El agente de bienes Raices

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Hoy será un buen día, se decía a si mismo Alfredo, mientras se arreglaba en casa y se ponía la corbata. hombre de 1.60 de 35 años, no era guapo, pero sabia como decir las cosas, por eso siempre ha tenido suerte con las mujeres y con los negocios, trabajaba de gerente en la firma más grande de bienes raíces del país, hasta hace 6 meses que decidió independizarse. casado con una mujer que ya no se cuidaba después del tercer hijo y ya no deseaba más, aunque seguía con ella por costumbre y por los hijos, si por lo menos se arreglara más y cogieran más seguido las cosas serian distintas. Ahora iba a firmar el mejor contrato que ha conseguido hasta ahora y entregara las llaves de la mansión en camino a Cuernavaca que le habían asignado unos meses atrás y que no había podido sacar con éxito. Esta firma le permitiría pagar los gastos de la empresa en caso de que no hubiera ingresos, si no hubiera ingresos por lo menos el siguiente año.

El cliente solo la necesitaba por 3 meses, pero no fue difícil que aceptara que el contrato menor era por 6 meses, cobrando una renta anual. aunque realmente no fue muy difícil esa negociación.

Para él era un gran éxito haber hecho esta negociación, y haciéndola toda por internet, videollamadas y chats.

La única condición especial es que para todas las juntas que tuviéramos en persona, tenía que ir por lo menos con una mujer acompañándome y usando pantimedias y tacones altos.

Se me hizo una solicitud rara, pero aun así le hable a mi asistente Flor para recordarle que se pusiera lo que quisiera pero que se asegurara que usara pantimedias y tacones altos.

Mientras me arreglo pienso sobre todo en como deshacerme de ella mi asistente, la cual entro al despacho meses atrás, y que fue fácil seducirla con sus 20 años, sin embargo, las cosas estaban empezando a salirse de control. Flor había demandado más tiempo y por supuesto más dinero, y había amenazado con contarle todo a mi mujer.

Nada que Rebeca mi mujer no supiera o por lo menos no sospechara, aunque además de escenas de celos no hacía nada para remediarlo.

Estaba por abrir la puerta de la casa cuando mi mujer me dijo que la esperara que iría conmigo, cuando voltee la vi arreglada por primera vez en años, llevaba un traje sastre de pantalón, con tacones altos.

Con una mirada de muerte me dijo: te acompañare.

Subimos al auto, y ella enojada me dijo que escucho cuando le pidió a su asistente se pusiera tacones y pantimedias. Le aclare que era para el cliente, aunque no me creyó, de hecho, me dijo que, aunque se cayera el contrato le preguntaría al cliente en persona él porque era ese requerimiento y si no era cierto el divorcio seria inminente, y si era cierto exigiría una explicación al cliente por ese tipo de solicitudes.

Le pregunte que, si se había por lo menos puesto las pantimedias porque le reitere era solicitud del cliente, a lo cual me contesto que no, que lógicamente no haría eso, no era un objeto para que le dijeran lo que tenía o no que usar y menos en ropa íntima.

Cuando dijo esto pensé que estaría muerto en un par de horas, si bien era un requerimiento del cliente lo de la vestimenta, habría que esperar que Flor no metiera la pata, y después que el cliente no se arrepintiera de firmar el contrato, conocía a mi esposa y sus enojos podían durar días y en el carro no dirigía ni una palabra.

Llegamos a mi despacho y le hable a Flor para que bajara, mi mujer no me dejo decir nada más.

Flor me había dicho que saliendo del contrato la llevaría a un hotel y hablaríamos de sus honorarios así que estaría más libre de ropa de lo normal.

Cuando bajo casi se me salen los ojos, se había vestido con una minifalda negra y una blusa blanca, con unas pantimedias color natural y tacones altos.

Mientras a mí se me salían las orbitas de los ojos de cómo se vestía, a mi mujer se le salían de coraje.

Se acerco al auto, y vio a mi esposa por lo que dio la vuelta directo para el asiento del copiloto. Por fortuna reacciono a tiempo y subió en la parte de atrás.

Buenos días licenciado, buenos días, señora nos dijo Flor con un tono de ejecutiva normal, mi mujer solo contesto con unos buenos días cortante sin voltear a la parte de atrás. mientras yo voltee y le solicite que confirmara si todos los papeles estaban en orden a lo que contesto que, si estaban, pero con sus ojos decía claramente que me iba a arrepentir.

Encendí el auto y lo dirigí hacia el sur de la ciudad y rumbo a la autopista, con un silencio total en el auto, el cual esperaba que siguiera así hasta nuestro destino.

Desgraciadamente nos tocó demasiado tráfico para salir a la carretera, todo estaba bloqueado y ya se nos había hecho tarde. Mi mujer estaba a punto de hablar cuando sonó el celular, era el cliente

"Alfredo donde andas ya llegue y no hay nadie" sonó del otro lado de la linea

"Disculpe señor, pero el tráfico estaba insoportable, pero llegare en 10 minutos cuando mucho ya estamos en la autopista, pero le prometo que muy rápido estaré ahí" contesté

"Gracias Alfredo, por favor no tardes más en llegar que mi esposa está desesperada por tomar una ducha y descansar" dijo la voz del otro lado de la línea con un tono un poco molesto

El auto continuo en un silencio incomodo, el cual ya tenía más de una hora, por fortuna ya llegaríamos a nuestro destino.

De alguna manera sabía que mi vida hasta ese momento cambiaria. 

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