Una mariposa que no conoce su rumbo, que no conoce su objetivo ni su destino.
- "Prometiste que me protegerías... Kawaki" -
La telaraña que me ata, incluso si llegara a atar todo mi cuerpo, no podrá romperme.
- "Es momento de que renazcas... Uzumaki...
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ਏਓ MARIPOSA COLA DE GOLONDRINA NEGRA ALPINA ਏਓ
– Por los síntomas que presenta, anemia es el diagnóstico más acertado – dijo cerrando la puerta detrás de ella. – Tal vez comenzó a desarrollarla cuando pasó lo de Inoin – agregó como teoría.
– ¿Estará bien? – preguntó preocupada la madre.
– Sí, con el tratamiento mejorará – respondió positivamente. – ¿Naruto sabe de esto? – indagó.
– Me acabo de enterar yo, él todavía no lo sabe – contestó.
– Ya veo... eso es todo – finalizó la cita médica, volviendo a abrir la puerta. – En tres o seis meses, ella estará completamente sana – comentó. – Su próxima cita es den... – no terminó de decir aquello al ver la habitación totalmente vacía.
– ¡Kyoko! – exclamó alterada por su pequeña que se encontraba enferma. – ¡Gracias por todo, Sakura-chan! – agradeció mientras se iba en busca de la de orbes zafiro.
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Shikamaru extendió su sombra, atrapando a la adolescente que se acercaba a paso lento.
– ¡Vamos! ¿Cómo puedes atacarme? – inquirió la de cabellos azules con rosa. – Ah, ya veo – murmuró. – Es porque tu técnica no me hace daño directamente – le dijo. – Increíble, no puedo mover ni un dedo – dijo ante la nueva experiencia.
« ¿¡Qué demonios le pasa!? ¡Está claro que le falta un tornillo! Además, no sé si me lo estoy imaginando, pero hace rato que me siento febril » pensó el Nara tomando su cabeza. « Por alguna razón, Delta ha perdido todo su espíritu de lucha... ¡No cabe duda! ¡Estamos bajo los efectos de alguna clase de técnica! » analizó.
【 – ¡Ino! ¡Quiero hablar con Amado y Tetsu sin que el enemigo se de cuenta! – pidió y se le fue concedido.
– ¡Amado, Tetsu, soy yo! – dijo la mano derecha del Hokage. – ¡Aunque me equivoque, no cometas el error de abrir la boca, ¿de acuerdo?! – agregó en dirección del de cabellos blanquecinos quien aceptó sin dudar. – ¿¡Quién es esta chica!? ¿¡A qué tipo de ataque nos está sometiendo!? ¡Dame una solución! ¡Dime cómo lidiar con él! – se sentía contra las cuerdas al igual que la de orbes lila.
– Esa mujer se llama Ada – dio el nombre de la adolescente. – Resumiendo, todos los que estamos aquí ahora mismo somos sus prisioneros – respondió.
– ¿¡Qué estupidez dices!? – dijo alterada al de tez morena, que por alguna extraña razón no podía moverse, como si tuviera algún tipo de rigidez.
– Sé que parece ridículo, pero es verdad – confirmó. – Cautiva a la gente a un nivel subconsciente... da igual el sexo – remarcó aquello último. – Ni ustedes, ni Delta y ni siquiera yo... nadie puede escapar de su habilidad – agregó mientras veían como la de orbes rosas caía rápidamente en la técnica de Ada.