Murmullos del pasado

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De regreso, Chrollo se siente agotado por todo lo ocurrido en la mansión Nostrade, sin mencionar que no ha podido dormir bien últimamente, que al día siguiente su visita a la mansión de los Zoldyck, y todos los pendientes que aún tenía. Al llegar a la iglesia ya era de noche y en la entrada lo recibe Shizuku quien se veía algo intranquila.

—Perdone la tardanza, espero no haberla preocupado hermana—

Antes de que esta pudiera siquiera responder, se ve interrumpida por quien describiría solo como una visita peculiar, Pariston Hill quien recién había sido trasferido, de un monasterio en París, había estado esperando a Chrollo en su oficina impacientemente y ahora que se encontraba frente a él no podía evitar mostrar su excentricidad.

Como muestra de amabilidad, Chrollo busca estrechar su mano, y de manera imprevista le da un abrazo como si de viejos amigos se tratasen.
—Me alegra que siguieras mi consejo—
Susurra Pariston al oído del desconcertado sacerdote, quien sin perder tiempo lo aparta. Este comportamiento incómoda aún más a la hermana, y confunde a Chrollo.

Pariston se disculpa por su comportamiento, después de pasar tanto tiempo en el extranjero debe de haber adquirido la costumbre de locales, espera no sea malinterpretado.

—¿Por qué enviarían a un sacerdote desde tan lejos? Y más extraño, ¿por qué me parece familiar, su rostro? —

Estás y otras preguntas rebotan en la cabeza de Chrollo, pero no era apropiado cuestionar órdenes de sus superiores.

Pasado el extraño suceso, Pariston expresa lo cansado que está por el viaje, y pregunta a Chrollo cuál sería su habitación, lo que este le menciona, que siendo esta una iglesia pequeña no cuenta con muchas habitaciones, y dado lo imprevisto de su visita no tuvieron oportunidad de preparar un lugar adecuado.

—¡Pero qué pena!, realmente no le comunicaron sobre mi visita —.

Chrollo quien sospechaba de Pariston por toda esta situación tan inesperada, más viendo lo extraño que era el comportamiento de este supuesto sacerdote.

La hermana Shizuku, recuerda que en el patio atrás de la capilla había una cabaña que, aunque estaba algo vieja, era espaciosa, solo debían de limpiarla un poco, y que ahí no molestaría a nadie.
— Perdón, quise decir, ahí nadie lo molestará— corrige la joven.

—hermana ¿Qué dice? No podemos hospedar al Padre ahí, ese sitio no es apropiado para visita— menciona Chrollo, el cual recibe una mirada de molestia de parte de la hermana Shizuku.

Al parecer, la visita no era de agrado de ninguno; sin embargo, no era correcto tratar así a un hermano predicador igual que ellos, pensó.

Pariston no tardo en darse cuenta de esto, y sin ninguna pena, procede a agradecer el sacrificio de Chrollo, refiriéndose a que sería el quién se quedaría en la vieja cabaña, cediéndole su Habitación al descarado visitante.

—Usted es un hombre realmente generoso, veo que los tumores eran ciertos—

Le decía con lágrimas en los ojos, sin darle tiempo de explicar. Sin comprender bien como la situación había llegado hasta este punto, Chrollo no puede más que aceptar de mala gana.

Esta era una situación un tanto absurda. Una vez acordado, el padre Pariston va por sus pertenencias para acomodarlas en su nueva habitación.

Shizuku, molesta, le pregunta al padre porque había aceptado semejante solicitud, era simplemente ridícula, él era quien estaba a cargo de la iglesia, no tenía por qué hospedarse en un lugar tan apartado y deteriorado sin mencionar la actitud del visitante, alguien que claramente carecía de los atributos qué debería de poseer un líder de congregación.

—Consiente de todo lo que usted dice hermana, sin embargo, consiente de todo lo que dice, hermana, nuestro padre celestial nos enseña la tolerancia, y buena voluntad hacia nuestros semejantes, así no sean de nuestro agrado—

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