Ambos jadearon por sorpresa, cuando sus dedos chispearon.
La conexión fue demasiado intensa. Quería tirar su mano hacia atrás, asustada por todos los sentimientos que despertaban en ella, pero él le habló, y la sostuvo con fuera.—Bien... ¿Laguna de Sangre?— movió sus cejas hasta que la hizo sonreír.
¿Cómo podía resistirse?
Si está era una prueba del Creador, había fallado miserablemente.
—¿No hay de casualidad un salón de la armonía, o tal vez una cámara de meditación?— preguntó esperanzada.—Diablos, no, dime qué no te sometes voluntariamente a esas torturas.— Gruñó, provocándole otra sonrisa.
Sin soltarle la mano, Itachi, arrastró a Izumi, hacía una pradera vacía, las llamas lamían los bordes de un bosque negro, el cielo rojo mostraba un eterno ocaso.
Se veían almas vagando, espíritus antiguos que nunca encontrarían la paz.
Era un lugar sombrío y decadente.
Sin embargo, cuando la obligó a sentarse sobre una manta que hizo aparecer con un simple chasquido, y se sentó a su lado, Izumi olvidó dónde estaba, y porqué. Solo podía ver el perfil de Itachi, mirando hacía el bosque, pensativo. Silencioso.
Tan jodidamente sexy.Ese último pensamiento la hizo sonrojar.
Izumi se relajó junto a Itachi.
Sus preconceptos sobre los demonios habían ido cayendo en picada desde que puso un pie en el pandemónium.Había algo respecto al guía, su piel hormigueaba por tocarlo.
Solo tenía que asegurarse de que se cumplieran las reglas, de que las torturas no fueran excesivas, de que el papeleo estuviera en completo.
Ya casi había terminado el informe y estaba lista para regresar, pero su guía la tenía deslumbrada. Era tan pecaminoso. Ella no debería siquiera tener esos pensamientos. Y sin embargo se encontraba mirándolo, pensando en su piel, en sus ojos. En esa sexy voz ronca que la obligaba a presionar los muslos.—Este lugar no es tan malo como suena. Hay cierta tranquilidad.— se obligó a decir.
No es como si pudiera ignorar por completo los lamentos de las almas.—Vengo acá cuando quiero relajarme un poco. — Murmuró él. Tenía ese aire misterioso.
Ella seguía mirando su perfil como si estuviera hipnotizada."¿Qué pasa conmigo?" Pensó.
Tenía que encontrar una manera de controlarse. Desear a un demonio no estaba bien. Si perdía la cabeza, perdería sus alas.>>¿Alguna vez pensaste que harías si no fueras lo que eres? Si pudieras elegir...
Había más en esa pregunta de lo que estaba expresando.
Izumi medito la respuesta que daría, nunca se había cuestionado su existencia hasta ese momento.
Y ahora se cuestionaba incluso su propio futuro.¿Qué sería si pudiera elegir? Ella era feliz siendo un ángel. No podía imaginarse de otra forma.
Pero algo dentro de su pecho, tiraba con fuerza hacia él.—No lo sé. Nunca me había hecho un planteo semejante.
¿Acaso no eres feliz con tu naturaleza?Él suspiró. Y fue la cosa más sexy que ella había visto.
Soltó el aire y miro hacia arriba como si la respuesta estuviera flotando sobre su cabeza.—Con el tiempo, las cosas empiezan a aburrirme un poco.— Sonrió y ella sintió que su corazón latía desbocado.
¿Podría él escuchar los latidos con sus dones demoníacos?
Sus mejillas ardieron.Itachi estaba perdido en sus propios pensamientos, lidiando con sus propios demonios.
La presencia de Izumi generaba en él, algo más que solo deseo.
Tenía que hablar con su jefe. Un suave cosquilleo había estado molestándolo desde que la vio por primera vez en la oficina.
Tenía que descubrir lo que pasaba. Nunca se había visto afectado de esa manera por ningún otro ser. Más allá de que ella era un Ángel, Itachi era muy listo, y sentía desde el fondo de sus entrañas que algo más estaba pasando.
Permanecieron mirando a la nada, y dándose ojeadas discretas por un buen rato.
—Yo necesito terminar el informe.— Murmuró ella.
La idea de separarse era amarga.
—Estoy tentado de arruinar algo solo para que tengas que quedarte más tiempo.— Confesó Itachi.
—¿También lo sientes?— la voz de ella fue un susurro muy bajo.
—Estoy tratando de darle sentido. No es normal, ni siquiera sé si está permitido.
Ella asintió, de acuerdo con su observación.
—Es interesante saber que va en dos direcciones, por un momento creí que era solo yo.— Se encontró diciendo.
No iba a admitir que se sentía aliviada. Habría sido tan patético enamorarse de un Demonio y que él no sintiera nada por ella.
Izumi sacudió la cabeza.
¿Amor? ¿Acaso eso era lo que estaba sintiendo?
No era amor normal, era demasiado crudo, cargado de deseo. Era un pecado de lujuria que no podía explicar. Y aún así, estaba lista para entrar en ello.
Y soportaría cualquier castigo, porque él la llamaba con cada fibra de su ser.Itachi escucho el sutil reclamo.
Ella definitivamente había estado celosa. Así que sus sentimientos no eran ajenos. Había más involucrado, que solo ese deseo arrollador que lo estaba consumiendo.—Solo buscaba una forma de calmar este loco deseo. Tratar de drenarlo...— Dijo con una sonrisa avergonzada. ¿Desde cuándo se ponía rojo por admitir que había planeado echar un polvo para aliviarse? Al fin y al cavo era su culpa por tentarlo tanto.
Izumi lo miró con sorpresa.
No había forma de que ella hiciera otra pregunta sobre su deseo.
Él no parecía tener problemas en responder. Y ella sentía que un hueco se abría en la tierra y se la tragaba de solo tener esos pensamientos tan impuros.
Seguía rompiendo reglas sin control. No quería ni pensar en el tiempo que iba a pasar purgando sus pecados.Había perdido la cabeza por completo. ¿Desear un demonio?
¿Sentir ese amor entrelazado con su deseo?
Al menos no era la única, él también le había confesado que la deseaba.
Aunque los demonios eran hábiles mentirosos. Quizá solo quería que ella diera un buen informe.Sacudió la cabeza, negando esto último. Itachi se veía perdido, y afectado por esto que había entre ellos. Era como un cosquilleo bajo la piel, sus alas querían extenderse y envolverlo, su corazón sangraba por no tenerlo cerca.
No podía ser, apenas se conocían.
Tendría que preguntarle al creador si había algo mal con ella.—Deberia regresar a la habitación.
Se puso de pie, y él hizo lo mismo. Con un chasquido, la manta desapareció.
Las almas los rodeaban, y para evitar cruzar entre ellas, con sus penas y dolor azotando con fuerza, Itachi rodeo a Izumi con sus brazos y se transportó al pasillo frente a sus habitaciones.
Solo tenerla abrazada era más de lo que podía explicar.
Definitivamente algo estaba mal con ellos.
Su cuerpo se sintió completo, vivo. Como nunca antes había sentido.—Yo tengo que hablar con mí superior.— Espetó.
—Igual yo.— Ella tembló levemente. Reacia a soltarlo. Itachi pudo ver cada duda, cuestionamiento y temor en sus ojos.
Se miraron por un breve segundo, casi inclinados a punto de besarse, cuando ella saltó hacia atrás.
>>Reglas, reglas, reglas, las reglas. ¡Seños mio! ¡Las estoy rompiendo todas!— giró y entró en la habitación tan rápido que él quedó de pie, frente a su puerta con lo labios palpitando. Hizo un mohín.
—Tan cerca... — murmuró tocando sus labios con dos dedos.—Madara. Ese bastardo tiene que estar detrás de esto.— Resoplando se fue por el pasillo para encontrar a su jefe y pedir explicaciones.
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Auditoría Angelical - Minific Itazumi
Fanfiction"Cada ángel está destinado a complementar a un demonio, puesto que ellos necesitan un poco de bondad en sus vidas..." ********************************** Minific Itazumi. Los personajes pertenecen al grandioso Masashi Kishimoto, creador del anime Nar...