capítulo XVI: La nieve derretida sobre el camino.

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-Dahyun.-Llamó Sana a su lado, sacudiéndola un poco.

-Déjame dormir un poco más.-Murmuro y le dio la espalda.

Sana rodó los ojos y se estiró sobre la cama, recogió su suéter de lana del piso y se lo puso, bostezando un poco arrastró sus pies en el suelo mientras tenía puesto sus pantuflas de patitos. Bajo hacia la cocina con las manos en los bolsillos, tallando un poco sus ojos y quitando las lagañas de estos, bostezo un poco más hasta saludar a todas.

Sana tomó un poco de agua mientras quitaba todo rastro de sueño viendo que sus amigas estaban casi listos ¿Pero para que?

-¿Irán a algún lugar?-Preguntó rascando su cabello y poniéndose su capucha para proteger sus orejas del frío mañanero.

-Iremos a comprar cosas del pueblo, ayer terminamos todo.-Explicó Momo contando las monedas de su billetera.-¿Vienes?-

-Estoy cansada. -Se encogió de hombros.

-Ven con nosotras ¿Qué pasa si nos perdemos?-Se quejo Jihyo.

-Tienen a Momo, ella conoce el lugar también.-

-Si nos perdemos toda la culpa será para Momo.- Dijo Tzuyu asegurando su chalina en su cuello.

-Y tienen todo el derecho de echarle la culpa.-Rió Sana.

Apenas las migajas de sueño iban desapareciendo de su cuerpo. Ayer había sido una noche larga; se la pasaron jugando con cartas y apostando cosas que tenían con ellas, Sana había perdido su baraja de Uno contra Chaeyoung, Dahyun había perdido las gomitas que había traído solo para ella y Sana contra Momo. La noche de juegos se alargó tanto que subieron a sus habitaciones a las tres de la mañana; en sus habitaciones Dahyun y Sana en lugar de dormir comieron lo que quedaba de sus dulces; dulces que habían traído de contrabando, solo querían comer solas entre ellas. Luego de su pequeña merienda jugaron un poco con las cartas y cuando por fin el sueño les atrapó durmieron abrazadas contra las mantas.

Sana se preparaba un café mientras veía a sus amigas alistar sus monedas y hacerse una lista para las compras, sonrió por lo bajo; ya que tendría la casa sola para ella y Dahyun. Podrían besarse en todos los lugares sin que nadie les silbe y los haga avergonzar.

-¿Uh? ¿A donde van?-Una vocecita ronca y adormilada hablo desde las escaleras. Todos se voltearon para ver de quien se trataba encontrándose con una adormilada Dahyun que aún frotaba sus ojos contra el dorso de sus manos.

-Iremos al pueblo a hacer compras para sobrevivir los últimos días que nos quedan acá. -Explicó Chaeyoung.

-¡Yo también quiero ir!-Dijo, dejando de lado el claro sueño de antes.

-aquí esperamos. -Dijo Jihyo tirandose al sillón y fingiendo que iba a dormirse.

Sana dejó la taza de café que se estaba haciendo sobre la mesa y fue escaleras hacia arriba para hablar con Dahyun. Su plan de tener la casa sola por quien sabe cuánto tiempo se desvanecía ante sus ojos como una vela. Al entrar a la habitación se encontró con Dahyun completamente cambiada con su ropa abrigadora.

-Me gusta mucho este suéter ¿Me lo prestas?-Dijo señalando el suéter café que tenía puesto.

Aquel suéter le quedaba muy adorable pues ocultaba las manos pequeñas de Dahyun entre sus pliegues y lo envolvían con una delicadeza adorable, la ropa de Sana siempre le había quedado grande a Dahyun; verlo con algo suyo provocaba una tormenta dentro de ella.

la hacía ver tan suya.

-Te lo prestó, te queda mejor a ti que a mi.

-¿verdad? Te la robare también.-

-No puede ser un robo si me vas a decir que lo harás.-

-Un robo anticipado.- Le guiño el ojo sonriendo.

-¿Enserio quieres ir? Podemos tener la casa solo para nosotras dos.-La abrazo de la cintura acercándolo hacia ella, posicionando su mentón en el hombro de Dahyun.

-Quiero explorar el pueblo.-Puchereo.-Siempre me han gustado mucho los pueblos y comunidades, hay muchas cosas bellas allá fuera.-

-Mhm. Esta bien, ve a explorar.-

-¿Tú no vendrás?-

-Estoy cansada, Dubu, hace frío y tengo hambre, no es una buena combinación.-Beso la mejilla de Dahyun. -Compra chicles, tengo que que colarle uno a la cabeza de Momo.-

-Hey~, no le hagas eso.-Rió.

-Te quito nuestras gomitas, por lo menos quiero vengarme.-Se encogió de hombros.

-Compraré chicles de cereza.-

-Mis favoritos.-

-Ajá.- Sonrió envolviendo sus brazos en el cuello de Sana, se paró de puntitas besando los labios de su novia.

Sana la pego más a su cuerpo empezando a subir la tonalidad del beso, antes de que pudiese elevarse más Dahyun se retiró de entre sus brazos con una sonrisa juguetona. Le dio un pequeño beso en su mejilla y se puso sus guantes.

Ambas bajaron uno detrás de otra, sonriendo cual enamoradas, siendo captados por los silbidos en burla de sus amigas, sonrojándose un poco más.

Esperaron unos cuantos minutos más y todas se subieron al auto, Dahyun yendo en el asiento de copiloto ondeando su mano en dirección de Sana y prometiéndole que traería sus chicles favoritos. sana se despidió de ellas con sus manos en sus bolsillos evitando el frío. Se quedó parada en la entrada hasta que las vio desaparecer a la distancia; fue cuando entró de nuevo a la casa.

Se sentó en el sofá mirando su celular y la hora, calculando la exacta para que todas volvieran. Se recostó de costado en el sofá paseándose en su celular y entrando a la galería de fotos; muchas fotos eran de la nieve y Dahyun, de las guerras de bolas de nieve y los muñecos de nieve hechos. Las noches de juegos de mesa, los desayunos hechos y los almuerzos saltados. En muchas de las fotos que llenaban su galería la protagonista era Dahyun; con una sonrisa para Sana. Sonrió en su lugar.

Amaba mucho a Dahyun.

Ni siquiera sabía cómo un sentimiento tan fuerte se había adueñado de ella. Dahyun había hecho todo eso.

El frío entró por su ventana, se levantó del sofá y fue hacia ella para cerrarla. El frío era tanto que tuvo que recurrir a prender un cigarro dentro de la casa, se recostó en el marco mirando hacia el camino y preguntándose qué es lo que estarán haciendo todas.

A la distancia en la camioneta escuchaban canciones y las cantaban, algo distraídas por el ruido. El camino estaba lleno de nieve por lo que se tenía que conducir con mucho cuidado, el ambiente dentro de la camioneta era tan feliz que por un segundo desviaron la mirada del camino, solo eran adolescentes disfrutando del buen momento y la buena música. Pero desviar la vista del camino siempre traía muchos problemas. Cuando la volvieron hacia el frente Momo tuvo que maniobrar para salirse del camino y no hacerle daño al perro que se había aparecido de la nada en el camino. La camioneta se sacudió y la nieve en las ruedas no ayudó.

La nieve derretida en el camino hizo que se volcaran y que cayeran fuera del camino, rodando por la izquierda; asentándose en el lado del copiloto.

A la distancia, con un cigarro entre los dedos mirando por la ventana mientras soltaba el humo de sus pulmones; Sana sintió como su corazón empezó a doler, sintió como su alma era rasgada desde adentro. Su corazón se había roto.

No supo por qué.

Pero sintió que algo malo había pasado.

❝cigarro acaramelado❞ saidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora