Avril y Hannes son 2 mellizos que viven en una pequeña ciudad en Alemania, su ley de vida es "Solo puedes confiar en ti mismo" pero todo cambia cuando entran a una banda, su segunda familia y descubren que el amor va más allá de la sangre.
Si le pre...
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Avril miró a Olli y este intentó acercarse pero esta retrocedió negando con su cabeza
Avril: Te quiero Olli, de verdad que lo hago, pero ahora mismo no puedo hacer esto, dijo moviendo sus brazos señalándolos a todos para señalar la situación Has sido un tonto, dijo esta y una lágrima calló por su mejilla. Olli estiró su mano pero la chica derramó más lágrimas y se alejó para irse con su mellizo
Olli: Avril espera!, dijo para intentar seguirla pero la chica agachó la cabeza y Hannes rodeó los hombros de su hermana con rechazo hacia el chico
Olli al ver esto paró y asimiló lo que había pasado, se quedó quieto viendo como las figuras de su amigo y de aquella chica se alejaban y como Kai los seguía pero él estaba estático
Se giró lentamente para mirar a los demás y el enfado invadió su cuerpo sin el quererlo
Olli: Mierda! Joder!, dijo este dándole un puñetazo no demasiado fuerte a una columna, Frank intentó acercarse pero este lo alejó de un empujón
Olli: Dejarme en paz coño!dijo pasando una mano por su pelo con rabia
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Los mellizos estaban a punto de cruzar la valla, Avril veía borroso por culpa de las lágrimas que sus ojos lloraban y que la situación había provocado, que aquel chico había provocado, se sentía mal, porque él ya no estaba allí. La voz de Kai se escuchó no muy lejos de los niños
Kai: Chicos! Chicos esperadme!, grito este siguiéndolos
Hannes: Mi madre tenia razón! La única persona en la que se puede confiar es en uno mismo!, grito a el niño dándose la vuelta, a Avril se le encogió un poco más el corazón al escuchar esto
Kai: Os ayudaremos a encontrar a los ladrones!
Hannes: Vosotros? Te refieres a ti y a todos los cocodrilos? Crees que les importarás algo mañana? No sirves para nada, ni siquiera para montar en bici! Solo te han aceptado para que les dijeras lo de los ladrones! Puedes volver derechito a casa! Ya nadie te necesita!, Avril miró a su hermano con disgusto, sabía que era producto del enfado, que él verdaderamente no pensaba eso, pero no tenía derecho para decirle aquellas horribles cosas
