La Auditora

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Bienvenidos, que gustó me de que estén aquí. Antes de que comiences la lectura, tengo que decirte que este pequeño minific fue pedido por muchos lectores, es la continuación de "Molestia Infernal"
Se desprende directamente de esa trama. Así que te invito a leer primero ese minific antes de leer este.
Si ya lo has leído, entonces me imagino que mueres de ganas de saber que pasó con Itachi y su precioso Ángel auditor.

¡Que disfrutes la historia!

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Cada ángel está destinado a complementar a un demonio, puesto que ellos necesitan un poco de bondad en sus vidas, pero Itachi no creía que fuera el destino el encargado de poner este ángel en su camino. Él estaba seguro que se trataba del Karma.

Si. El Karma, o una venganza, una vil y cruel treta. Él era uno de los demonios más inteligentes y calculadores, sin embargo, estaba seguro de haber caído en la trampa de manipulación más baja que se pudo inventar.

Siguió el resplandor de esas blancas alas por los pasillos del pandemónium. Un suspiró bajo y quedó lo acompañó.

-¿Podemos empezar por las cámaras de tortura?

Ella apenas lo miró sobre su hombro. Resplandeciente y hermosa, causaba una picazón por todo su cuerpo, que era imposible de ignorar.

Hermosa... Tan jodidamente hermosa.

Tenía un cabello castaño, con un brillo dorado causado por su resplandor, las curvas de su cuerpo se notaban con el traje blanco que lucia, la camisa era color crema y a pesar de estar abotonada hasta el cuello, con un bonito lazo que terminaba en un moño, dejaba ver un contorno muy tentador a la altura del pecho. Él sabía que sus senos serían magníficos y rebalsarían de sus manos. La pollera era larga, pasando la rodilla, no había tajos que lucieran sus piernas, era acampanada, y se balanceaba con cada paso. Linda y delicada. Unos zapatos bajos que parecían de niña de colegio privado, completaban lo que supuso era su uniforme.

Se tiró del cuello de la camisa, incómodo y perturbado.
Sentía que se ahogaba dentro de si mismo.

La Auditora era hermosa. Su pene estuvo de acuerdo al instante, pero no podía olvidar que era un ángel. Un perfecto, y puro Ángel.

Tenía que concentrarse. Al menos su cerebro debía ser más fácil de controlar que su traidor cuerpo.

-Claro, por aquí.- Sus vagas y cortas respuestas, serían la diversión de su hermano si pudiera escucharlo. Por suerte estaba ocupado corrompiendo almas en la tierra junto a su sexy y aterradora cuñada.

-¿Crees que podrías guiarme? Yo no sé que camino debo seguir.

Otra vez, su dulce voz entraba en sus oídos como puñales.
Todo su ser dolía y se retorcía frente a la bondad y el amor que emanaba de ella.

¿Acaso el creador, lo hacía a propósito? Crear seres tan bellos, tan puros, y enviarlos a sus dominios para poner de cabeza el maldito infierno.

Se estremeció. No podía insultar así frente a ella, ni siquiera dentro de su propia cabeza.

Paso a su lado, y la picazón se extendió por su cuerpo, lo peor era que estaba duro desde que la vio en la oficina del director.
Esperaba que ella no notará el bulto que era como una vara apuntando al frente de sus pantalones, nunca se había avergonzado antes, era erotismo y placer, era crueldad y venganza, tenía cualidades tan únicas y desquiciadas que había ascendido en las filas del infierno desde muy joven, pero ahora se sentía tan incómodo frente a ella, luciendo la mayor erección de todos los tiempos.

Auditoría Angelical - Minific Itazumi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora