Capítulo III

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Max se agarró del brazo de Sergio, su corazón latiendo con fuerza al ver que un perro se lanzaba hacia ellos y empezaba a hacer círculos a su alrededor, ladrando ruidosamente.

–Ah, que susto es solo un perro–Murmuró apoyando la cara en su espalda, el aroma de su colonia despertando recuerdos del verano anterior.

Pero la llegada del perro era un buen recordatorio de que cualquiera podría pasar por ellí. Y para hablar de su posible embarazo debían estar a solas.

–Hablaremos más tarde. Voy a llevar al perro a la carpa antes de que su dueño lo eche de menos...
Entonces oyeron un sílbido.
–¿Muffin?–Gritó una mujer–Muffin, ven aquí cariño, ven con mamá.
Muffin levanto las orejas, moviendolas como dos pequeñas antenasde un lado a otro.

Era un perro muy feo y demasiado pequeño como para hacer demasiado ruido, pensó Sergio, mientras tiraba de Max para llevarló detrás de un árbol. Pero muffin fue trotando tras ellos, prácticamente señalandolos con el dedo.

Le habían dado un esquinazo a la prensa, a su hermano, a los compañeros del equipo de Sergio durante todo el verano ¿Cómo iban a ser descubiertos por un perro?

–¡Vete, vete!–Murmuró Max.
Sergio estaba acariciando distraidamente su espalda, el calor de su mano traspasando su camisa, y Max temió que la propietaria del perro pudiera oír sus jadeos. Maldito Sergio y sus caricias que hacían que se derritiera.

¿Quién estaba siendo el impulsivo ahora?
–¡Muffin deja de jugar, y ven aquí de una vez!
El animal suspiro pesadamente antes de darse la vuelta para trotar hacia su dueña, la correa dejando un rastro por el suelo.
–Ah, aquí estas. menos mal, eres muy malo...

La voz se perdió entre los árboles y Max se apoyó en el tronco del árbol, con el corazón acelerado.
–Ha estado a punto de vernos.
–Sí, lo sé.
La expresión de Sergio le recordo lo peligroso que era aquel juego.

Su relación con él provocaría un escándalo si precedentes después de como terminaron el año pasado. Su hermano había perdido los estribos cuando se atrevieron a poner en duda la imparcialidad de los Verstappen sólo por que él tenía una relación con uno de los jugadores...

Muy bien su hermano no tenía la culpa de sus decisiones. Él sabía que podía ser un problema. Sin embargo allí estaba otra vez, con Sergio ¿No había aprendido nada del año anterior? Sí tal vez a esconderse mejor.

–Se ha ido–Dijo él–¿Qué querias contarme?
Max decidio no contárselo hasta estar seguro del todo ¿Por que iba a disgustarlo por nada? Sería mejor confirmar el embarazo... y después decidirían lo que iban a hacer.

El deseo que sentía por él era tan profundo que tenía que hacer un esfuerzo sobrehumano para controlarse pero, por una vez, sería fuerte.
–Hablaremos en otra ocasión. Ha sido un día muy largo no debería haber venido a la fiesta.

No deberia haber ido a Bridgehampton ese verano, pensó. Pero al ver como los ojos oscuros de Sergio se derretian al mirarlo supo que no podía engañarse a si mismo: no iba a ser mas fácil resistirse a la tentación de lo que había sido el verano anterior.

–Muy bien, pero descansa por que mañana tendre otro plan, uno al que no podras decir que no–Sergio deslizo una mano por su abdomen, deteniendose antes de llegar a sus pectorales–Pronto estaremos juntos.

Debería haberlo molestado que se mostrara tan seguro de si mismo, pero esta vez no sería tan impulsivo como en su primer encuentro...por no hablar del año anterior.
Con la posibilidad de un embarazo sorpresa colgando sobre sus cabezas, tendría que controlarse mas que nunca.

Con la posibilidad de un embarazo sorpresa colgando sobre sus cabezas, tendría que controlarse mas que nunca

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Embarazado del Playboy ❉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora