Capítulo 2: No debiste...

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Capítulo 2: No debiste...

Para Matthew y Dominic no es fácil olvidar.

Para Matthew y Dominic es imposible olvidar.

E inclusive Chris está perplejo y desconcertado también.

Para comenzar, una vez retornaron a la mesa, con el fin de iniciar una nueva partida, los tres chicos no hicieron nada más que simplemente mirar sus cartas, probablemente sin verlas en realidad.

Y esa total ausencia de actividad aún continúa por un largo rato.

Tanto que no estarían sorprendidos si, súbitamente, todas esas cartas saltaran a la mesa, con los Reyes en frente de ellos, uniendo los brazos con sus Reinas, mientras los Jotas se paran detrás, vigilándolos, y éstos dijeran: "Perdón, chicos, pero les está tomando demasiado tiempo. Si no les importa, volveremos al paquete", y después de eso, se fueran, seguidos por los Ases y todos los otros números. Obviamente, ninguna cosa así pasa durante esa tarde. Hubiera sido más probable en el pasado, tal vez bajo el efecto de algunos 'Hongos mágicos'...

Cuando las chicas vuelven, ellos ni siquiera parecen notarlas.

Después de todo, Gaia, Jessica y Kelly están demasiado entusiasmadas por todas las bolsas de compras que mueven orgullosamente, como para preocuparse de nada más. Nada puede molestarlas, ni siquiera incluso la aparente catalepsia de sus hombres. En ese momento están justo en una importante misión: encerrarse en sus habitaciones y probarse una vez más toda la ropa que compraron, para verificar si hay alguna ínfima diferencia entre los espejos de las tiendas y los que están en la casa. Después de todo, eso les da a los chicos todo el tiempo que necesitan para recuperarse.

De todas maneras, durante los días siguientes, las cosas no mejoran para Dominic y Matthew.

Todo, de verdad, TODO les recuerda ese bizarro momento e incluso los aún más bizarros sentimientos que éste encendió. Y estar quedándose juntos en el mismo lugar donde ocurrió no los ayuda mucho, tampoco.

En cambio, Gaia, siendo una gran amante de todas las decoraciones navideñas, no dudó en cubrir la casa con todas las más típicas decoraciones, sobre todo miles de Muérdagos, e incluso Matthew ignora los lugares de donde podrían aparecer. Es por eso que, cada una de las veces que tiene que caminar por entre una habitación con Dom, ambos caminan con extrema precaución, mientras siguen observando todo a su alrededor, tan tensos como una cuerda de violín. ¡Casi como si estuvieran caminando por entre un campo minado!

Quizá porque, para ellos, pararse accidentalmente bajo uno de esos diabólicos muérdagos y cumplir su diabólica tradición, sería incluso peor que hacer que una bomba explote. Eso es lo último que necesitan, y el hecho más espeluznante es que si pasara de verdad, ninguno de ellos estaría tan reacio a hacerlo.

—Es el último día que son invitados en mi casa, y por ahora todo ha ido bien... —dice Matthew, mientras que los dos dan un paseo afuera.

—Sí. Encontré sólo algunos muérdagos, pero pasó cuando estaba con Jessica, así que... ¡es más que normal! —explica Dominic.

Al oír eso, Matthew siente una inexplicable punzada de celos.

—Las cosas no pueden ir mejor... —responde, fingiendo indiferencia.

Y, inexplicablemente, así, esa reacción casi deja abatido a Dominic.

—Imagina qué hubiera pasado si tú o yo nos hubiéramos parado bajo esos muérdagos con... ¡Chris! —el pelinegro exclama, riendo.

—La única palabra que podría describirlo es "¡Catastrófico!" Además, ¡creo que ya ser besado por uno de los miembros de la banda es más que suficiente! —el rubio contraataca, espontáneamente, pero se da cuenta muy tarde de lo que dijo.

¿Cómo llegamos a esto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora