°La que más odio°

Arreglo

Anteriormente:

Alce mis brazos y lo abrace rodeándolo por su cintura y lo apreté igual o quizás más fuerte que él, escondiendo mi rostro en su cuello y respirando profundo.

El tiempo pareció detenerse ante los dos siendo los únicos. Respiraba profundo deleitándome con su aroma a flores lilas que esparcía todo su cuerpo. Me hacía sentir drogado con ese maravilloso aroma y en lo único que podía pensar era en su ser junto al mío: tan perfecto, cálido, reconfortante. Extrañaba este bienestar.
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Edric : Pensé que él sería alguien nuevo para amar... Pero me doy cuenta de que no es así y nunca lo será.—me susurró en el oído mientras nuestro abrazo seguía intacto —Siempre tuve a alguien a quien amar mas no me daba cuenta.

Mi corazón sintió el revoltijo de mil emociones y sus latidos fuertes que podía escuchar. El cuerpo de Edric se fue relajando y ya no temblaba, acto que me tranquilizó, y vi cómo todo volvía a la normalidad: el ambiente, la tensión, lo sucedido, todo, absolutamente todo regresaba a estar como antes. Como sí todo hubiera sido un sueño.

Nos separamos del abrazo más no deje de tomarlo por su cintura y él por mis hombros. Nos miramos a los ojos notando como una electricidad nos conectaba. Yo me perdía en sus iris verdosas y oscuras por la noche pero brillantes como esmeraldas, no quería perder esa imagen de mí mente nunca y mucho menos que él le regalará ese tipo de mirada a los demás. A alguien más. Instantáneamente lo tome más de la cintura acercándolo a mí a tal punto de poder escuchar su respiración y él escuchar la mía.

Hunter: Te seré honesto. No quiero seguir con éste dolor por todo lo que está pasando, necesito saber qué es lo que tenemos, saber sí realmente me amas como yo te amo y que sí de verdad estaremos juntos. No puedes seguir dañándonos.

Calló unos segundos como si estuviera pensando en una respuesta correcta y sin previo aviso posó su mano en mis ojos.

Edric: No la quites. —alcanzó a decir antes de que alzará mi brazo.

Escuché sus lamentos, sus sollozos e imaginé aquellas lágrimas recorrer sus mejillas mas no dije nada, sólo callé conteniendo mis ganas por abrazarlo y consolarlo; al fin de cuentas hay que entender que existen personas que necesitan desahogarse y sanarse por sí solas.

Respiraba profundo. Ya se estaba calmando.

Hunter: ¿Estás mejor?—hablé suave y tranquilo—No tenías porque taparme los ojos.

Edric: No... No quería que me vieras, además sé que no soportas ver llorar a quienes te importan.

Hunter: ... No negaré eso, pero en está situación es diferente y tú siempre has sido un llorón y sentimental con cualquier cosa, lo sé bien.

Edric: —rió suave. Como anhelaba escuchar esa risa—Eres un caso además de terco e insistente.

Nos soltamos por fin para terminar riéndonos por un rato hasta que tocaron la puerta de la terraza. Era Emira y detrás de ella estaban las demás sólo que "escondidas".

Emira: A ver tórtolos, sí no es mucha molestia ¿Podemos ver la película ya? Llevamos ¡Horas esperándolos! Si se quieren quedar acá besándosen diganlo y ya y nos ahorran la espera.