Tan dentro de mí pero muerta

El Dolor de Tu Ausencia

Desde que te fuiste, mi mundo se ha convertido en un paisaje desolado, una tierra sin color donde la tristeza es la única sombra que permanece.

Cada día, me despierto con la sensación de que falta algo esencial en mi vida, y esa falta es tu presencia. Atravieso las horas con la esperanza de que en algún momento volveré a sentir tu calor, tu risa y tus palabras reconfortantes. Pero ese momento nunca llega, y la realidad se apodera de mí con una crueldad implacable.

El dolor de tu ausencia se manifiesta de muchas maneras. Está en el silencio que llena cada rincón de mi hogar, donde tu risa solía resonar. Está en las noches interminables en las que me pierdo en pensamientos y recuerdos de lo que éramos. Está en la sensación constante de que una parte de mí se ha ido contigo y nunca volverá.

A veces, el dolor se vuelve físico, como un nudo apretado en mi pecho que se niega a desatar su agarre.

Me encuentro buscando tu rostro en multitudes, solo para recordar que ya no estás aquí. Cierro los ojos y puedo ver tu sonrisa, pero al abrirlos, solo encuentro vacío.

Sin embargo, en medio de este dolor abrumador, también descubro una extraña belleza. Me doy cuenta de que el dolor de tu ausencia es el reflejo del amor que compartimos, una prueba de que lo que tuvimos fue real y profundo. Aunque mi corazón esté herido, también está lleno de gratitud por cada momento que pasé a tu lado.