Capítulo 4: Inesperado

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Sakura no tenía idea de como habia terminado en una situación tan complicada.

Estaba sentada justo frente a una fogata. Y cerca de ella habia una persona asando un conejo.

Sakura estaba mirando a alguien inesperado. Nunca, ni en sus sueños más locos.  Ni siquiera cuando deliraba en la guerra, habría imaginado tener al jodido Orochimaru Hebi asando carne para ella.

Volvió a pelliscarse el brazo.  Solo tenía que asegurarse. (Incluso si ya lo había hecho muchas veces)

Dolió.

Entonces no estaba en un genjutsu. O eso espera al menos.

Sakura suspiró abatida.

"¿Pasa algo?" La voz sedosa de su acompañante la sorprendió.

Giró rápidamente la cabeza en dirección al Sannin de las serpientes. A pesar de ser quien habia hablado, el único hombre presente  ni siquiera la miraba.

Ella no sabia que hacer, asi que solo negó suavemente con la cabeza.

Se maldijo a si misma mientras recordaba como exactamente habia llegado a esta precisa situación.



'Esto es estúpido'

Pensó Sakura sin convicción. Su pequeño cuerpo ponía toda la fuerza posible para mover los escombros a su alrededor. Ella creía que hacía un gran trabajo. Considerando su pequeño cuerpo. Su muy, muy pequeño cuerpo.

'Malditos cuatro años'

O al menos esa es la edad que calcula para su nuevo cuerpo. Se despertó luego de trabajar toda la noche en evitar que sus puntos de tenketsu se destruyeran dolorosamente. En cuanto llegó a un estado mas consciente se dio cuenta de que se encontraba debajo de un carruaje casi destruido. 

Los cuerpos inertes y ensangrentados eran familiares a su vista. Curiosamente su cuerpo todavía tembló cuando los miró.

Sakura miró pensativa a su alrededor. Ya casi acababa en el lugar. Solo faltaba enterrar a los cadáveres. Buscó algún tipo de identificación. Cualquier cosa que la ayudara a descubrir la identidad del cuerpo en el que se encuentra. No encontró nada.

La niña probablemente murió. Tal vez por eso no encontró tantos problemas como pensó que haría cuando su 'alma' se acopló al cuerpo.

La niña de cuatro años trato de sacudirse el polvo de los escombros de encima. No esperaba mucho, después de todo, su ropa estaba rasgada y manchada de sangre. No suya, gracias al Sabio por eso.

No sabía donde estaba. Aunque el lugar se sentía familiar. Estaba en medio de un camino rodeado por árboles. Por lo que podía asumir que se encontraba cerca de Konoha, o al menos en la tierra de Fuego.

La niña fue y se sentó al pie de un árbol. Cuando sintió la corteza en su espalda cerró los ojos. Lágrimas se deslizaron por su pequeño rostro cuando finalmente se permitió derrumbarse.

Estaba viva.

Ella estaba viva.

Viva. Viva. Viva.

Estaba viva y en el pasado.

Porque Naruto lo logró. El siempre lo logra y ella no podía estar más feliz por que asi sea.

Naruto los llevó al pasado.

Al pasado.

Su idiota amigo era así de increíble. Tan tonto. Pero tan asombroso. Oh, ella sabía que lo lograría. Pero no quería tener esperanzas. Ya se había resignado a morir. Había aceptado ese destino. Y entonces vino Naruto y arruinó esa perpectiva.

De viaje hacia atrás, y un poco másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora