— ¡Kim Yunah, estoy hablando contigo!
Ante su suspiro exasperado la dulce risa infantil de su hija se hizo presente y una cabecita con cabello revuelto le saludó desde debajo de la cama, no pudo evitar sonreír con ternura, más allá de su enojo no podía negar que Yunah era la bebé más tierna del mundo y que él siempre se ablandaría con solo verla sonreír.
— Hey pequeña bromista, debemos alistarte para la escuela. —dijo el pelinegro con una sonrisa mientras se agachaba para ver bajo la cama.
— ¡Pero pá~! No quiero ir. Quiero ir al trabajo contigo. —puchereó la niña.
Doyoung soltó un suspiro nuevamente pidiendo paciencia al cielo.
Tenía muchísimo sueño gracias a que Yunah no pudo dormirse temprano, estaba tan emocionada por su primer día que le costó conciliar el sueño y por ende él tuvo que desvelarse con ella. Y ahora esa mocosa ingrata le decía que no quería ir a la escuela. Tenía suerte de que la amara tanto, de no ser así ya la habría mandado en un paquete de regreso a Italia.
No lo malinterpreten, él adora a su pequeña y si pudiera llevarla con él a todos lados con gusto lo haría pero sabía que Yunah no podía faltar a la escuela solo porque sí, ella aún era muy pequeña y no se gobernaba así que era su deber como adulto responsable decidir que era lo mejor para la niña.
— Bien, hagamos un trato. —su hija le dio una mirada curiosa y él continuó— Vas a la escuela, haces todas tus tareas y te portas bien, si haces todo eso te llevaré a la oficina cuando termines tus clases, ¿qué te parece eso, monita?
Yunah pareció pensarlo durante largos segundos pero acabó aceptando al final, Doyoung se permitió celebrar en su interior antes de tomar en brazos a su hija y dirigirse al baño donde ya tenía la tina preparada con agua tibia.
Por supuesto que bañar a su revoltosa niña de seis años no era un trabajo sencillo pero no podía quejarse, no cuando sabía perfectamente que algún día su bebé crecería y ya no podría disfrutar de momentos como esos donde Yunah aún era una pequeña bromista llena de energía. Así que tragándose sus quejas siguió en su labor de tratar de mantener limpio y sano el largo cabello negro de su pequeña mientras le escuchaba parlotear sin parar, respondiendo ocasionalmente a sus preguntas inocentes.
— Papi, ¿tú crees que haga muchos amigos hoy?
— Claro que sí amor, eres un niña amable y divertida, seguro todos querrán ser tus amiguitos.
Yunah le dio una enorme sonrisa como respuesta, si su papi lo decía entonces debía ser verdad. ¿Saben? Ella tiene un papá muy inteligente, su papi nunca se equivoca porque él lo sabe todo así que ella siempre le creía. Su papá jamás se equivocaba, ¿por qué habría de hacerlo ahora?
🐰
Frenético como nunca antes había estado en su vida Jaehyun se dedica a tener el aula lista para cuando empezaran a llegar los niños, a pesar que aún faltaba más de una hora para eso un perfeccionista como él no podía simplemente mantenerse quieto, no cuando habían tantas cosas por hacer aún.
También puede que estuviese inusualmente nervioso ya que sería su primer día como maestro, se había graduado hace poco así que no esperaba conseguir un trabajo tan pronto, iba a entrevistas y dejaba su currículum en cualquier institución que viera pero realmente no esperaba que ser contactado nuevamente por lo que podrán imaginar su sorpresa cuando recibió aquel correo que, en pocas palabras, le decía que lo había logrado. Se sintió muy surrealista no solo tener el empleo sino saber que enseñaría en una de las escuelas privadas más importantes de Seúl.
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profe jae ; jaedo
De TodoDoyoung siempre había estado muy orgulloso de que su pequeña hija Yunah fuera capaz de hablar con tanta seguridad frente a cualquier persona, hasta que le hizo esa pregunta que lo dejaría en vergüenza frente al joven maestro de la pequeña. - ¿Acaso...