha porque el corazón de Athena vuelva a latir. Lo lograra, sin importar el precio.
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El hedor de la sangre es intenso, las heridas abiertas son demasiadas para contarlas y las zonas donde no hay dolor hay entumecimiento. Su respiración agitada amenaza con ahogarlo y su corazón palpita dolorosamente por todas las pérdidas que ha pasado. No puede ver, tampoco oir o quejarse. Habita en un mundo oscuro e infinito. Pero esto no lo detiene. Un firme pensamiento mantiene su mente consciente y su espíritu en pie.
El debe...
El debe salvar a Athena.
No solo por ella, no solo por él. También por la tierra, para que no sea gobernada por el mal encarnado y haya justicia más que la ley del más fuerte. Por sus amigos, que lucharon contra los dorados y dieron sus vidas con el fin de traerlo a este momento. También por los dorados, que fueron guiados por mentiras pero cuyos actos también mostraban su devoción por la tierra, e incluso el mismo patriarca, que momentos antes también le había conferido su deseo de salvar a la diosa de la tierra.
Por todos ellos, debe ignorar las heridas, llevar su vida al límite y hacer arder su cosmos al máximo, hasta la última llama. Hasta el último latido.
Es lo que piensa mientras sus manos malheridas sostienen el gran escudo dorado. Sus piernas tiemblan por el peso, pero se obliga a no flexionarlas y alzarse, para levantar el escudo y que la luz refracte y llegue hasta Saori.
Su ceguera le impide ver si apunta correctamente. Tiene que moverlo de un lado a otro, asegurarse que la luz impregne la silueta de Athena y solo entonces la flecha desaparecera y no perforara su corazón.
El tiempo casi se acaba, la llama en el reloj de las doce casas titila, puede sentirlo. El último fuego, que mantiene el corazón de Athena latiendo, va a desaparecer.
No puede... el...
Solo un poco más...
Seiya no lo sabe, pero una figura aparece tras de él, la mata de pelo gris ha extinguido el azul y los ojos rojos que lo miran tienen intenciones asesinas. Saga se apresura. Está furioso. No lo permitirá, no después de tantos años de planeación y espera. Había logrado tener el poder con su propio esfuerzo. ¡No permitiría que una escoria agonizante como Pegaso destruyera todo lo que había logrado!
-¡Explosion de galaxias!
El golpe mortal alcanza la espalda de Seiya, sus pies trastabillan y el escudo en sus manos mira hacia todas direcciones. La luz que reflecta ilumina los confines del santuario y el coliseo como un faro en altamar.
La luz se redirige a todas partes en un segundo antes de caer de las manos desgastadas de Seiya con un sonido estrepitoso del metal estrellándose con el suelo de piedra y luego... el cuerpo del pegaso finalmente se derrumba y cae.
Está muy cansado, todo duele. Ya no puede levantarse... pero está satisfecho.
Él lo sabe.
Del otro lado. Donde inician las doce casas a los pies de la casa de Aries, hay varios caballeros, un sirviente y un niño mirando estupefactos a una joven inconsciente en el suelo.
El reloj de las doce casas dio su último suspiro y la última llama se apagó. Pero un segundo antes una luz dorada apareció desde un lugar lejano e iluminó la silueta de Saori un instante antes de desaparecer.
Pero ¿sería esa pequeña chispa suficiente?
Todos aguantan la respiración. Pueden sentir sus corazones palpitar en sus oídos.
Pum.
Pum.
¿Los latidos del corazón de Athena se habían extinguido?
De repente, todos son testigos. La flecha dorada que atraviesa el pecho de la joven se ilumina y desaparece en polvo dorado. La herida en su pecho se cierra por sí sola, la mancha de sangre se desvanece e incluso la tela en su ropa se regenera, como si nunca hubiera recibido la herida mortal.
Los párpados de la joven tiemblan, y se abren lentamente, es como si hubiera tenido una pesadilla pero la luz de la luna brilla en sus ojos llenándolos de vida.
Sus caballeros la ayudan a ponerse de pie y la sostienen para que no caiga.
Las doce horas terminaron. Tras muchas batallas y angustia. Pero también una amistad inquebrantable y determinación para seguir de pie.
Saori lo siente y sabe que todos los presentes también. Hay cuatro cosmos titilantes que la llaman, vidas que se pusieron a su disposición están esperándola.
Ella irá hacia ellos. Ahora puede, gracias a ellos.
Su corazón sigue latiendo, gracias a ellos.
De pronto, la tristeza y dolor la golpean y tiran de su pecho hasta casi hacer que caiga de no ser porque la sostienen.
Sus ojos se abren demasiado y las lágrimas brotan sin consuelo. Abre la boca, sintiéndose ahogar y los latidos de su corazón pasan de ser un símbolo de vida a un golpe constante de dolor. Todo se vuelve lejano e irreal, pero el latido permanece en sus oídos.
Pum
Pum
Ella lo sabe, al igual que los demás.
Hay cuatro cosmos agonizantes esperándola. Su convicción es transmitida por su cosmos. Son cuatro latidos moribundos que aún resisten y la esperan.
Pum
Pum
Pero falta un cosmos, un latido.
Pum
Pum
Un latido ya no está, un cosmos se ha extinguido.
Es una vida que se ha ido... es el corazón de pegaso que ya no late.
Pum
Pum
Es un corazón... que se entregó a ella hasta su último latido.
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En un mundo alterno donde Seiya no sobrevive al final de las doce casas. Disculpen el final.
Recuerdo al año pasado intentar escribir estos promps en su fecha (este fue el primero, sip, lleva mas de un año) pero no pude terminarlos en los días y los estuve posponiendo. Al final, decidí escribirlos a lo largo de todo este año, con mas tiempo, para publicarlo ahora. No tuve ideas para los 30 promps, pero publicaré los que logre hacer. Asi como el proximo año talvez publique los de este año y asi. De eso se encargara mi yo del futuro jsjsjs
¡Espero disfruten el Saintobre 2022 de esta intento de escritora!
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El mes del cosmos (Saintober)
FanfictionHistorias de Saint Seiya inspiradas en los promps del Saintober (del 2022) ¡pero mejor tarde que nunca!