— ¿Has pensado en lo que hablamos la última vez? —de nuevo su amigo llegaba haciendo sus preguntas con gran energía, le encantaba.
— No.
— ¡Bien! Traje algo para ti. —Lo guio a sentarse en el sillón y escuchó que sacaba algo de una bolsa, el piso delante de él tembló y con el ruido bastó para saber que puso aquella cosa cerca. —Préstame tu mano. —Así lo hizo, Deidara le tomó con sus dedos y lo dirigió hacia el frente.
— ¿Qué es?
— Eres tú —Lo dijo acompañado con una risita y diversión pero sin ningún rastro de ofensa, Itachi se relajó y dejaría que continuara con lo que sea que fuera esto. Con delicadeza subió la yema de los dedos y tocó algo suave. —¿Sabes lo que es un ave, no? —Asintió —Los pájaros comunes cantan en las mañanas, y hay otros que hacen un ruido más fuerte al graznar, los llaman cuervos. —Itachi sabía de los cuervos, lo había leído en varias historias. —Tu pelo es como los cuervos. —Nadie le había dicho algo así en la vida, tocó con más insistencia.
— ¿Es esto?
— Sí, son plumas, el cuerpo de los cuervos está cubierto de plumas negras. No pude conseguir plumas reales de cuervo —confesó, hubiera dado igual si no lo hacía pero no engañaría a Itachi —Supongo que deben sentirse parecido a estas. —Su amigo hizo un ruido nasal que interpretaría como una risa. —Dicen que los cuervos traen malas noticias, aunque también dicen que son muy inteligentes. Creo que en eso eres como ellos.
— Espero que te refieras a lo inteligente.
— Por supuesto me refiero a la mala suerte. —Se rio —Y también dicen que les gusta hacerse de tesoros, de cosas brillantes.
Eso no parecía muy acertado en la autopercepción de Itachi. ¿A él le gustarían las cosas brillantes? Ni siquiera lo entendía del todo, ¿sería el equivalente a un sonido estridente?, ¿sería como oír cantar a Deidara y sus desafinaciones? Ese pensamiento le hizo sonreír, si lo brillante era como ese momento con su amigo definitivamente era algo que le gustaría poseer.
Bajó un poco las manos y siguió tocando.
— ¿Y esto?
— Así son tus ojos... no, así eran o así pudieron haber sido. —No lo entendió, sabía que Deidara se lo explicaría ahora —El carbón, ¿conoces el carbón? —De nuevo asintió.
¿Cómo no lo conocería? Se dio cuenta, tal vez no lo hacía, fue muy raro pensar que aunque creía conocer estas palabras en realidad no tenían un significado más allá de sonidos, no le significaban nada hasta ahora y eso le parecía demasiado para el corazón, que Deidara hubiera creado un momento así solo para él de verdad era demasiado.
— Antes de prender el carbón es de un color, del mismo color que los cuervos. Luego cuando la llama se apaga y casi todo es ceniza se queda el carbón blanco, a veces un poco rojo. El carbón blanco es el opuesto del negro, ya no es frío, quema y al mismo tiempo es frágil porque se puede romper de un golpe. —Le costaba asimilar la sensación de esas palabras. —Así son tus ojos Itachi, a pesar de que pueden parecer débiles también lastiman como si tuvieran fuego. —Itachi frunció el ceño, ¿sus ojos herían, había herido a Deidara en algún momento? —Justo así, cuando haces ese gesto la gente puede temer. A mí me gustan tus ojos, no todos le temen al fuego.
— ¿Y la piel? ¿Qué es?
— ¿Es fresco, no? Puse unas compresas frías, porque tienes una piel linda como la nieve.
— ¿No tengo boca?
— A veces pareciera que no, casi nunca hablas. Además, no tengo idea de cómo se siente. —Deidara se regañó mentalmente, si le viera en ese momento se daría cuenta de que le coqueteaba. ¡No quería coquetear con Itachi! sí le parecía muy guapo pero a él muchos hombres le parecían guapos y con su amigo quería evitarlo.
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Deidara no es un color
FanfictionSe conocieron por casualidad, se hicieron amigos, después novios. Todo parecía un sueño incluso con sus inseguridades, estaban tan enamorados que aveces se sentía como si no debieran estar juntos... solo a veces.