Capítulo II

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Luisa se había pasado la tarde en el área de fumadores de la cafetería de la facultad de artes, es posible que haya llegado a dormirse en algún momento. No recordaba con claridad el ruido y el palabrerío, lo que si recordaba eran los profundos ojos verdes qué aparecían en sus sueños.

- Que mierda…

Había pasado una semana desde que la curiosidad y unos estúpidos amigos habían sido más grandes que el pudor y la moral encarcelados en la mente de Luisa. Sinceramente aun se sentía apenada del echo de no haber completado la aventura como sus amigos, pero ellos no sabían sobre ello, así que no importaba. Viviría con la mentira de que había tenido sexo con una mujer guapa… y cara, guapa y cara. Tener este tipo de pensamientos durante el día se había vuelto bastante común para ella, tomaba las clases como cualquier otro pero al final terminaba pensando en ese momento incómodo y vergonzoso. Pero… ¿Y si lo hubiera hecho? Quizá privarse de ese tipo de lujo no era tan necesario, al final solo era sexo, aunque con una prostituta y luego ellas tienen sexo con todo el mundo y luego vienen las ITS y también… Pero, ¿Y si era bueno? Dios sabría, porque no volvería a ir a ese lugar.
Miro el teléfono nuevamente, Georgina, su mejor amiga no daba señales de vida pero su última conexión era hace unos minutos.

- Maldita mierda…

Ella era su única esperanza de defenderse de su propia mente, a está hora de la tarde la universidad estaba un poco vacía, y a ella especialmente no le gustaba quedarse dentro más tiempo del qué debía, prefería pasar el tiempo extra vagando por el centro de la ciudad o visitando las nuevas cafeterías qué aparecían de vez en cuando en su feed, lo cual podía considerar como un pasatiempo. Simplemente le encantaba tomar un buen café en un lugar agradable. Así que se dirigió a sus redes para ver si encontraba alguna buena oferta que estimulará su mal hábito de consumismo.

- Ey Lu – llamó alguien a su espalda, tercamente se volvió hacia la voz femenina, descubriendo qué era Georgina quien la llamaba, prontamente aumentando su cara de molestia - ¿qué vas a hacer ahora?

- Hola, nada, estaba viendo un buen lugar a donde ir – Georgina era su mas preciada amiga en la universidad, aunque iban a carreras diferentes, puesto que Georgina estudiaba Lenguas, habían tenido una buena conexión en los cursos de inducción de la universidad y ambas compartían un gusto extraordinario por Quentin Tarantino.

- ¿Y encontraste uno?

- Si… ¿Quieres ir? – preguntó con cautela. Gio estaba molesta por el echo de no decirle a donde habían ido hace una semana. Visto desde afuera, ir a un prostíbulo no era la mejor decisión de la vida.

Pasar tiempo con Gio era más calidad que cantidad, pero eso lo hacía mejor, se tomaban su tiempo para hablar. Eran una combinación extraña, una estudiante de lenguas y una estudiante de artes plásticas. Siempre estaban dispuestas a apoyarse mutuamente: ya sea traduciendo conversaciones por Internet o criticando esculturas, el tiempo juntas era valioso. Había trabajo y clases pero tenían dinero y una ciudad entera a sus pies terminando el horario de clases. Para Luisa quien había crecido bajo padres sobreprotectores, ese tipo de libertad era maravillosa.

- ¿Y como les fue ese día? – dijo llamando de nuevo su atención - ¿Por qué no quisiste llevarme? Estoy segura que después de todo este tiempo contigo puedo hablar libremente con tus amigos… no soy tan estúpida en eso del arte

- Nos fue bien, no nos divertimos tanto, solo era una pequeña presentación anatómica, nada interesante.

