Uno

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Con una sonrisa, dio media vuelta a la prueba de embarazo comprada en la farmacia que había descansado sobre la mesa de noche por quince minutos, la miró por varios segundos, “una línea… no es embarazo” pensó mientras perdía su sonrisa.

Tiró el dispositivo en el interior de la bolsa de compras de la farmacia, corrió con lágrimas en sus ojos hasta el contenedor de basuras de su edificio y lo arrojo con furia. Había hecho todo tan deprisa que había salido sin sus sandalias y estaba con sus pies descalzos caminando en una alfombra roja aparentemente limpia, pero que él había visto ser limpiada por el personal de aseo solo dos veces al año. Volvió al departamento arrastrando los pies, los sacudió en la entrada y cerró con seguro la puerta. Él y su esposo llevaban una hermosa relación de cinco años, todo había sucedido como en un cuento de hadas...  pero antes de encontrar a ese maravilloso ser, había pasado por periodos largos de soledad y tristeza.

Pese a su imponente voz, sus 178 cm de musculatura firme, su varonil rostro y manos callosas, era omega, una decepción en su familia y algo que le había acomplejado por muchos años. Habitualmente los Omega eran pequeños, con esfuerzo llegaban a medir 160cm, con voces dulces, cuerpos suaves.

Y por ello es que no fue hasta que cumplió veinte años que dio su primer beso y fue solo porque su mejor amigo Oh Sehun le llevo a una casa de citas donde una hermosa chica le dio un ligero besito en los labios.

Para los alfa, él no era el prototipo de pareja que le presentarían a una prestigiosa familia, habitualmente los mejores alfa tenían cualidades físicas como la suyas, manos grandes, voz ronca y esos alfa buscaban omegas delicados, pequeños y suaves. Cosa que por ser un Omega recesivo, él no tenía.

Fue por esa penosa razón que al llegar a la universidad fingió ser betha, extrañamente dejo de ser el solitario chico Do y se volvió el centro de atención de las chicas y chicos más hermosos del campus, pero la gloria no duro demasiado pues una mañana al entrar a su clase noto en el pizarrón copias de su examen de ingreso en el cual en letras grandes resaltaba la palabra “omega”.

Todos sus compañeros se burlaban de él y el chico que le había invitado a salir el día anterior le miro con asco y repudio, solo alguien se levantó en medio de todo el salón para protegerlo. Oh si, ese día conoció el olor a bosque fresco de su alfa, conoció la textura de unos labios dulces contra los suyos, ese día conoció a Park Chanyeol, su destinado.

—Cariño…. — Kyungsoo dio un pequeño salto y miró hacia la cocina, su esposo tenía el cabello revuelto y no dejaba de frotarse los ojos detrás de sus lentes. Acarició su plano y marcado abdomen antes de sonreírle con pereza. —¿Dónde estabas? Abrí los ojos y ya no estabas en la cama, sabes que los fines de semana me encanta dormir hasta tarde contigo entre mis brazos.

Kyungsoo sonrió, bajó la cabeza y jugueteo con sus dedos mirando sin cesar el anillo de bodas en su mano izquierda. Tenía cinco años de casado con Chanyeol, pero llevaban una hermosa relación de diez años. Ya estaban pasando los treinta años y el deseo que ambos tenían era de expandir la familia, sobre todo su esposo quien no dejaba de mirar videos de paternidad en la noche y comprar prendas de bebe en cada salida al centro comercial. Lo podía ver en sus ojos, su amado Park Chanyeol quería ser papá y él no había podido cumplirle ese sueño.

Durante los últimos tres años había dejado de tomar sus anticonceptivos, pero con exámenes más especializados recibió la noticia, su matriz no era lo suficientemente fuerte por lo cual las posibilidades de dar a luz eran mínimas, con una probabilidad de una entre veinte.

—Es solo…. Que tenía algo de calor, cielo.

—¿Calor?  —, Chanyeol hizo un ligero puchero y asintió —. Pensé que tu celo ya había terminado hace dos semanas.

Chanyeol era un alfa hermoso, aquello que más le gustaba a Kyungsoo eran sus grandes orejas, sus ojos negros por lo expresivos que eran. Amaba que brillaran al verle a él, y como parecían medias lunas al sonreír.

Realmente Park Chanyeol tampoco era la definición de prototipo de alfa, era alto y lleno de musculatura, eso era verdad, pero su voz alfa no era tan perturbadora como la de otras personas que había conocido en el pasado, como su padre y hermanos. Era bastante torpe, su aroma era dulce y amaba hacer actividades más bien asociadas a los Omega, como tejer o cocinar pasteles. Lo cierto era que a diferencia de él, Chanyeol no estaba acomplejado, para nada. Era todo lo contrario, Chanyeol era un alfa orgulloso de sí mismo que caminaba con el pecho firme y la cabeza recta haciendo sentir como pequeñas cucarachas a alfas “mas varoniles".

Su esposo era la definición de masculinidad, pero también de dulzura, valentía, compromiso e inteligencia. Su Chanyeol estaba lleno de cualidades que a él le hacían falta.

—No quede en embarazo… de nuevo.

El alfa que estaba por tomar su taza de café la dejo sobre el buró de la cocina, camino con calma hasta donde estaba su omega sumido en un abismo de tristeza, sin decir nada le abrazó con dulzura.

—Esta bien amor… no hay problema.

—Ya he tenido tres abortos espontáneos…. Y luego de eso no he podido volver a quedar en embarazo, no sirvo siquiera para eso como omega.

—Oye… —, le tomo del rostro y limpió las lágrimas de sus mejillas —. No eres mi omega para darme hijos, eres mi omega porque eres la persona la cual me complementa y saca lo mejor de mí. Estoy totalmente enamorado de ti… me alegra mil veces más tenerte a mi lado con salud que estar solo y perdido en un mundo en el cual no existes, ¿queda claro?

Kyungsoo asintió, pero antes de que su esposo le soltara, tomo sus manos y mencionó en un susurró.

—¿Pensaste la opción que te dije antes? —, las cejas de Chanyeol se fruncieron.

—¿Hablas de la subrogación de vientre?

—Ujum…

Kyungsoo no era el único lastimado, a decir verdad, el corazón de Chanyeol dolía cada vez que veía como su bonito esposo llorar, al no poder concebir. Suspiró y asintió, haría lo que fuese para hacer sentir mejor al amor de su vida.

—Podemos intentarlo, encontraremos a alguien dispuesto a llevar en su vientre a nuestro hijo… pero antes, ven aquí mi vida déjame consentirte.

El omega abrió la boca, jugueteo con sus propios dedos varias veces y con sus mejillas rojas finalmente asintió. Chanyeol tratando de seducir más a su esposo le tomo entre sus brazos cargándolo con facilidad e introduciéndose nuevamente a la habitación.

—Yeollie…

Kyungsoo estiro su mano para acariciar las mejillas de su pareja, el calor de su cuerpo se hizo cada vez más grande mientras las ágiles manos de Chanyeol se deshacían de sus prendas. Su pantalón salió volando hacia el televisor y su bóxer quedo colgando en la perilla de la puerta. 

—Eres hermoso, eres el ser más precioso que han visto mis ojos, que han sentido mis manos y que han saboreado mis labios —, dijo Chanyeol.

Esa era otra de las cosas que tanto amaba Kyungsoo, lo romántico que podía ser su esposo incluso en el momento más fogoso. Nunca dejaba de darle mimos, de consentirlo de hacerle sentir que él era su prioridad.

Dejando de lado la maldita timidez, Kyungsoo abrió sus piernas, el lubricante natural de su cuerpo se deslizaba entre su pequeña entrada y dejaba una ligera mancha sobre el tendido de la cama. Chanyeol, que era un fanático de la limpieza no se molestó, sus pupilas se dilataron, sus caninos se pronunciaron y con la flexibilidad de un felino, pero la astucia de un zorro hundió su rostro en las firmes nalgas de su omega.

—Amor… te amo mucho Yeollie

—Y yo a ti cariño…

Fue lo último con sentido que salió de sus bocas en ese día, ya que el resto del tiempo se dedicaron a hacer el amor en todas las posiciones posibles.

10 Años Amándote|| ChanSoo [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora