Rencuentro

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Paso por lo menos una semana hasta que las cosas volvieron a la normalidad y sus tíos dejaran de ponerle toques de queda, entendía su preocupación, pero ya no era un niño. Así que en cuanto tuvo la oportunidad de salir sin dar explicación alguna, tomo su escoba, algo de dinero, su amuleto, se arregló y se fue volando a su bar favorito. Delicias de Dionisio, era un bar concurrido por brujas, videntes, espiritistas, e incluso personas comunes, tenía la estética de un bar de arquitectura gótica por fuera, pero por dentro, era gótico en estilo de la subcultura, había telarañas falsas de metal decorando las paredes, cubriendo las ventanas, luces violetas y rojas, además de que el lugar siempre olía a incienso, tanto para darle ambientación como para mantener el lugar libre de entes no deseados. Servían todo tipo de bebidas, pero ofrecían servicios mágicos si sabían la contraseña. Tenían un área con cojines y mesas alumbradas con velas para sentarse, pues tendía a hacer utilizado como tierra neutral o donde muchas personas de la ciudad iban a contratar los servicios que esa comunidad podía ofrecer, cuando necesitaban discreción.

Llego al lugar y guardo su escoba en el área de almacenamiento del establecimiento. El gorila de la puerta le abrió apenas lo vio, después de todo era un cliente frecuente, y a veces uno de los trabajadores de medio tiempo, de palabra solamente. Era temprano así que no había mucha gente en la pista de baile, un par de mesas estaban tomadas, unas por unos brujos jóvenes practicando como leer el tarot, otras por conocidos suyos haciendo negocios.

Se dirigió a la barra, era un viernes así que Lea estaba trabajando en la barra. Era una mujer de ascendencia indo-europea, tenía la piel morena y cabello ondulado y oscuro. Se había criado bajo la creencia de los Aesir y los Vanir, aunque no practicaba magia, sabía lo suficiente para conseguir un trabajo en ese tipo de lugar. Su abuelo había sido uno de los fundadores de aquel establecimiento después de que su familia llegara al país. Estaba usando un suéter anaranjado de cuello de tortuga, con mangas anchas del antebrazo y ajustado de las muñecas. Además de una falda a cuadros larga y de tonos marrones, además de zapatos de piso.

- ¿Cómo está la mejor barista este hermoso día? - le gustaba saludar a todos los que trabajaban en la barra de forma similar, pero utilizando distintos tipos de cumplidos

- madrugaste el día de hoy Rowan - le respondió divertida - ¿quieres lo de siempre?

- me conoces tan bien - agrego con una sonrisa, sacando su cartera para poner un billete de 20 dólares en el frasco de propina de la chica

Lea se puso a preparar un otoño blanco, era una bebida icónica del bar. Tenía crema para batir, licor de hierbas, vodka, licor de café, jugo de calabaza, una cucharada de canela y hielo. Una vez lista, se la puso enfrenté del chico. Rowan la levanto, haciendo un gesto a su salud antes de comenzar a beber.

···

Azra estaba aburrido y cansado después de haber trabajado por varias horas consecutivas. Levantándose sé su escritorio fue hacia su bola de cristal, comenzando a buscar donde estaba su nuevo juguete. El cristal le mostró las afueras de un bar gótico que solía ser punto de encuentro entre brujos y otros usuarios de magia. Usuarios de magia. Rowan era físicamente su tipo, pero las personas con las que parecía rodearse parecían incluir demasiada magia para su gusto. No le emocionaba mucho la magia, pero a pesar de su mejor juicio, abrió un portal hacia ese lugar, dejándolo enfrente de las puertas del bar.

El gorila a cargo de la puerta, no se lo pensó dos veces antes de dejarlo pasar. Al tiempo de que esto estaba pasando, Rowan estaba terminando su quinto otoño blanco, cuando tuvo una sensación entraña. El área donde se encontraba la marca comenzó a hormiguear.

El lugar apestaba a magia, cosa que causó que Azra comenzara a sentirse mareado. Había algunos humanos en el establecimiento, pero la mayoría eran seres mágicos. Se detuvo un momento, tratando de tomar aire, pero esto solo empeoró las cosas.

La intuición de a Rowan le decía que tenía que moverse, así que se dejó guiar, dejando que las sensaciones de hormigueo encaminaran sus pasos. Topándose con un ángel de la muerte nauseabundo.

- no te ves bien pajarito - bromeó mientras lo ayudaba incorporarse para después proceder a ayudarle a salir del bar - ¿qué pasó? ¿Acaso eres alérgico a la magia?

Azrael intento renegar, pero él mareó era abrumador y le costaba poder concentrarse. Apenas salieron comenzó a sentir que podía respirar, a pesar de que aún había algo de magia en el ambiente, pero era mucho más manejable. Regresando a sus cinco sentidos, se dio cuenta de que Rowan lo había ayudado, y ligeramente irritado se incorporó y recuperó la compostura.

- Gracias - intentando actuar con normalidad

- de nada - dijo con una sonrisa ligeramente socarrona, al notar esa frustración del contrario - ¿Estabas buscando a alguien? - curioso - no parece que esté sea tu tipo de ambiente

- realmente no lo es - confeso - te estaba buscando, aunque parece que mi plan no salió como esperaba - Sonriéndole de la misma forma que aquella noche que se conocieron

- aparentemente eres alérgico o a la magia...¿y aun así acéptate hacer un trato con un brujo? - no pudo contener una pequeña risita - que ironía, ¿no te parece?

Azrael lo miro ligeramente sorprendido - no tengo ningún brujo en mi colección - pensando - pero no te sientas tan especial pequeño conejito, tengo tratos con cientos de seres mágicos. Todos tienen sus usos.

- no necesito que me digas que soy especial, ya sé que soy especial - la autoestima de Rowan con respecto a su persona solía ser bastante alto - volteando a verlo - ¿hay alguna razón en particular por la que vinieras a buscarme?

El hombre de pelo blanco pausó un momento mientras pensaba, ya había tomado la molestia de ir a buscarlo, pero no había realmente pensando en que actividad realizar juntos.

Pacto con la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora