Capítulo 1

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ARIA

Suena el despertador a las seis y media de la mañana, apenas puedo abrir los ojos mi amiga Paula entra corriendo a mi habitación   -Morena levántate ya que vamos a llegar tarde   -Casi lo olvidaba, hace unos días Paula encontró por internet una propuesta de trabajo de sirvienta, el sueldo me puede ayudar con las clases de baile aunque no me apetece estar acatando las peticiones de mi jefe es lo que me toca hacer. Con pasos pesados me fui a la ducha, Paula estaba muy ilusionada con el trabajo y no paraba de hablar, me preparó la ropa encima de la cama   -ójala estés así siempre Pau   -no dijo nada y solo me sonrió   -Eso en mi es imposible odio las mañanas, ahora de camino pasamos por el café   -Vale  -Me sonrió y salió de mi cuarto de la misma manera de la que había entrado, dando saltos, dios esta mujer esta loca.

En el camino al café Paula no se calló, aunque tampoco la escuchaba mucho, cuando por fin pude salir del coche quería entrar a la cafetería conmigo pero al final se quedó en el coche, -Hola Lina  -Dije sonriendo   -Hola ¿Qué tal?   -Bien    -No me gustaba dar detalles como otra gente, pueden que me tacharan de borde pero a esta altura de mi vida con diecisiete años me importaba poco, la campanita de la tienda sonó, me di la vuelta para ver quien había entrado, un hombre rubio increíblemente alto se paró justo al lado de mí, me miró de arriba a abajo, cuando le miré sonrió de lado    -Hola  -Le sonreí pero no contesté, su cercanía me estaba poniendo más nerviosa de lo que estaba, como si me leyera la mente dijo   -¿Está nerviosa?            -Si mucho   -Me miró y se bajó un poco las gafas de sol dejando ver unos ojos azules, me hipnotizaron al momento, sentí una vibra que me recorrió el cuerpo,   -¿Por algo en especial?         -Una propuesta de trabajo   -Dije automáticamente sin pensarlo, no dijo más ya que la chica atendió su pedido, quedé como una tonta mirándolo, detrás de el había cuatro hombres más, todos iban de negro, parecían soldados,  -Aria   -di un pequeño saltito despertándome de mi trance  -Aquí tienes tu pedido guapa   -Gracias   -Dije entregándole el dinero, aquel hombre misterioso me volvió a mirar  -¿Tiene usted novio?   -Joder que directo era, le miré y pensé en mentirle diciendo que no pero volví conectarme con sus ojos   -Si, si tengo novio  -Cada vez que le miraba a los ojos me era imposible pensar en nada, mi boca respondía automáticamente, no despegó su mirada de mi como si me analizara, por suerte Lina trajo mi cambio, cogí los cafés  -Un placer adiós -Dije sonriendo, estaba sudando cuando salí de la tienda y no paraba de preguntarme que acababa de pasar, jamás e hablado con nadie que no conozco como con aquél tipo,  entré en el coche y  Paula me sonrió cogiendo su café   -A entrado un hombre con otros cuatro a la cafetería estaba bueno  -Ya lo sé  -Se quedó mirándome  -Ya me estás contando ¿Has hablado con él?   -más bien él a hablado conmigo  -Mi amiga se rio de mi cara, no dejó de reírse en todo el camino.


Ares

Odio ir a cafeterías pero mi hermana me ha encargado varias cosas, ya podría ir ella, es peligroso salir a la calle sin ser mi territorio, me instalé solo hace unas horas en la mansión que tengo en los ángeles, solo e venido por negocios y para imponer mi ley en esta ciudad, salí de la camioneta junto con dos de mis hombres, los otros dos me siguieron al interior de la cafetería, al entrar mi vista se dirigió a una chica morena, me puse justo al lado de ella -Hola  -Pocas veces saludo a la gente pero hoy estaba de buen humor, no me contestó, e hizo que mi intriga creciera, la conozco, no, pero eso no me importa, esta mujer, su postura, es bonita , seguí preguntándole cosas sobre ella, se veía nerviosa, ya no se si era por mi cercanía o por otra cosa, la pregunté,  propuesta de trabajo, respondió automáticamente, sin pensarlo, no dejé de mirarla, sus ojos cafés oscuros me atraparon, mi conciencia decía que dejara de verla, y así hice, tengo a mi chica rubia esperándome en casa, pero era inevitable, tenía ropa holgada pero se notaba que tenía buen cuerpo, su pelo largo y rizado me daba ganas de tocarlo "¿Qué coño estás haciendo mirándola tanto tiempo"  por suerte para mi me entregaron el pedido, pude apartar la vista de ella, cogí los cafés y cuando quise volver a mirarla salía por la puerta, la seguí con la mirada a través de las ventanas, entró a un coche y se puso en marcha. Salí de la tienda cabreado, hoy tenemos que contratar a las nuevas sirvientas ya que las otras habían renunciado, solo había dos puestos disponibles,  entre de nuevo a la camioneta y miré hacía abajo, "No me jodas"  Ya la tenía dura, ni la conozco y eso me ponía como un demonio, ni mi novia me la pone así.  Cuando llegamos a la casa mis hombres abrieron las puertas rápidamente sabían que no me gustaba esperar    -El señor Volkov está entrando   -dijo mi hombre de más confianza Héctor, bajé del coche y miré hacia abajo de nuevo, la erección ya no estaba y suspiré aliviado, entré por la puerta principal, Anna ya me estaba esperando, llevaba un vestido rojo corto, al verme me sonrió y se acercó, me dio un pico   -¿A dónde has ido amor?   -Artemis me ha dicho que le hiciera el favor  de ir a por unos cafés  -Aunque no la miré se que puso los ojos en blanco, le molestaba que saliera de casa sin ella, es muy celosa, nos dirigimos a la sala de estar, mi madre se levantó y me abrazó  -Hijo hoy van a venir las chicas que quieren trabajar aquí   -Sigo sin ver bien meter a gente nueva en la casa mamá  -Las otras sirvientas se fueron hijo necesitamos más empleados además son solo dos personas más   -No puse más quejas, me senté al lado de mi padre y esperamos a que las chicas aparecieran.

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora