Llevaban unas semanas de relación, en realidad no existieron grandes cambios entre ellos y para gusto de ambos lo que era diferente podía describirse como una mejora. Eso lo agradecía Itachi pues después de aquel abandono pasado su corazón se encontraba en absoluta tranquilidad, aquí tenía a Deidara casi a diario y cuando no estaba cerca al menos le mandaría una nota de voz para hacerle saber que estaba bien.
Solo había una cosa que comenzó a inquietar a Itachi.
Cuando Deidara llegaba en las mañanas para la hora del desayuno. Era sorprendente porque su novio en reiteradas ocasiones se quejó de lo mucho que le costaba despertar temprano ya que prefería trabajar en las noches o madrugadas, su energía se sentía muy baja. No quería que Deidara se esforzara de más solo por coordinar sus horarios, ese sacrificio no lo aceptaba de buena gana en especial si lo escuchaba bostezar cada 10 minutos.
— Si tienes sueño puedes usar mi cama. —El rubio pensó de inmediato en una propuesta indecente, sin embargo miró el ceño fruncido de Itachi y desechó la idea, no se refería a eso. Más bien parecía molesto por interrumpir su lectura.
A Deidara no le enojaba que su novio hiciera sus actividades de rutina y a pesar de que no esperaba que le prestara toda su atención al menos le hubiera gustado que no le alejara cuando era evidente que lo único que quería era estar juntos. Sonrió con la idea clara de que si antes no quiso interrumpir con su presencia ahora sí quería molestar un poquito a su lindo pelinegro.
— Solo necesito descansar un momento y estaré como nuevo.
Itachi estuvo de acuerdo, esperó sentir el cambio de peso en el sillón y escuchar los pasos de Deidara alejándose. Le dio un buen susto sentir que le quitaban el libro de las manos y de inmediato algo cálido se colocaba en sus muslos, lo tocó y encontró el pelo largo y suave, ya desde ahí sabía que era la cabeza de Deidara. Siguió tentando con suavidad hasta llegar al rostro, apretó la mejilla de su novio con fuerza.
— ¡Ouch! —genuinamente le dolió ese apretón. —De acuerdo, me iré a otro lado.
— No —le empujó la cabeza hacia abajo de nuevo —puedes descansar todo lo que quieras.
Comenzó a acariciar algunos mechones, aunque Deidara sí estaba cansado se le fue todo el sueño con tal de mirar el rostro de Itachi desde su posición. Este gesto le recordaba que eran pareja de verdad, se sentía muy bien estar siendo mimado.
—¿Qué pasa, por qué no te has dormido? —Preguntó al pasar los dedos cerca de los ojos y sentirlo parpadear.
— Eres muy guapo Itachi —soltó de la nada, la piel pálida se coloreó de un ligero tono rosado y el rubio sonrió satisfecho. Se acomodó en posición fetal para ahora sí cerrar los ojos. No dejó el rostro apuntando a esa parte que tanto le causaba curiosidad sino que prefirió darle la espalda a Itachi porque si tenía su cara tan cerca de aquello que se encerraba en los pantalones se imaginaría otras cosas, de hecho imaginar que lo imaginaría ya despertaba un deseo. Sacudió ese pensamiento, otro día con menos cansancio sería.
Itachi no podía estar tranquilo en un principio, nadie se le había acercado de esta forma desde hace mucho, él único fue Sasuke y eso cuando eran niños. Que Deidara lo hiciera tenía implicaciones abismalmente diferentes. Cuando escuchó el suave sonido que le aseguraba que su novio estaba dormido llevó una de sus manos al pelo y siguió acariciando muy lento para no despertarlo.
Tenía muchas inseguridades en la mente, nunca consideró enamorarse y le parecía un mundo extraño; pero si lo analizaba, la puerta a ese mundo extraño solo podía ser abierta por alguien igual de extraño y no podía ser nadie mas que Deidara. No le fue difícil aceptar que le gustaba un hombre, tampoco sentía que le avergonzaría decirlo frente a su familia aunque no tenía el impulso de ir corriendo a contárselos porque algo que le hacía sentir intranquilo era pensar que en cualquier momento podía echar a perder la relación debido a su inexperiencia y no le gustaría que le interrogaran haciéndole sentir que todo fue su culpa. Su consciencia le decía que estaba mal adelantarse a los hechos y pensar de forma ominosa, lo encontraba inevitable, temía tanto alejar a Deidara.
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Deidara no es un color
FanfictionSe conocieron por casualidad, se hicieron amigos, después novios. Todo parecía un sueño incluso con sus inseguridades, estaban tan enamorados que aveces se sentía como si no debieran estar juntos... solo a veces.