Prologo

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Ella era el amor de mi vida, mi otra mitad y a pesar de eso ahí estaba yo, sobre el cuerpo de aquella persona que me había arrebatado lo único bueno que tenia en mi vida, el ruido de mis puños contra los huesos ya rotos de su rostro y los sollozos que salían de mis labios, era lo único que se escuchaba en el silencio de aquella mañana invernal, todo lo que veía nieve, esa nieve que ahora tomaba un tono carmesí debido a la sangre de aquel hombre, estaba tan cegado por la rabia...

Unos brazos me alejaron del cuerpo de aquella persona que segundos antes habia asesinado a golpes, no podia creer que me la hubiesen arrebatado, ella ya no estaba y yo tenia que lidiar con eso.

—Ya fue suficiente, todo estará bien—Los brazos de aquel hombre que siempre habia sido tan frio conmigo me envuelven en un abrazo que no sabia que necesitaba

Odiaba los abrazos, los odiaba de todos menos de dos personas, y ninguna de esas dos personas respiraba, ¿porque siempre salía lastimado? ¿porque siempre era yo el que perdía algo? en ese momento recordé lo que le dije aquel dia cuando la vi otra vez después de tantos años.

"Esta vida es peligrosa y siempre sales lastimado, cada maldita vez, aunque intentes ser bueno con la gente, siempre va a terminar mal."

La vida que habíamos elegido al fin me lo habia quitado todo, estaba verdaderamente perdido... ella no merecia esto, no merecía morir, no merecía todo el sufrimiento que tuvo durante su vida y aun así, a pesar de todo lo que ella vivió y lo que le paso siempre estaba ahí con una sonrisa, siguiendo adelante y aquí estaba yo, siendo golpeado por la vida de una de las peores maneras posibles sin saber que debía hacer ahora pero entonces escuche aquella voz que desde que la oí por primera vez supe que me había enamorado...

—¡Papi!— Su cabello rubio y sus ojos de un azul eléctrico tan idénticos a los de su madre aparecieron y se acercaron corriendo a mi

—Vamos a estar bien...—Le digo con una sonrisa intentando contener todo lo que de verdad estaba sintiendo

Al final tenía algo por lo que seguir adelante, aquella niña que ahora dependía de mi... deberia haber una manera mas facil de lidiar con esto pero no la habia, voltee a ver donde yacía su cuerpo sin vida y con un suspiro cansado, tome la mano de la pequeña y la regrese a la camioneta.

Debilidades fingidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora