El ritual

504 35 90
                                    

La llamada de Ubuyashiki lo sorprendió, no hacía ni un par de meses que lo habían ascendido a pilar y ya Tanjiro estaba exhausto, solo quería ver a su maestro y a su hermana al terminar esa misión, y descansar. Ahora tendría que dar la vuelta y encaminarse a la mansión del líder de la cofradía.

Apuró el paso, no servía de nada quejarse, después de todo el patrón no llamaba a la gente por gusto, quizás habían encontrado alguna pista nueva sobre Kibutsuji Muzan...

Llegó al punto a partir de donde los kakushi lo llevarían ante el jefe del cuerpo de cazadores. Le vendaron los ojos y le taparon la nariz como era costumbre y Tanjiro se relajó. Con lo cansado que estaba no le venía mal que lo llevaran a cuestas.

Al llegar a la mansión las hijas mayores de Ubuyashiki lo recibieron amablemente, lo guiaron hasta una sala donde este encontraba sentado. Las jóvenes anunciaron su llegada a su padre que sonrió satisfecho y le indicó a Kamado que se sentara frente a él.

Tanjiro hizo una respetuosa reverencia y tomó asiento.

- Tanjiro mi querido niño - dijo Kagaya con su suave voz - siento haberte llamado con tan poca antelación. Has tenido tan poco tiempo libre... espero que puedas disculparme. Seré lo más breve posible.

- Ah... ¡Oyakata sama no tiene que disculparse! - contestó Tanjiro, ahora se sentía un poco mal - seguramente tiene algo importante que decirme.

- Así es, Tanjiro, me alegra mucho que seas tú el Pilar del Sol de esta generación. Si fuera alguien distinto, quizás no podría tener el valor de pedirte esto.

- ¿Oyakata sama?

- Mi niño, tu condición empeora cada día ¿no es cierto?

Tanjiro abrió la boca para refutarlo, pero la verdad es que no podía decir nada. Después de unos años de usar la respiración solar su cuerpo estaba pagando el precio. Ahora entendía el por qué su padre se deterioró tan rápidamente, para un cuerpo humano como el suyo, el aliento solar era demasiado pesado. El joven bajó la cabeza, por mucho que quisiera ocultarlo, tarde o temprano la verdad saldría a la luz.

- Por suerte mis ancestros guardaron esto - señaló unos libros que sus hijas trajeron y colocaron junto a ellos. - Son antiguos registros de las familias Ubuyashiki y Rengoku.

Ante esto Tanjiro levantó la vista y miró los registros, parecían tener cientos de años.

- Nuestras familias han estado luchando esta guerra desde hace casi mil años. Y son las únicas con un linaje ininterrumpido desde antaño.

- Eso es...

- Bastante interesante ¿cierto? - sonrió Ubuyashiki.

- Si...

- Estos registros - dijo señalando unos cuantos de los manuscritos - fueron escritos por los ancestros de la familia Rengoku y entregados a nuestra familia para su guarda, solo podíamos abrirlos y entregarlos al pilar de la llama cuando surgiera un pilar de la respiración solar. - Kagaya hizo una pausa, al parecer para dejar que el más joven procesara la información - Verás Tanjiro, la familia Rengoku siempre ha dado un Pilar de las Llamas en cada generación, el pilar de las llamas siempre ha sido el orgullo del cuerpo de cazadores, pero ser un cazador no es el único papel del pilar del fuego. Su otro deber es servir de apoyo al pilar del Sol.

- Oh, ya veo - asintió Tanjiro con una sonrisa - pero eso...Rengoku san siempre me ha apoyado, estoy aquí gracias a él, todo cuanto soy ahora se lo debo a Rengoku san, yo siempre lo he...

- No esa clase de apoyo, Kamado san.

- ¡Amane sama!

La esposa de Ubuyashiki entró a la habitación y se sentó junto a su marido. Su postura y sus ademanes eran impecables como siempre.

Ofrenda de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora