C: 3 - EL MINISTERIO Y EL ACCIDENTE

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Ministerio de magia
Londres.
Diciembre, 1998-

-Después de que Hermione sintió que sus pies se despegaban del suelo, lentamente vio como los granos de arena caían como gotas de agua por fin hacía abajo, se alarmó cuando vio como una cortina de humo blanco la envolvía, girandola bruscamente en forma de remolino hasta que sintió un empujón en su pecho que la hizo caer de espaldas al suelo, su cabeza rebotando en el duro suelo al que había caído.

La chica se quejo de dolor, cerrando sus ojos con fuerza, pero al abrirlos, se dio cuenta de que el lugar estaba completamente cambiado. Ya no era aquella oficina del Ministro donde se encontraba, ahora parecía estar... en las mazmorras de Hogwarts.

¿Cómo había llegado hasta el castillo? ¿Dónde estaban sus amigos, y por qué se veía diferente aquel lugar? Hermione se puso de pie al instante, dándose cuenta de que estaba frente al despacho del profesor Snape, aún en las Mazmorras.

Solo una vez había bajado a aquel lugar y había sido porque con sus mejores amigos tuvo que robar algunos ingredientes para una poción multijugos en su segundo año.

La chica observó todo el lugar, girandose en su propio eje, cuando en ese mismo momento, se escuchó un grito llegando a donde estaba, rápidamente se alarmó y se escondió detrás de una armadura cerca de donde estaba-

Andrómeda: Que no, Wybie. No me interesas. -rodó los ojos quedando frente a la armadura-

-Wybie, aquel nombre lo reconocía al instante pero... ¿acaso el Ministro estaba otra vez en Hogwarts? Aquella confusión la hizo perderse más cuando vio a un chico de cabello café claro, ojos grises y piel pálida con un uniforme raro de Slytherin. Y a lado de él, una chica de cabello castaños, ojos castaños claros con el mismo uniforme verde a su lado. ¿Él era el Ministro? No, no podía serlo, el Ministro era un anciano.

Hermione incluso lo veía más grande que Minerva-

Wybie: Vamos, Andrómeda, tampoco es que me intereses, pero tus padres y mi abuela nos comprometieron. Vamos a ser esposos, te guste o no, y no puedo permitir que tengas novio. -reprendió irritado- Y menos ese débil y vergonzoso de Ted Tonks. ¿Tienes idea de lo humillante que es para mi saber que un San...

Andrómeda: No te atrevas a decirle así a Ted Tonk. Además no es débil. -suspiró- El hecho de que sea Hufflepuff no significa que sea como tu dices.

Wybie: Bien, el Nacido de Muggles. -suspiró rodando los ojos- Serás mi esposa, no quiero que sientas que seré un dolor de cabeza. Quiero que aprendas a amarme como yo aprenderé a amarte a ti. -le sonrió-

Andrómeda: ¿Qué? -lo miró cruzándose de brazos- ¿Si te pido que seas amable con los Nacidos de Muggles y que no odies a los Muggles, lo harás? -preguntó divertida-

Wybie: Sí. -sonrió- Haría eso y más. Si quieres vivir en el Mundo Muggle y que hagamos cosas que ellos hacen, incluso yo te apoyaré con tal de tenerte feliz a mí lado. El hecho de que mi abuela sea molesta con esas creencias, o incluso tus padres tengan esa supremacía de sangre, no significa que debamos seguir con eso.

Andrómeda: ¿Qué quieres decir? -lo miró sorprendida-

Wybie: Que estoy dispuesto a amarte, mientras ambos lo queramos hacer mutuo. Que nos amemos y demos honor a nuestra familia y apellido, para que cuando ya seamos un matrimonio, seamos como queremos. Debemos aprender a romper la rueda, los patrones.

Andrómeda: Eres lindo, Wybie. -sonrió apenada- En serio eres un chico bueno, y me alegra no ser la única con estos pensamientos de querer ser mejor y tonta ambiciosa en Slytherin. Pero no creo poder amarte, no creo poder corresponderte, mi corazón ya pertenece a Ted...

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