3. Impotencia.

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Al otro día Renjun despertó con un fuerte dolor de cabeza. Los recuerdos del día de ayer interrumpieron sus pensamientos sintiendo unas fuertes ganas de llorar, nunca en su vida había experimento la decepción, furia e impotencia. Desde que llegó a la tierra es como si estuviera explorando otra versión de la que no pensó que tendría. Se caracteriza por ser alguien optimista y relajada, veía todo de color rosa, que todo era perfecto. Por eso fue tan fácil creer que podía ir a la tierra sin tener complicaciones y volver sano y salvo como lo fue en su cabeza. Tal vez la líder Irene tenía razón, totalmente vivía en un mundo de fantasía. Ahora tiene que afrontar las consecuencias de sus actos y hacer algo al respecto, mucho están haciendo esas personas en dejarlo quedarse en el sótano cuando sus vidas podrían correr en peligro, por eso pensó en irse sin despedirse y esconderse en el bosque hasta que un policia Acruxiano lo encuentre y piense que estuvo perdido ahí sin tener ellos que sospechar de ninguna persona del distrito, vuelve a su hogar y problema resuelto.

— ¿Ya despertaste?.

Aquella voz interrumpió sus pensamientos, miró hacia las escaleras y ve a Wendy bajando con una gran sonrisa. No sabe porque empieza a sentir seguridad y tranquilidad cuando la ve, tal vez es por la manera en que lo protegió junto a Jaemin de la líder Seulgi.

Asiente con una pequeña sonrisa y baja las piernas del sofá para que Wendy se pueda sentar a su lado. Cuando Wendy toma asiento extiende una de sus manos hacia él mostrando una pulsera.

— Es tu regalo de cumpleaños. — Sus ojos brillaban de emoción al decirlo haciéndole sentir avergonzado y feliz a la vez, no creyó que lo tomara con tanta importancia al punto de darle un obsequio.

— No era necesario. — Inseguro, toma la pulsera y la observó detenidamente, era plateada decorada con diferentes tipos de flores amarillas y en el medio había tres soles anaranjados.

— La pasaste muy mal en tu cumpleaños, deberías tener algo bonito de recuerdo. — Wendy despeinó su cabello y luego miró fijamente la pulsera, su mirada era nostálgica, como si estuviera recordando momentos felices gracias a ella. — Esa pulsera era de mi madre pero antes de ella fallecer me la obsequió, cuando nació mi hijo quise esperar a que creciera para regalárselo pero desafortunadamente murió.

Al escuchar a Wendy sintió su corazón romperse e intentó devolverle la pulsera. — No puedo aceptar esto, lo siento, lo tomé sin pensar. — Extiende el brazo hacia ella para que tomara la pulsera pero Wendy niega con la cabeza y aleja su brazo.

— Te lo regale, ya es tuyo. — Dice con una dulce sonrisa, como si no hubiera dicho una tragedia hace un rato.

No lo entiendo, ¿por qué de tantas cosas tuvo que obsequiarme algo muy valioso para ella? los recuerdos de su madre viajan por esta pulsera y su próximo dueño ya estaba fichado. Un simple extraño no podía tenerlo.

— ¿Por qué eres así conmigo? soy solo un extraño o mejor dicho un enemigo. — La miró confundido y ella solo se ríe.

— Digamos que me recuerdas a mi yo en la juventud.

— Espera, ¿porque hablas como señora cerca de la jubilación?.

— Tal vez porque estoy más cerca de los cuarenta que de los veinte.

Agrandó sus ojos y abrió la boca con asombro, pensó que Wendy no llegaba a los treintas, le sorprende lo joven que luce.

— Se me olvidaba. — Wendy se levanta del sofá. — Iremos a la casa de Irene y Seulgi a desayunar, los demás estarán ahí por eso vine a buscarte.

— ¿No será peligroso? Debe haber policías por todos lados, además no le agrado a las líderes así que no debería ir.

— Todos están en el distrito once, solo están los científicos pero ellos no salen de los laboratorios así que estamos bien y las líderes fueron las que te invitaron no te preocupes.

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