- Aún así me hubiera gustado ir contigo…

- Solo era pintar un desnudo…

Entre charla y café el tiempo paso volando. El cielo gris de la tarde tenía un aire amenazante “seguro lloverá” pensó Luísa para si, y entonces no pudo evitar ver a la deriva, hacia esos ojos verdes qué tenía en mente y tanto la molestaban. Absorta en los cautivadores ojos levantó la cabeza al mismo tiempo que las primeras gotas de lluvia caían sobre la graba, cerro los ojos disfrutando el sonido y busco de nuevo esos ojos entre la gente, los cuales lucían hermosos en la lejanía. Creyó que estaba alucinando y alejo la mirada un tanto frustrada por tanta pensadera, cerro y apretó los ojos, y se mordió los labios mirando otra vez.

Su cabello enmarcando el rostro de la mujer que ahora caminaba hacia ella, con un vestido negro inmaculado el cual mantenía los pechos ligeramente al descubierto. Y caminaba hacia ella. El sudor frío comenzó a sacudir su cuerpo y un cosquilleo se instalo en sus mejillas, sus ojos y sus orejas. Nadie en el mundo se acercaría así a ella, menos una mujer como esa, eso tenía que ser una broma, una maldita broma.

- Esa mujer nos está mirando y viene hacia acá – río Gio, observando la actitud nerviosa de su amiga, delatada por su cara roja.

- Solo ignórala.

La mujer se detuvo un momento antes de llegar para acomodar su cabello y recibir su capuchino doble descafeinado, ella es una prostituta, pero ella luce como una mujer muy frágil, su cuerpo es descomunal. Luisa se queda quieta con el oído en alerta, y por un momento no sonaron los tacones, Gio hace una seña y enseguida están ahí los pasos junto a una silueta sentándose en la silla frente a ellas.

- Hola Luisa – dijo sonriente, ella solo se congelo ahí - ¿Hola…? – preguntó de manera discreta y juguetona hacia su compañera

- Gio – respondió rápidamente extendiendo su mano. – lo siento, ¿se conocen?, Lu no me dijo quien eras

- Si, nos conocimos en…

- Es una amiga de mi madre – respondió rápidamente haciendo que la mujer la viera interrogante, entendiendo la situación – una amiga muy molesta – dijo entre dientes- ¿No se supone que estas trabajando?

- Creo que ambas sabemos la respuesta a eso, pero ahora no estoy trabajando ¿verdad? Desde aquí puedo llevarte a casa

- Ni hablar

- Mejor hablemos.

- No, mejor ve por ahí, hay más mesas.

- Todas llenas – se defendió Camila – y solo te conozco a ti.

- No me conoces.

- Algunas cosas si… como que te dá pena el se…

- Bien, bien… quédate aquí – se apresuró a interrumpir – me da pena seguir – remarcó la última palabra - hablando con la amiga de mi mamá, pero ya no importa, quédate aquí, toma tu café y no me molestes… -Camila sonrió victoriosa, nunca se había sentido tan bien el molestar a alguien.

- Parece que si se conocen – menciono Gio haciendo que Luisa recordará que ella estaba ahí – y parece que me van a ghostear también…

- Para nada, solo que esta niña sigue hablando.

- Para nada G, esta persona ya se va ¿verdad? – dijo entre dientes haciendo reír a Camila.

- ¿En serio? ¿No acabas de decir que me quede? Además, No he visto a tu madre en mucho tiempo, seguro se alegra si paso a saludar… - rio divertida, sabia que en algún momento se iba a atragantar con su propia mentira y ella iba a ver eso.
Es una chica hermosa, pensó, con la piel dorada y ojos color café claro, casi ámbar, pero no es amable, si quiere dejar de estar en desventaja, tendrá que ganárselo. Camila relajó los hombros y se inclinó en la mesa con un gesto de comodidad, observándola con serenidad. Le había llamado la atención desde que la vio ahí sentada con su café, pensó que era una coincidencia e iba dejarlo pasar, un cliente más, un cliente menos, pero se sentía diferente, no habían tenido sexo y aun así la manera en la que la estaba viendo como si la anhelara, llamo su atención.

- Además esta lloviendo, puedo llevarlas en mi camioneta.

- Oh, eso sería genial – respondió Gio, volteando hacia su mejor amiga - vamos Lu, tengo que estudiar para mañana… - hizo un puchero con la boca haciendo qué Luisa rodará los ojos.

- Mierda… - susurro – maldita mierda… ¿Por qué a mi…?

- ¿Realmente es amiga de tu mamá? – le susurro Gio al oído viendo la incomodidad de su amiga.

- Lo es, tranquila – se rio entre dientes – solo que es muy pegajosa para mi.

Luisa no tenía más escapatoria, sabía que iba perdiendo, por su propia mentira fue directo a la boca del lobo. Dejo que el silencio se extendiera por un minuto, luego dos, y observo que la mujer jugueteaba tranquilamente con el vaso a su lado. Ella echó un vistazo sobre su amiga. Probablemente si le contaba la verdad a su amiga, tendría mucho que decir sobre ello.

- Creo que mi mamá no está en casa… y además, no le puedo decir que te encontré en la calle, se supone que debo ir a casa después de clases…

- Vaya cuantas reglas… - mencionó su amiga vagamente. Obviamente era la mentira más estúpida del mundo – entonces que me lleve a mi.

- ¿Qué? ¿Tu sola con un desconocido?

- Si tu mamá se lleva con ella no debe ser nada malo. Ya se como es tu mamá.

- ¿Te sabes bien tu dirección? – preguntó Camila algo divertida.

- Perfectamente – dijo Gio algo suspicaz dejando en claro que no se había convertido en estúpida y sabia que no era amiga de la mamá de Luisa.

- Disculpa… ¿tu nombre?, soy un desastre para los nombres – le caía bien, era divertida.

- Georgina, mi nombre es Georgina – habló – puedes decirme Gio. – iba decir algo más hasta que luisa hablo.

- Pienso hacer lo imposible por ti, hasta viajar con ella en el mismo espacio y tiempo. – dijo tajante – iré a pagar y después nos vamos – dice mientras se aleja hacia el mostrador y echa una ojeada a su reloj: las ocho y seis minutos “ya es tarde” busca en su bolsillo y saca su cartera lista para pagar.
Gio menea la cabeza en un gesto negativo y no puede evitar que las palabras fluyan con sus pensamientos y salgan de su boca.

- Tu realmente no eres amiga de su madre ¿verdad?… ¿Quién eres?

- ¿Eres su amiga o su novia?

- Oye, es solo una pregunta tranquila, somos amigas, no te estoy amenazando ni nada, más bien yo me siento amenazada – dice riendo un poco y poniendo los ojos en blanco - ¿y bien quien eres?

- Digamos que soy su rollo de una noche.

<<Soy su rollo de una noche>> la agarró por sorpresa. El cuerpo de Georgina se volvió de gelatina, con los ojos bien abiertos hacia el frente, su mochila se resbaló de sus manos y el súbito ruido la regresó a la realidad de golpe.

- Gio… ¿estas bien? – preguntó Luisa ya a su lado mientras levantá su mochila y la devuelve en sus manos - ¿qué paso?

- Nada – aspira una bocanada de aire fresco mientras ve de reojo hacia Camila y mira fijamente a su amiga. El pensamiento de que Luísa estuviera con alguien la reconfortaba y le asustaba a la vez. Pese al echo de que fueran amigas, su imaginación se apoderó de ella al pensar el porque Luisa no le dijo nada

– pensaba que me gustaría ver ese desnudo – dijo de la nada y sin pensarlo. “esto es ridículo“ pensó “Lu no tiene porque contarme todo de todo, ella tiene sus cosas también“.

- ¿Qué desnudo? – preguntó Luísa de forma descuidada haciendo Gio leyera entre palabras. Camila estaba confundida del intercambio. No entendía nada.

- Será mejor que las lleve a casa antes de que sea más tarde. Mas tarde las personas muerden – mencionó Camila – ¿no es así Lu?

Luisa la miro atónita y con la boca abierta. “esta descarada “pensó, pero aun así en su cabeza había un sonido, algo tan pequeño he indescriptible. No sabría lo que era. Hasta más adelante en su camino.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2023 ⏰

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