Capítulo 6.El resultado de un experimento.

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Durante el embarazo Ana tuvo algunas complicaciones, era posible que su hijo no pudiera sobrevivir. Al principio no se vio ninguna anormalidad, pero con el paso de los meses, Sandra le informó que había complicaciones y que era posible que el bebé falleciera dentro de su cuerpo. Para evitarlo le aplicaría algunas inyecciones directamente en el vientre para mantener vivo al producto. Y durante los últimos seis meses de embarazo, acudía dos veces al mes a sus citas.

Sandra siempre hacía la misma rutina, sacaba un vial de su bata y con una jeringa extraía el líquido plateado, y guardaba nuevamente el vial dentro de su bata. Siempre parecía nerviosa e indecisa al aplicar el líquido. Cada inyección dejaba a Ana sin fuerza, palidecía como si le extrajeran toda la sangre del cuerpo, Sandra era amable con ella y la motivaba para que pudiera resistir el proceso para salvar la vida de su bebé.

Y así nació una niña, de tez blanca, con cabello negro y unos maravillosos ojos azules.

—Hora del nacimiento, doce en punto, del 22 de marzo. —Escuchó decir a la enfermera.

Ana era la mujer más feliz del mundo y su hija era la luz de su vida. Cuando Emma abrió sus ojos, volvió a ver la hermosa mirada de Samuel y supo que su amado esposo residirá siempre en la encantadora mirada de la pequeña Emma. La vida de Ana giró en torno a su hija. Debido a que su empresa ya era exitosa, no tuvo que estar siempre atenta a ella, además contaba con Marie su muy inteligente y leal asistente; ella se encargaba absolutamente de todo, mientras que Ana se dedicó por completo a ser madre.

Al cumplir cinco años, Emma fue inscrita en el mejor colegio de la ciudad. Aunque Ana no deseaba alejarse ni por un momento de su hija, era tiempo de que también ella retomara su carrera y así ambas tuvieran su propia libertad.

—¡Adelante! —dijo Ana al escuchar que tocaron su puerta. Se encontraba en su oficina diseñando un vestido para un cliente importante.

—¡Ana, es para ti! —Marie entró con el teléfono en la mano.

—¡Gracias, Marie, lo tomaré en mi línea!

»¡Hola!

—¡Hola, Sra. Ana, habla la directora del colegio "Sweet Kids ", hemos tenido un pequeño incidente con Emma. Por favor, ¿puede venir de inmediato?

Ana se alarmó y salió presurosa. Al llegar al colegio la directora ya la esperaba con Emma en su oficina.

—¿Qué ha sucedido? —preguntó preocupada— ¿Te sucedió algo? —Interrogó a su hija tomándola por las mejillas.

—Ana, por favor, tome asiento —le invitó la directora y continuó—. El día de hoy, Emma trajo consigo a su... Madre. —La directora apuntó al peluche que tenía encima de su escritorio.

—Cariño ¿Eso es verdad?, ¿por qué trajiste a Madre contigo?

La pequeña movió la cabeza asintiendo y miró tiernamente a su madre con sus grandes ojos azules.

—El problema es que, Emma, lastimó a una de sus compañeras.

—¡Ella intentó quitarme a Madre! —dijo Emma con voz dulce.

—Mordió a su compañera y la aventó contra el muro de juguetes.

—¡¿Cómo pudiste hacer eso?! —Ana la reprendió.

—¡Pero ya me disculpé!

—Si bien eso es cierto, pero me temo que la debo suspender por una semana. Tengo en la otra habitación con la enfermera, a una madre molesta que pide..., no, que exige que Emma sea expulsada.

Ana miró su hija y se derritió de amor por su apariencia dulce y tierna. No le parecía creíble que ese ser tan lindo, hubiese mordido a otra niña para defender su juguete favorito. Por su carácter, hubiese pensado que, sin decir palabra alguna, le dejaría el juguete a su compañera para después tomarlo cuando lo dejara por ahí olvidado.

Diversos "Mutter Lanati".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora