CAPÍTULO 1

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Hoy era un gran día ya que era el último día de trabajo antes de las vacaciones de verano. Los rayos de luz entraban a mi ventana obligándome a abrir mis perezosos ojos. Una vez abiertos me mentalicé que debería despertarme y obligué a mis músculos a moverse. A duras penas, mis extremidades se movieron y se deslizaron con lentitud fuera de la cama. No fui una persona viva (en el sentido completo de la palabra) hasta que el agua fría palpó mi cara y se deslizó por mi cuello y nuca. Después de secarme minuciosamente emprendí la complicada tarea de peinar mi pelo revoltosamente indomable. ¿Cómo podía ser? Cada mañana era una lucha de mínimo diez minutos de gritos, tirones, dolor, llanto, dolor, dolor ¿Ya comenté lo del DOLOR? Una vez mientras estaba peinando vino la policía preocupada porque unos vecinos habían oído mis gritos y les avisaron... la madre que parió a mi pelo, técnicamente es mi madre también, ya sabéis, mi pelo es parte de mi así que, da igual yo me entiendo... Pero que haría yo sin mí pelo.

Mi segunda misión del día fue escoger que ponerme, aunque eso no era muy problema para mí ya que me importaba más bien poco lo que piensen los demás.

EN fin, terminé yéndome a la pata coja mientras me ponía mí otra de mis "Vans" y cerraba la puerta con dificultad.

¡Que novedad! ¿Yo? ¿Tarde? ¿Al trabajo? Nunca.

- Llega tarde otra vez Melody... - Oí la voz del jefe como me retaba.

Lo que os dije, se puede notar en su tono de voz que se sorprendió ¿no?

- Lo siento señor Harrington.- Me disculpé

- Mell, ve y atiende a la mesa 4. - Me odenó una de las camareras.

- Sí, ya voy.

Pase por la cocina y saludé a todos los trabajadores mientras me ponía mi delantal de cintura por abajo. Me combinaba bien con mis "Shorts" tejanos y mi top blanco que decía "livin' la vida loca", sí lo sé lo sé, muy original. Cogí mi libretita y me dirigí hasta la mesa 4.

- Muy bien chicos ¿Qué queréis tomar?- Pregunté lo más amable posible.

- Un café con muuucha leche y un poquito de ti bombón.- dijo con cara pervertida.

- Jas por favor- dijo otro avergonzado- yo quería un croissant y una malteada de fresa si puede ser.

- ok. Un croissant, una malteada y un café muy hormonal para el chico necesitado.- Dije yo con humor.

- Hahaha cuánta razón tienes chica, ese se muere de sed. Para mi tráeme un "donut" y una malteada de fresa también.- Dijo otro de los rubios.

- Ok... y el cuarto chico rubio ¿Qué quiere tomar?- Dije dirigiéndome al último rubio que observaba la escena perplejo.

- Llámame Arthur, y tomaré una malteada de chocolate ¿puede ser?

- OK perfecto en un segundo vengo con vuestro pedido.

Mis pies se movieron como si de un robot se tratasen y avanzaron sistemáticamente hasta la cocina. Rápidamente colgué la nota en el muro del cocinero y fui a atender a otra mesa.

- ¡PEDIDO MESA 4! - Gritó una voz desde la cocina.

- ¡Oído cocina!- de verdad me daba mucha risa cuando esta frase salía de mis labios.

Fui hasta la barra dónde recogí las bandejas de esos cuatro chicos y con cuidado atravesé el comedor.

Es necesario recalcar que traer esas dos bandejas hasta su meta es una dificultosa misión prácticamente militar, ya que tuve que luchar contra conserjes grasientos, suelos fregados, sillas mal puestas, señoras que se levantan y sobre todo con mi gran pastosidad (mi principal y eterna enemiga).

Como pude logré llegar al objetivo dorado y conseguí poner las bandejas sobre la mesa.

- Bien. Aquí está el café con mucha leche para el rubio número 1 necesitado -Dije poniéndole su pedido delante- La malteada de fresa y un croissant para el rubio número 2- Dije poniendo su pedido delante- Y aquí las malteadas de fresa y chocolate para los rubios 3 y 4 y ese donut para el rubio número 3.

- ¡Gracias!- Gritaron al unísono.

- Oye, eres muy maja y creo que hablo por todos que nos has caído muy bien. ¿Te importaría si intercambiamos números? Por cierto, soy Grayson.

- No tengo ningún problema.- Respondí sincera.

Cogí una servilleta sin usar saque el bolígrafo del bolsillo del delantal y escribí mi número allí con números bien grandes y se la entregué a Grayson.

- También me habéis caído bien- dije con una sonrisa- me gusta encontrar gente así.

- Por cierto, ¿cuál es tu nombre? - Me pregunto el tercer rubio.

- Me llamo Melody pero llamadme Mell. ¿Y tú?

- Henry.

- Pues bien, me voy.- Me despedí.

TODOS: adiós Mell

Al pasar el rato los chicos rubios se levantaron y se dirigieron a la puerta. Antes de atravesarla me saludaron con la mano con esa sonrisa que siempre mostraban. Como podían estar todo el rato sonriendo. A demás, que sonrisa tan bonita que tenían todos. Y eran realmente muy divertidos y agradables aparte de guapos. Solo esperaba que mi hermano no los apartara de mí como solía hacer. Pero que digo, son chicos demasiado perfectos para mí, seguro que se olvidaran de mí y tiraran mi número. No creo que me llamen o me manden un mensaje.

Y como si me hubieran leído la mente algo vibró dentro del delantal. Cogí el aparato electrónico y miré de quién era.

De número desconocido:

¡Hey fresita! Soy Grayson, el de la cafetería, ya sabes, el rubio número 2. Era por si podríamos quedar todos un día, si te parece bien, claro.

Todos ya te echamos de menos XD. Ahora los otros te mandaran sus números con su nombre, así nos tienes a todos. Podrías quedar hoy, ¿o demasiado pronto?

Xoxo. Grayson.

Inmediatamente agregué el contacto y respondí.

Para Grayson:

Hey Greyson, ya me acuerdo de quien eres XD. Y claro que me gustaría quedar con vosotros pronto. Hoy tengo la tarde libre si queréis podemos quedar.

Y diles que no se olviden de decirme sus nombres que si no estaré más confundida que un pato mareado. ¿Quedamos a las 5 pm?

Besos: Mell.

Sonreí instantáneamente, por fin tenía amigos buenos y simpáticos. Ahora sí, esperaba que mi hermano no los aleje de nuevo.

Por fin terminé mi turno y puede volver a casa.

¿Quién sabía que pasaría hoy por la tarde?

ESPERO QUE LES GUSTE ESTE CAP Y RETOMARÉ MÍ VIEJA TRADICIÓN DE HACER UNA PREGUNTA:

****¿DE DÓNDE SOIS?****


LA PEQUEÑA SHEERAN (5sos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora