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-¡Ya voy, ya voy!.- grite por la ventana a Denis, mi mejor amiga desde que tengo memoria, llevaba media hora esperando en la puerta de mi casa, si, voy tarde, y no es nada extraño en mi, siempre llego tarde a todo, además esta vez es verdaderamente importante, tengo una cita con el gerente de una editorial bastante importante, donde me postule para un vacante, me gusta el mundo de los libros, soy lectora desde mis doce años y empecé a escribir desde los dieciséis una y mil historias que se me pasan por la cabeza. Por eso justamente quiero empezar a mirar cómo funciona el mundo de letras empezando por ser quien corrige y edita alguna que otra historia de otra persona.

- Buenos días, cariño.

- Hasta que te dignas en bajar mujer, ¿sabes que vas diez minutos tarde?.

- Si, no me lo repitas que me da migraña.- le respondí a mi mejor amiga poniendo los ojos en blanco.

- Oye, ¿vas a la fiesta del viernes?.- la pregunta me sacó de mis pensamientos de una vaca voladora color rosa.

- Eh... ¿Qué fiesta? .- Denis me miró y negó con su cabeza.

- Mujer no se donde vives, definitivamente.

- Pues lo siento, por no estar al tonto de los chismes del momento, es que no suelo prestarle atención a las cosas insignificantes.

- Bueno, como sea, no quiero volver a la misma charla de que no te importa la sociedad en la que vives, aun así no entiendo como tengo paciencia para tanto, llevo diciendo una semana que vamos a hacer salida de chicas, que iremos al bar, discoteca o lo que sea donde podamos desordenar la poca dignidad que conservamos.- suspiró y detuvo el auto en el estacionamiento.- En fin, vamos a salir y no tienes ningún derecho para que digas que no.

- Agradezco tu paciencia para volver a decirme, pero lo ultimo que me apetece es salir de mis cuatro cómodas y bellas paredes.

- Pero... Ya dijiste que sí, no puedes decir que no ahora.- Denis me mira con cara de niña regañada y a un puchero quien le puede decir que no.

- Ah no, ni lo pienses Des, ni lo pienses, te adoro, y eres mi mejor amiga, pero no pienso ir y no intentes manipularme con esa cara, porque de una vez te informo que no va a funcionar.

- Por favor Kenzie, te lo suplico

- Ya, silencio, lo pensaré ¿vale?.- Des empezó a dar brincos de alegría.- Pero no te emociones que aún no he dicho que sí, intensa.

- Te amo mejor amiga.

- Si, si, ya callate.- cuando ella quería podía ser bastante necia.- Y me voy porque creo que perdí la poca oportunidad que tenía.

Le di un beso en la mejilla a Des y salí corriendo, en nada ayuda que el edificio tiene siete pisos y que yo tenga que subir al ultimo para encontrarme con la persona que me hará la entrevista.

- Buenos días señorita, soy Kenzie Davies, vengo por la entrevista al editor principal.

- Si señorita.- me entregó una tarjetita.- Le avisaré a la encargada.- y se fue.

El lugar esta totalmente impecable y se ven pasar personas de un lado a otro, entrando y saliendo de diferente oficinas supongo cargando carpetas y hojas de aquí para allá y de allá para acá, todos lucían bien vestidos y las mujeres con peinados muy pulcros, no parecía un lugar donde encajaría yo.

- Puede pasar, es la tercera oficina a la derecha.

Fui hasta donde me indicaron y vi que estaba una mujer rubia, alta de piel blanca, ojos azules y con cara de muy pocos amigos, en mi, siempre he rogado que mi trabajo por favor el ambiente laboral sea bueno, pero siguiendo la mirada de desaprobación que me da esta mujer me dice todo lo contrario.

- Toma asiento, soy Karolain Vergara, si tomas el puesto de editora yo vendría siendo tu jefe al mando, ya presentándome no queda nada más que empezar con la entrevista..- tiene una voz bastante fuerte.

La entrevista duró al menos una hora, me pregunto absolutamente todo sobre mi carrera de literatura, cuestiono cada punto y cada coma de mi hoja de vida, mis propuestas parecían no agradarle y al final de todo concluyó con:

-Te llamaré si te necesito, muchas gracias por presentarte. Salí de ahí temblando, Denis estaba donde se había estacionado, con los cascos de los audífonos puestos, me adentre en el carro y solté todo el aire que venía conteniendo, no fue necesario decir nada, mi cara de tragedia le transmite todo a mi mejor amiga, de verdad que esperaba que me llamaran, porque me rehusaba a volver a trabajar en el restaurante donde los turnos me estaban matando, pero no había de otra, vivía sola y tenía que costear mis gastos. 

Tan cercaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora