- "¡Soy una maquina de guerra!" ¡Repite conmigo! - gritaba el sargento a centímetros de mi cara.
- Soy una maquina de guerra - dije sin poder tener control sobre mi mismo.
- ¡Soy una maquina de matar!-
- Soy una maquina de matar-
- ¡No te escucho!
- ¡Soy una maquina de matar!-
- ¡Mas fuerte!-
- ¡SOY UNA MAQUINA DE MATAR!-
- ¡DI QUE ERES UN MALDITO PSICÓPATA!-
- ¡SOY UN MALDITO PSICÓPATA!-
No tenia control sobre mis acciones, de alguna manera estaba ahí, pero mi cuerpo simplemente obedecía las ordenes del sargento con su "entrenamiento" y no las mías.
Entrenamiento que por cierto, parecía mas psicológico que físico. Tratando de dejar claro en mi confundida mente que había nacido para matar.
No era el único nuevo del lugar habían mas personas con "chips" recientes en sus nucas, pero a ellos se los llevaban a otra lugar a entrenar, a fin y al cabo era un campo de reclutamiento militar, quien sabe cuantas bodegas y campos habría. Ese lugar daba miedo, parecía algo sacado de una película de terror.
De alguna manera me estaban dando un adiestramiento distinto al de los demás,
Pasaron las horas y mi mente estaba en verdad confundida, ya no sabia si era un asesino despiadado o un chico asustado por un secuestro y con el corazón roto.
Luego pasaron los días, me desactivaban por las noches dejándome totalmente dormido en una habitación oscura que solo tenia una camilla y un retrete, no era una suit presidencial pero se habían molestado en poner sabanas. me encendían a tempranas horas de la mañana para seguir con mi entrenamiento. Muchas habitaciones tenían un reloj holografico indicando la hora, es por eso que lograba distinguir entre día y noche.
Solo tomaba agua en los descansos y comía barras de trigo. Eso por supuesto bajo ordenes del sargento, pues yo no podía hacer nada voluntariamente.
Por lo menos los descansos eran lo mas relajante que había, nos dejaban a los reclutas novatos unas cuantas horas en una bodega (la llamaban "zona de descanso") donde habían mesas, sillas, y una especie de maquinas dispensadoras soltaban las barras y botellas de agua al escanear nuestra retina. Mas era raro estar ahí, nadie podía hacer nada. Solo nos quedábamos sentados, viendo a la nada o comiendo, pero no pasaba de eso, nadie era consciente de sus acciones. Mientras ellos, los hombres de negro (quienes se veían liderados por uno en especial, este tenia un gafete que simplemente decía "John") nos vigilaban desde arriba. Pues la zona de descanso tenia un pasillo a lo alto donde podían vernos como si de un zoológico se tratase.
El entrenamiento había cambiado. Primero eran lecciones mentales sobre aprender a matar, luego ejercicios físicos sin descanso, ahora salía a lugares despejados, campos militares. preparados con sujetos de prueba y rehenes de la guerra, solo para matarlos a manera de entrenamiento.
Ellos disfrutaban verme haciéndolo, después de todo era su "experimento", yo en cambio no lo soportaba, no disfrutaba el matar a otros seres humanos y no podía hacer otra cosa que no fuese eso, estaba bajo su mando.
Pasaron los meses y cada vez parecía mas eso en que ellos querían que me convirtiese, había olvidado lo que era antes, sabia que ya no volvería a mi hogar alquilado, ya no conduciría mi auto, ya no volvería a ver a Alan ni a ir al trabajo. Ya no volvería a ver a Ann... Oh si... Ya recuerdo por que estoy aquí.
No sabia que pensar de Anna, era el amor de mi vida, pero yo no era el suyo. Entonces ¿por que durar conmigo dos años para luego engañarme con otro? No es que no tuviese sentido, yo no era el mejor novio del mundo que digamos pero tampoco era malo. Ambos estábamos enamorados uno del otro, o al menos eso creía. Y ¿todo esto? El asunto de la guerra y las tecnologías militares, en ningún momento me paso por la cabeza que llegaría a participar yo en esto, el asunto de la guerra era algo de lo que se hablaba en las ciudades como un partido de fútbol o algo por el estilo, no influía en nuestras vidas diarias, vivíamos al margen de ello por que las zonas de guerra se encontraban muy al sur del país, no nos afectaba. Lo mucho que llegábamos a ver eran militares pasar por las calles verificando que todo estuviese en orden. Así eran las ciudades que se encontraban bastante lejos de los conflictos... Así era mi vida.
Pasaron los años y ellos finalmente parecían estar contentos con lo que yo era ahora. Un asesino con habilidades y fuerza sobrehumana gracias al poder que tenían sobre mi cerebro.
El sargento y un hombre de negro al que se referían como John, hablaban sobre mostrarnos al "almirante" mañana por la mañana, alguien quien parecía ser su jefe.
Escuchaba su platica estando yo consiente solo en mi cabeza.
- Sargento, con todo respeto, no creemos que sea hora de mostrar los avances del experimento - dijo John, en una discusión que habían iniciado frente a mi.
- ¿Por que no? Solo míralo es todo un éxito, seguramente lo aprobara de inmediato para uso militar - se justifico el sargento.
- Aun tenemos algunos problemas con ciertos reclutas que logran resistirse al chip, si en plena batalla el control mental no hiciera efecto, la culpa seria totalmente de usted.-
- Okey ordenen a nuestros científicos que solucionen los problemas antes de la próxima semana, esto se tiene que dar a conocer ya -dijo el sargento
Yo continuaba con mi entrenamiento. A estas alturas era capaz de hacer un asesinato aéreo, infiltración a bases resguardadas, hackeo de armamento militar a control remoto, ya era cosa de todos los días el arrojarme desde una zona elevada y caer encima de un individuo clavándole un cuchillo en la nuca, mi condición física había cambiado, ahora parecía uno de esos modelos que pintan a las afueras de los gimnasios, era lo que ellos denominaban como un "super-dron" aunque en general, a todos nos llamaban "drones humanos" pues ese era el nombre del proyecto como tal.
Por supuesto también me entrenaron para usar armas de fuego. Mi puntería era de lo mas precisa, todo gracias al control mental. Dejaban correr a los rehenes hacia los campos, hacia la libertad, todo para yo asesinarlos con un francotirador.
Ponían a drones (las maquinas voladoras de siempre pero integradas con metralletas u otras armas de fuego) a sobre volar el campo de entrenamiento, con la finalidad de yo acabar primero con ellos que ellos conmigo...
Y valla que lo lograba.
Ver a esos drones me recordó a la gran ciudad. Donde estos se usaban para grabar y no para matar, pero en fin, un dron es un dron y puede tener distintos usos, a fin y al cabo es una tecnología muy conveniente para los humanos, aviones manejados por control remoto. No tripulados.
¿Y saben cual era la peor parte?
Que a esas alturas ya lo disfrutaba.
De alguna manera, sentía la adrenalina de hacer tales hazañas y solo deseaba que el sargento volviese a darme la orden de matar.
Ese ya no era yo. Era un militar con habilidades sobrehumanas, aunque... ¿Se le puede llamar sobrehumano a las acciones que el cuerpo es capaz de hacer pero con una ligera modificación en el cerebro?
No importa.
En una semana nos llevarían ante un tal "almirante" a aprobarnos para uso militar.
Mi vida estaba a punto de cambiar.
Por dios... Ya había cambiado.
Ahora era eso que el sargento quería que fuese.
Ahora era un maldito psicópata.

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DRONES
Ciencia FicciónAdaptación de la historia del séptimo disco de la banda británica MUSE con personajes y secciones en la trama inventados para la ocasión, pero siguiendo fielmente la trama que se nos cuenta a travez de cada una de sus canciones manteniendo así su es...