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Oficialmente el omega lucía un bonito vientre abultado de seis meses, sus delicadas manos acarician su vientre mientras asiente a lo que Félix quien últimamente se había vuelto su sombra dentro del palacio.
— Su familia debe embarcar después de la puesta del sol. — Félix dice mientras coloca un vaso y lo lleno con es espumoso jugo de manzana. — El rey, — con su delicada mano le ofrece el jugo a uno de los guardias reales para que este lo beba y cuando lo hace y finalmente no sucede nada, repite la acción, en cambio se lo ofrece a la reina. — Mandara una escuadra de sus hombres por ellos.
Jisung sonrie y sus mejillas se sonrojan al pensar en su madre, la ha extrañado durante estos meses. No pudo despedirse de buena manera, y no puede evitar recordar en lo que se convirtió después de haber obtenido su marca de enlaza, pensando en su marca la cual luce bonita y fresca recién abierta la noche anterior. — ¿Mi alfa?
— El rey se encuentra en una junta con el consejo real, ellos no quieren que se abran las puertas al pueblo y el rey, no se opone a eso. — Félix menciona y sus labios se frunce evidentemente en una molestia que intenta esconder.
— Ellos deben entrar, deben darme sus obsequios. — Jisung dice, el omega frunce el ceño y no puede evitar molestarse con su Alfa, lo hablaron. El pueblo debe unirse, el pueblo es importante y la gente es importante con ese pensamiento gira su cuerpo en dirección de la sala de juntas.
Su caminar es chistoso con una barriga enorme y en pasos lentos llega frente a la puerta, la cual es custodiada por dos caballeros reales. — Mi reina, no le puedo permitir la entrada.
Es lo que dice uno de ellos, no le puede ver el rostro, pero sus ojos son grises iguales a los de un cachorro. — ¿Le privas a un omega en estado ver a su Alfa? Un omega el cual también es tu reina y la madre del futuro heredero.
Puede ver al Alfa titubear y finalmente asiente en dirección de su compañero seguido de estos apartándose y finalmente abriendo la gigantesca puerta de madera. — No lo olvidare. — Les dice finalmente Jisung y se adentra a la sala.
Todos los Alfas dentro de la sala detienen sus movimientos y forzar una sonrisa cuando ven entrar a la reina. Uno de ellos es el primero en hablar, es viejo y sus ojos oscuros lo miran como un ser inferior.
Aunque su voz es amable, su olor lo delata. — Mi reina. — se inclina, — Estamos en un asunto importante, debe ser atendido con urgencia.
Jisung asiente y detrás del Alfa anciano puedo ver la silueta de su Alfa sentando en la silla principal, una ceja alzada y una media sonrisa. Demasiado atractivo que incluso el omega siente humedecer.
— Lo sé, estoy al tanto de eso y estoy seguro que dos cabezas monarcas piensan mejor que una. — Cuando intenta acercarse a su Alfa es detenido por otro Alfa. Su mano se ajusta sobre el antebrazo de Jisung y antes de que el omega pueda decir algo un gruñido proveniente de su Alfa es escuchado.
