Quizás. III

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En la cabeza de Ren cabía la posibilidad de que aquellas pastillas habían sido las culpables del cambio en la actitud de Strade, no estaba seguro pero, era bastante agradable que lo tratara así, podía pensar con claridad, se sentía mucho más pleno, y aunque había alejado la mirada luego volvió a reposar su cabeza sin quitarle la vista a Strade.
Estaban cerca, muy cerca, podía oler el aliento de Strade... cigarrillos, y posiblemente un poco de pollo.

─¿Quieres algo Renny?, ¿ó por qué me miras tanto?─. Dijo mientras acomodaba los cabellos de Ren hacía los costados, por primera vez Strade se puso a ver su cara, vió sus cortes, sus ojos inflamados, sus ojos anaranjados al rededor de sus iris tenían pequeños rayos amarillos, así como el otoño, cuando las hojas secas y agujereadas dejaban que el sol pasase por estas tiñendo el suelo de un cálido calor.

La pequeña bestia examinaba los ojos de Strade, estos se movían de un lado al otro sabía que estaba mirando su rostro, sé preguntó si a él le importaba el estado en el que se encontraba, estaba sucio, aún con algunas heridas abiertas, con su pelo grasoso y con sus anomalías, había escuchado la pregunta y negó con su cabeza, sintió los labios acercarse a su frente y dejaron un beso allí, un calor subió hasta las mejillas de Renny.

─ Agárrate fuerte. ─Indicó Strade mientras alzaba como princesa a Renny, este se aprovechó del buen trato y entrelazo sus manos atrás del cuello del dueño de la casa.

Llegaron a una bañera y sentó a Ren en esta misma, el frío material hicieron que que Renny se estremeciera y cuando el agua helada tocó su cuerpo ahogó un espasmo.
Strade largó una carcajada y siguió mojando a su mascota con una manguera.

─ ¿Te sabes bañar solo ó necesitas qué te ayude?

─ Ayúdame, por favor...─ Dijo bajito mientras trataba de no hacer que sus heridas sigan tocando el agua. Ardían.

─ Ah, tus heridas. ─ Strade sé percató de aquel acto y miraba desde arriba a esa pequeña criatura, se sentía inexplicablemente atraído, como si quisiera cuidarlo y arreglarlo. Dejó la manguera y buscó en un botiquín un hilo y aguja. Se arrodilló y pidió los brazos de Renny. No sabía cuándo había hecho esto, sabe qué fue él, y siente cierta culpa, pero, no tanta como para no poder divertirse mientras veía a Renny esquivando la mirada y mordiéndose el labio inferior para que no se escapen quejidos o algún gemido de dolor.

Renny rasguñaba la porcelana, sentía como la aguja entraba lentamente para después de un tirón hacer que se ajuste y se vuelva a unir su carne, este movimiento se repetió 6 veces, 11 veces, 23 veces y finalmente paró este círculo doloroso, todas sus heridas quedaron cerradas y Strade acarició sus cabellos mientras que con la manga de su camisa limpiaba algunas lágrimas del rostro de Renny.

─ Por cierto, esto es para tí. ─Strade se dirigió a un rincón del baño y sacó una bolsa. En ella estaban unos shampoos, cremas, y otros productos para el cabello. Los ojos de Ren se encandillaron y emocionado dijo ─ Antes solía cuidar mucho de mí cabello, en especial en el de mi cola... gracias, gracias, Strade. ─En sus manos tenía los envases y miró a Strade y un abrazó lo acorraló, el amo no sabía bien que hacer, fue repentino pero, aún correspondió al abrazo y luego se fue, cerrando la puerta, dejando a Ren sólo así pudiera quitarse la ropa y bañarse en privacidad.

Una sonrisa adornaba la cara de Renny, volvió a su trabajo y a pesar de qué el agua seguía fría estaba feliz. Mojó su cabeza y con una de las cremas empezó a hacer espuma, hizo lo mismo con sus orejas, y cola, luego refregó su cuerpo y antes de acabar pusó un poco de jabón en sus manos, haciendo una cueva con las mismas pero con una abertura sopló y una burbuja salió. Ahora sí, se enjuagó pero, faltaba algo. Una toalla.

Cautelosamente salió de la bañera, procuraba que en puntas de pie sus posibilidades de caerse disminuyeran... inspeccionó cada rincón para encontrar algo con el cual cubrirse, no pudo ver nada y eso englobaba el charco de agua con detergente en el suelo y tropezó. El estruendo alarmó a Strade quién estaba del otro lado de la puerta y entró, veía a Ren y con la toalla en sus manos lo cubrió.

─ ¿Por qué no me dijiste qué habías terminado? ─ Volvió a sostenerlo en sus brazos pegando su pecho contra el suyo y recostando la cabeza de Renny en su hombro lo llevó a su habitación.

─ Lo siento, Gracias... Strade. ─ Aborchonado solo pegó su cara entre la camisa de su amo mientras lo cargaban y lo sentó en su cama, el amo le mandó a que sacará cualquier ropa de su armario.

El dueño de la casa esperaba en una silla leyendo y anotando en unos papeles, miró hacía la puerta de su habitación al escuchar el chirrido que ocasionaba la misma.

─ Du siehst gut aus, me recuerdas a una... postituta. ─ Musitó para sí mismo, llevando un trozo de pastel a su boca al acabar la oración. Bajo el marco de la puerta se encontraba Ren quien desvió su mirada por escuchar aquella oración, y cabizbajo volvió a posar sus ojos en los de Strade.

─ ¿Te quedarás ahí?─ La pregunta cortó el aire dejando a Renny absorto, sus ojos abiertos como platos, y sus movimientos refusilaron entre la línea de quedarse petrificado a actuar dócil. Abochornado se dirigió a la silla de madera que estaba frente a su amo.

Su mirada eludida a Strade buscando algo más en lo que fijar su atención, sus manos tan inquietas resbalando entre su regazo hasta sus codos y repitiendo el familiar movimiento; se vieron interrumpidos por la propuesta del mayor.

─¿Qué pasa?─ Levantó sus cejas al notar la mirada confundida del menor.─¿Ahora quieres mantenerte sobrio, blöde trunksüchtig?─ Hizo énfasis en las últimas palabras exorcizando su ira y ahora dirigió reciamente la corona de la botella a los labios de Ren. Temeroso; sostuvo la cerveza y dió 3 largos tragos, conteniendo su mohín al acabar cada uno de ellos, entregó el envase nuevamente y ahora se turnaban para terminar con el líquido de la misma.

Unas rondas y botellas más fueron suficientes para qué sus diálogos empezarán a hacerse cada vez más íntimos, Strade contaba sus anécdotas en el ejército mientras qué el otro sólo escuchaba atentamente. Parecía que él alcohol ponía más inquieto al mayor, como sí pudiera cometer un genocidio ahora mismo sin sentir remordimiento alguno; cada asesinato relatado era acompañado con una sonrisa y risas escandalosas. Renny sólo escuchaba plenamente dejando escapar tiernas risas y algunas expresiones de asombro, no estaba asustado y tal vez sea por los efectos de la cerveza pero, le agradaba estar con su secuestrador; sí lo pensaba de esa forma realmente no era un secuestro pues él quería quedarse no quería salir de allí... se estaba empezando a acostumbrar a su presencia.

─Cuéntame algo, Ren. Algo así cómo... ¿por qué pareces un animal?─.
El sonido de una botella más siendo destapada terminó de completar la oración. Strade hizo que la misma se deslizará por la madera rugosa de la mesa llegando a su otro extremo donde estaba Renny, quién tomó de la misma dando 7 largos sorbos... creyendo que eso lo prepararía para poder contestar aquella pregunta.

Nuestro secreto. (Strade x Ren - Btd).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora