Una despedida

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Sinceramente no pretendo quedarme mucho. Después de ver cómo se marcha, sus pasos son los mismos, pesados, y con un ritmo casi cojo, me desplomo y me quedo en el suelo con pupilas bien abiertas... caminó por el pasillo sin ver a los lados de lo contrario me habría visto; siento mucho calor en mi cabeza como si me ardiera por la existencia de fuego. Llega Albert viéndolo salir, un poco confundido se dirige hacía mi sin dejar de mirar al hombre que acaba de salir.

Me duele la cabeza, estallo en llanto silencioso para que absolutamente ningun depredador que pueda estar cerca oiga mi terror. Albert no comprende la situación pero su mirada para conmigo es de dolor. El con las piernas flexionadas y dobladas hasta estar a mi altura en el suelo solo pudo quedar callado, desvía su mirada hacia el pasillo pensativo.

Lauren al cabo de unos segundos aparece en el pasillo, gira su mirada y nos ve a ambos a el agachado y a mi sin ya fuerza de vida. Corre apresurado a levantarme y sus voces se oyen lejanas, me llaman... pero no oigo nada más que ecos y como se alejan... Se pone todo oscuro.

Abro mis ojos... hay un tejado blanco, miro a los lados, es mi vieja habitación en el centro de rehabilitación. No hay nadie más pero en mis ojos no paro de ver la silueta de la sombra que antes no podía describir, ahora tiene rostro y también nombre; Ramsés, un proxeneta adinerado adicto a la droga y el alcohol, con mente pervertida y sádica deseoso de beber del miedo y la sangre del que le provoque.

El calor de mi cabeza se va poco a poco. Le cuento a Albert al verlo entrar, "responde que es una prueba de la existencia del pánico, la sensación de térmica se esparce en ambos hemisferios cerebrales."

- Te desmayaste. Lauren ya viene- al poco tiempo entra Lauren un poco preocupado pero más con una urgencia, quiere hacer preguntas, las que antes no pude contestar, ahora tendrá que presionar para encontrar algo de mi boca que le explique el por qué de la visita de un hombre que dice buscar un familiar con mis mismas características.

- ¡No lo sé!- levanto la voz, siento de nuevo calor una presión en mi cabeza y la misma sensación de quemadura. Le pidió a Albert que saliera y el cerro la puerta. Se volvió a mi, pero esta vez con preguntas más directas.

-¿Sabes quién es Ramsés?- lloro, pero el nudo en la garganta no me deja hablar. Tengo dudas si de lo que recuerdo debería contárselo a Lauren sabiendo que estoy en una casa de reposo. Podría no creerme, o podría llamar de nuevo al verdugo para que me llevaste consigo, en el afán del doctor de poder hallar alguien que sea de mi familia.

-... No lo conozco... - mi voz se quiebra y cada vez se hace menos entendible, siento el temblar de mis dientes y mis manos frías.

- Me ha contado cosas sobre ti, probablemente sea de tu familia, o un conocido de ella. Me gustaría que hablase contigo...

-¡NO! Me arrastro de la cama al suelo en un ataque de pánico al no poder mover las piernas, llego  a los pies de Lauren.

- Telo ruego... Dan... no me dejes no lo hagas... no lo llames ... no me entregues... te diré lo que se, pero no, no dejes que me lleve- le dije con mi lengua enredándose, llenándose mi cara de secreciones nasales, saliva y lágrimas.

Conté lo que pude... lo que se entendió... Me dejó bien claro que no dejaría que se acercase a mi.

Albert entra muy serio, por su cara y su mirada fija supe que había escuchando todo. ¿Era amenaza? ¿En quien debo confiar?

...

La traición es cercana a ti, más de lo que puedes presentir, no siempre es aquel que se para a tus espaldas y se ríe, sino aquella que duerme contigo. La propia carne es traicionera y deseosa de caprichos y de satisfacer sus deseos más que cualquier otra cosa, chupa sangre y se adhiere a la piel como gusanos. "Los gusanos en su cena".

Para mi fortuna, Albert se sentía responsable de mi. Me ocultaría en tanto siempre fuese posible me dijo. Siempre que le fuese sincera y obedeciera (sonó algo amenazante, pero me parecía que era correcto).

Después de calmarme un poco solo quedaba hablar mejor, me dijo Lauren que no tenían en su hospital la descripción que habían dado sobre la persona que busca, pero que probablemente era porque había sido removida a otro centro, lo cual a Ramsés pareció incomodarle y dejo en sus manos si yo aparecía, lo llamase, que vendría a recogerla.

Esa noche... Sentí que no podía dormir, el escalofrío de que alguien me estaba observando y siguiendo el paso era cada vez peor hasta el punto de asfixia, alucinaciones y pequeñas cosas que veía estando semi despierta eran cada vez más asquerosas al punto de no poder borrarlo de mis pupilas. Sentí como me movieron el hombro, Albert estaba acostado en mi cama junto a mi mirándome fijamente sin decir nada.

¿Otra pesadilla?... Asentí con la cabeza casi llorando; me sobó la cabeza ligeramente, "me quedaré aquí para que te sientas bien" . El ahora parece entender mejor mi situación, sin embargo para ser doctor, se involucra mucho conmigo, como si quisiera protegerme, sinceramente no sé la razón, pero lo agradezco enormemente.

Abro los ojos después de lograr dormir, Albert, estaba ahí acostado de frente hacia mi dormido, parecido a un niño, siempre se veía tranquilo, pero esta vez se notaba cómodo, me senté, me  quedare aquí hasta que despierte, no me moveré si el no lo hace, miro hacía la ventana, aún no sale el sol.

Tengo miedo, de lo que pueda pasar con todos, si me llegasen a ver, ¿Cómo apareció este tipo? ¿Cómo apareció y dió con mi paradero?  ...¿Que tan lejos está el infierno de esta ciudad?.

Darío, era un amigo que solía tener antes de de que todo acabara, me gustaba, era gracioso y muy sereno, sin embargo muy inquieto, no éramos muy unidos pero si cercanos, su novia estaba celosa y dijo que tarde o temprano yo estaría fuera de la vida ambos...

¿Cómo llegaste aquí?...

Albert me sorprendió, estaba acostado, pero eso no le impide hablarme.- ¿lo recuerdas?

-... ¿Cómo llegué?... Yo también quisiera saber por qué terminé aquí.

A-44 Una Puerta Hacia El InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora