Sensaciones
Evangeline
Hace más de una hora que me desperté y estoy emocionada como pocas veces lo he estado. Julian se ha despertado de buen humor, y eso solo significa más chances de no recibir ningún golpe, pero lo que más me hace feliz es el hecho de que me ha dejado salir.
¡Saldré luego de mucho tiempo encerrada! Es una gran noticia y una oportunidad que claramente no puedo desaprovechar. Para ser sincera, nunca pensé que este momento llegaría, siempre lo he visto como algo que a estas alturas es imposible. Supongo que me equivoqué al respecto, y no podría estar más feliz de que así fuese.
Dana ya desayunó y ahora está viendo la tele en su cuarto, mientras que Julian se ha ido a trabajar temprano en la mañana y vuelve al mediodía, por lo que estoy prácticamente sola aquí.
Sin embargo, amo esta soledad. Cuando uno vive rodeado de personas horribles y sin poder escapar de ellas, le parece fantástico tener un momento a solas, sin interrupciones. Claro que mi hija no entra en esa bolsa, pero yo también tengo, por así decir, un límite de amor que dar, sin contar con que ella se vuelve cada vez más independiente y me va dejando de lado, algo que en parte me rompe un poquito más; ella es la única que sé que todavía no me odia, y espero que nunca lo haga, aunque sé que en algún momento así va a ser.
Aprovechando la paz que hay planifico lo que me pondré para salir. No tengo mucha ropa y está bien así. Nunca me ha gustado tener muchas opciones porque soy demasiado indecisa. Me abruma la sensación de que podría haber elegido otra cosa y la típica frase "que hubiera pasado si..." define mi manera de ser.
Dejando de lado los molestos pensamientos, dejo preparado un suéter y unos jeans viejos que parecen nuevos debido al poco uso que tienen. La blusa que me pondré debajo va a ser la misma que llevo ahora, y las zapatillas van a ser las mismas que he usado durante el último año: unas deportivas de la marca Topper color rosa viejo.
Una vez que dejo las cosas sobre la cama voy a la biblioteca y me pongo a leer el mismo libro que ayer. Adelanto unas 50 páginas hasta que oigo el ruido de la puerta principal abrirse y corro a la habitación.
Me visto rápidamente y voy al baño para maquillarme. Cuando estoy frente al espejo, mi reflejo me devuelve una mirada llena de vida y entusiasmo a pesar de sus ojeras y el hematoma que tiene en la mejilla. Cubro esas marcas y como por arte de magia el color verdáceo desaparece en un santiamén. Estoy segura que mis mejillas tienen un ligero rubor que hace meses que no noto, y eso me alegra todavía más si es posible, sacándome incluso una sonrisa.
Ya sé que es demasiado tonto estar tan contenta por algo que para los demás es completamente normal, es estúpido alegrarse por salir a comprar comida sin alguien que vigile tus pasos, pero es que para mí es un respiro que no tengo desde hace... ¿meses? ¿Años? Creo que ya he perdido la cuenta del tiempo que llevo aislada del exterior.
Me pregunto qué pensaría mi madre si supiera de esta situación. Supongo que no habría dejado que me casara con este hombre desde un principio.
Sin querer retrasarme mucho más, bajo las escaleras a toda prisa. Encuentro a Julian echado en el sofá con un brazo sobre su cabeza. Me acerco cuidadosamente hacia él, y todavía con una pequeña sonrisa en el rostro le digo en voz baja:
-Estoy lista.
Se destapa la cara y me mira por unos segundos algo adormilado para luego sentarse.
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Cicatrices del alma
RomanceHay veces que las heridas emocionales pueden dañar mucho más que las físicas. Hay veces que el miedo gana a la moral. A veces,cuando nos arrepentimos de nuestros actos, ya es demasiado tarde...ya no hay vuelta atrás. Esas cicatrices,eso que duele en...