𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 8

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"Sentimientos encontrados"

La luz del sol que resplandecía me despertó, me encontraba restregandome los ojos, tratando de recordar todo lo qué pasó el día de ayer.

Siento como si nada fuera real, un sueño quizá, encontraba en mi recámara a lo que más aludía a mi razón.

Me puse de pie y es cuando entendí todo, el pesar de mis piernas tenían un porqué y ese era Roronoa. No me acordaba de a qué hora me dejo en mi recámara.

Aún estaba sin ninguna prenda, tenía marcas en mis dos glúteos, creo que era la manera de hacerme saber que yo le pertenecía. Aún sin amarme.

La noche pasada fue una aventura inesperada para mí. Compartimos la intimidad hasta altas horas de la madrugada. Pero con el amanecer, todo volvió a la normalidad.

Me adentré en el cuarto de baño con un suspiro de alivio. El día de ayer había sido agotador y finalmente tenía un momento de tranquilidad ya que ayer estaba perdida en Zoro, aún no sé cómo voy a disculparme con Shanks. La suave luz tenue iluminaba la habitación, creando un ambiente relajante.

La cerámica fría bajo mis pies despejó mi mente mientras me acercaba a la bañera. Abrí el grifo y dejé que el agua caliente llenara la tina. El sonido reconfortante del agua cayendo me relajó aún más.

Mientras el vapor comenzaba a llenar el aire, añadí unas gotas de aceite esencial de frutos rojos al agua, llenando el espacio con su aroma calmante. Me despojé de las preocupaciones de aquella noche y me sumergí en la tina caliente.

El agua caliente abrazó mi cuerpo, aliviando la tensión muscular. Cerré los ojos y dejé que mis pensamientos se desvanecieran en la tranquilidad del baño. Este era mi refugio personal, un lugar donde podía desconectar del mundo exterior y cuidar de mí misma.

El tiempo se detuvo mientras me sumergía en la serenidad del agua caliente y me permitía relajarme por completo. En ese momento, el baño se convirtió en mi oasis de paz, un espacio donde recargar energías y encontrar la calma en medio del ajetreo de la vida diaria.

Saliendo de mi relajante baño, envuelta en una suave toalla, me encontré con él de pie junto a la puerta del baño. Su mirada era intensa y sus labios se curvaron en una sonrisa que no llegó a alcanzar sus ojos.

—¿Dónde has estado, mujer? Te he estado esperando.—me llama mientras me pone una sonrisa ladina—

Mis sentidos se agitaron, y su actitud inmediatamente me puso nerviosa.

Y aquí estoy yo intentando mantener la calma—Estuve en el baño, necesitaba un momento para mí misma—Digo mientras me rasco la nuca—

—No necesitas tiempo para ti misma cuando estás conmigo—Me mira fijamente con aquellos ojos grisáceos, como si de un depredador se trataba, y si, yo era la presa.

Mi nerviosismo aumentó, y empecé a darme cuenta de que su interés no era genuino, sino obsesivo y posesivo.

—Escucha, necesito espacio y tiempo para...

Zoro tenía una mirada amenazante, esos ojos estaban a punto de devorarme, estoy muy segura.

—Mira muñeca—Se acerca hacia donde estoy, y siento como la palma de su mano se establece lentamente en mi cuello— Quiero proponerte algo, obviamente sabes que ahora no estoy para esos jueguitos de amor y cursilerías—Con una sonrisa forzada donde segundos después fue desvaneciendo para quedar completamente serio.

—Escucha, creo que sería mejor si solo fuéramos amigos, compañeros como quieras llamarle, pero eso no significa que no podamos seguir teniendo nuestros encuentros, es mucho mejor de lo que imaginé y no quiero dejarlo ir.—Dice eso mientras sube la palma de su mano hacia mis rostro jugando con mi labio inferior con su dedo pulgar.

—Espera, ¿qué quieres decir con eso? Si queremos ser amigos, deberíamos centrarnos en construir una relación sana y...—Me interrumpe nuevamente.

—No te preocupes, seguirá siendo igual entre nosotros en ese aspecto. No quiero perderte por completo.—Insiste.

Mi corazón latía con ansiedad mientras me daba cuenta de la verdadera naturaleza de su obsesión. Era un momento aterrador y supe que debía tomar medidas para protegerme de el, pero, realmente quería...

—Estoy dispuesta a intentarl...—Nuevamente me interrumpe.

—Solo una condición nada de sentimientos, ¿Entiendes?—Desliza la toalla donde estaba revestida, haciéndolo caer al suelo.—No me gustan esos jueguitos niña—Me toma de la cintura acercándome a él.

Mis ojos recorrieron la habitación y finalmente se detuvieron en los ojos de él. Era imposible no notar lo fuerte que era, cada músculo de su cuerpo perfectamente definido y su presencia imponente, mi atención quedó atrapada en el mismo instante que me tomó de la cintura.

Sus brazos parecían pilares de fuerza, su pecho ancho y sólido, y sus abdominales marcados eran una obra de arte esculpida por la dedicación y el esfuerzo. Cuando sonrió, revelando una confianza que irradiaba seguridad en sí mismo, que egocéntrico, sabía que me gustaba su figura, sin embargo mi corazón dio un vuelco.

No podía evitar sentirme atraída por la poderosa presencia que emitía. Sus gestos eran fluidos y seguros, como si pudiera tener todo lo que él quisiese. Cada movimiento mostraba el resultado de años de entrenamiento y cuidado de su físico. Era como si la fuerza y la sensualidad se fusionaran en una persona, creando una atracción magnética que me tenía hipnotizada.

Aunque sabía que la apariencia física no lo era todo, su presencia me dejó sin aliento y despertó una curiosidad que ahora no podia deja de indagar. Y a pesar de todo quería conocer al hombre detrás de ese físico impresionante, detrás de esa actitud posesiva, por qué eso es lo que quiere poseerme.

Verdaderamente quiero descubrir qué había más allá de la superficie de este.

¿𝑆𝑜𝑙𝑜 𝑎𝑚𝑖𝑔𝑜𝑠? [Zoro Roronoa x Lectora] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora