Sayako no supo cuánto tiempo paso exactamente, solo dejo que los hermanos hicieran la que quisieran con su cuerpo, que satisfagan sus oscuros deseos hasta saciarse de él.
Una vez terminaron, los mayores lo dejaron tapado en la cama cubierto de sudor y sus fluidos.-¡Una más para la colección!- Yume enfoco al adolescente dormido con la cámara de su teléfono y le saco una foto, sus ojos brillaron al ver el rostro tranquilo y pacífico luego de ser sometido. Casi al instante se relamio los labios, con cuidado se acerco a él para darle un beso sobre los labios justo después de limpiarle con cuidado el rastro de lágrimas que se deslizaron por sus mejillas. -Tan lindo, tan tierno... Y tan mio- susurro en el oído del Haruno, nunca permitirá que alguien se lo arrebate.
¡Jamás!, ¡Antes muerta!.
-Estas obsesionada con este mocoso- comento el de ojos verdes viendo la escena con seriedad, su polla pálpito ansiosa al recordar lo que minutos antes le hizo al joven, ese chico tan atractivo que le robo el aliento apenas lo vio.
Con tan solo once años supo que Sayako sería su perdición, esos ojos jades y ese cabello rosa lo hicieron un deleite para sus sucios pensamientos.
-Es que míralo, es tan sexi. Y aún guarda su inocencia en el fondo de su corazón, es muy lindo- la mujer se alejo del muchacho dejándolo dormitar. El único momento en el que el pelirrosa no los ve con miedo, asco o resentimiento es cuando está muy drogado, ebrio o simplemente dormido. Eso les molesta mucho por qué ellos en verdad lo aman con locura, harían cualquier cosa por él... Incluso matar.
Si eso lo va a mantener a su lado lo harán sin dudarlo.
Kei se fue a su habitación para darse un baño mientras Yume tuvo que hacer lo mismo para borrar cualquier rastro de lo ocurrido. Después de eso, la fémina aprovecho para ir a prepararse algo de comer antes de volver a recostarse y acurrucarse junto al muchacho dormido.
«Te amo tanto». Pensó la mayor abrazando el cuerpo de su hijastro.
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######DOS HORAS DESPUÉS#####El pelirrosa entre abrió sus ojos soltando un bostezo, con algo de torpeza de libero del agarre de la mayor y se quedó viendo fijamente el suelo.
«Otro día más». Pensó asqueado frotando sus brazos para tratar de calentarse, un suspiro a su lado lo hizo voltear.
-Te cocine tu platillo favorito y te deje algo para beber- Murmuro Yume entre sueños, el menor solo se puso de pie y se metió en la ducha para bañarse con agua helada para intentar despertarse un poco. Aunque eso es peor por qué va a recordar todo lo que ocurrió horas antes.
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.El Haruno se sentó en la sala frente a él hay un plato con unos dangos caseros y unas botellas de licor. Desde cerveza hasta whisky y algunas bebidas energizantes además, sus pies están descalzos, su cabello húmedo por el reciente baño y su torso desnudo dejando ver algunos chupones visibles y nuevos rasguños en su espalda, un leggin color negro cubre sus piernas.
-Si mí madre me viera así sentiría lástima de mi- susurro para si mismo mientras mira el techo de la sala, con lentitud empino la botella de cerveza tragando todo el líquido amargo. Algunas lágrimas se acumularon en sus jades al recordar a la mujer que le dio la vida, Mebuki siempre fue muy amable y dulce con él una madre muy amorosa que le brindo todo su amor hasta el último de sus días.
«Perdoname mamá». Pensó desesperado el muchacho antes de encender un cigarrillo y ponerse a fumar. Lleva haciendo eso desde que tiene trece o catorce años, Sayako levanto su brazo admirando la gran cantidad de cortes que lo adornan, ni siquiera eso le calma el dolor que siente en su alma.
«Estoy tan cansado». La autolesion se volvió parte de su vida desde los doce y nunca dejo de serlo. Sus ojos miraron un lugar en específico de la mesita de centro donde diviso otra cosa que lo ayuda a sobrellevar todo.
Píldoras... Cientos de píldoras.
Todas a su disposición, de todos los tamaños y colores, después de todo es hijo de un farmacéutico famoso conseguir drogas es muy fácil para él. Y más aún si tu madrastra es quien te las facilita.
Yume comenzó a darle drogas desde muy pequeño para mantenerlo obediente, desde los trece los relajantes musculares y analgésicos para el dolor se volvieron parte de su rutina, a los quince las píldoras para el rendimiento sexual se volvieron casi obligatorias y eventualmente se volvió adicto a cualquier tipo de fármaco. Haría cualquier cosa por conseguirlas.
«Soy un asco de persona». Pensó bebiendo un poco de whisky intentando hacerlo olvidar una de las tantas veces que se humilló por una pastilla. Desde practicarle sexo oral a su madrastra o tío hasta complacer a los pervertidos amigos de estos.
Por qué si, hasta algunos conocidos de los hermanos se aprovecharon de él, prácticamente fue una prostituta para todos ellos. Una sucia ramera.
Una píldora se deslizo por su garganta.
Un trago de licor la acompañó.
«Y me doy el lujo de pensar mal de Shiro». El de ojos jades soltó una risa irónica metiéndose otra pastilla a la boca. Puede que su novia sea una zorra pero ella al menos lo disfruta y es su elección todo lo contrario a él que nunca logró disfrutar del sexo. Nunca supo lo bueno de tener relaciones con otra persona, entregarse mutuamente y sentir como sus corazones laten al unísono en el glorioso momento.
Jamás hizo el amor con alguien.
Algunas veces logró soñar con como sería tocar el suave cuerpo de Shiro, lo hermoso que sería besar su cuello con deleite y oír sus gemidos de placer. Verla llegar al orgasmo gracias a sus penetraciones u oírla jadear su nombre, poder admirar su rostro sonrojado y sudado. Pero eso no pasó, siempre tuvo miedo a que ella lo rechace o sintiera desprecio cuando viera sus cicatrices o las marcas que Yume y Kei dejaban a propósito en su cuerpo.
Él, mismo siente asco.
Sayako sacó su teléfono para poder llamar a la fémina de hebras blancas.
-#¿Hola?- una voz algo rasposa se escucho a través del parlante, el estómago del Haruno se estrujó al reconocerla. Naruto.
Así que Shiro está con él.
Simplemente cortó la llamada y bebió otro trago de licor, ya ni siquiera sabe que está tomando. Solo quiere que su mente olvidé todo, dio un suspiro cansado antes de entrar a WhatsApp justo en el chat de su novia donde se puede ver su foto de perfil, una imagen donde se los ve a los dos abrazados sonriendo, como si se amaran de verdad.
«Es tan doloroso cuando el amor viene de solo un lado».
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Cayendo Al Abismo
FanfictionA veces las personas que más sonríen son las que más sufren. Por temor al rechazo o la humillación deciden ocultar sus miedos y tristezas. Hasta que llegan a un punto en el que su corazón ya no lo soporta ni un segundo más. Todos tienen un límite...