Mirando las estrellas

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- ¿Quieres venir a ver las estrellas conmigo?

- ¿Ver las estrellas? - la propuesta lo tomo completamente desprevenido al pelirrojo. Siempre había disfrutado admirar las estrellas en noches de Luna nueva. Había intentado aprender de adivinación a través de los cuerpos celestiales solamente para tener una excusa para pasar las noches en el jardín de su casa mirando el cielo nocturno - suena bien, pero ¿no es un poco temprano para que las estrellas aparezcan?

- ya es de noche en algún lugar - respondió con una sonrisa, abriendo un portal y procediendo a cruzarlo - sígueme - si voz se escuchaba atravesando ambos lados

Sin nada que perder, lo siguió. Su curiosidad a todo lo que daba. Mandando llamar a su escoba en caso de alguna emergencia, llegó al lado del ángel. Al cruzar se dio cuenta de que habían llegado a unas planicies, cercas había rocas planas, un lago y un bosque cerca. El cielo estaba completamente estrellado, no se veía nada de contaminación lumínica en kilómetros. Podía verse incluso la vía láctea. Rowan se recostó en un pequeño claro, realojándose mientras sentía el pasto debajo de él, recordando los días en que era pequeño y solía ponerse a pensar bajo el cielo estrellado.

- un día decidí viajar al sol - empezó a relatar - pensaba que las estrellas eran hermosas, y el sol era la estrella más cercana - pausando - pero aprendí qué hay cosas que se ven mejor a la distancia

- supongo que eso aplica para muchas cosas en esta vida - agrego - siento que así se debe sentir el amor romántico

Azrael volteó a verlo, curioso por aquel comentario. Pensando un momento en las palabras del chico. Regresando su mirada al cielo antes de decir algo.

- ¿Mirarlo de lejos y pensar en él es agradable, pero sentirlo es como si te quemaras?

- supongo - agrego Rowan - jamás he experimentado ese tipo de amor - confeso, ya que él no sentía que era la gran cosa - lo he visto por años, la misma historia, como puede doler como si te estuvieran pisando el pecho, cuan cálido y dulce puede ser también... pero no sé si el dolor es tan malo como lo describen

- Claro que duele - agrego Azrael, había amargura en su voz - es como un incendio forestal, uno que no puedes apagar y cuando finalmente no queda nada... - se quedó callado antes de continuar - el amor romántico no es para todos, hay personas que nunca lo experimentan y otros que ni siquiera son capaces de sentirlo. El mundo no gira alrededor del amor.

- lo sé, honestamente ya empecé una apuesta con mi tío Zachariah sobre si llegare a enamorarme algún día. Tengo 50 dólares diciendo que no, pero él puso 1oo dólares a que si

- honestamente no se lo desearía a nadie, aunque tengo que admitir, que algunas veces siento celos - Azrael tuvo un presentimiento, dándose cuenta de que el espectáculo principal estaba por comenzar - parece que esta por comenzar una lluvia de estrellas fugaces

-¿Estrellas fugaces? ¿En serio? - no podía ocultar la palpable emoción en su tono ni el brillo en sus ojos - no he visto una desde que era un niño

- eso es normal, no tienden a ser muy comunes - logro decir antes de que la lluvia de estrellas comenzara, Azra incluso dejo de parpadear para no perder un solo segundo

Rowan estaba completamente embelesado ante aquellas imágenes en el cielo, tratando de no parpadear muy seguido para poder admirar todo por más tiempo, recordando que cuando era pequeño, sus tíos solían decirle que cada que viera una, podía pedir un deseo, y que si realmente creía en ellas, se iba a cumplir. Aunque pensaba que eran cuentos infantiles, no pudo evitar pedir un pequeño deseo en su mente. "Deseo poder enamorarme, al menos una vez."

Después de unos momentos de admirar la escena, por el rabillo del ojo, Azrael noto que Vyrgil le estaba esperando, a una distancia respetuosa, mirándolo en silencio. Azrael comprendió entonces que ya tenía que volver a trabajar, más no quería molestar a Rowan. Por lo que simplemente se incorporó en silencio, discretamente abriendo un portal para que Rowan pudiese volver a su casa. Siguiendo a Vyrgil. Considero por un momento despedirse de Rowan, pero al final decidió no hacerlo.

Pasaron unos minutos para que la lluvia de estrellas fugaces terminara, Rowan había estado tan concentrado admirándola que no se percató de la ausencia del ángel. Cuando el cielo volvió a su calma usual, el pelirrojo volteo a donde había visto por última vez al hombre de cabello blanco, para notar que ya no había nadie allí. Tras notar eso, se levantó del pasto, para notar que detrás de él, había un portal abierto, y cruzándolo podía ver su casa. Por lo menos el ángel había sido suficientemente considerado en dejarle una forma de regresar sin él. Decidió no pensársela mucho antes de atravesarlo, solo fueron un par de pasos y estaba enfrente de la casa de sus tíos, y al intentar voltear, el portal ya había desaparecido.

- supongo que estos portales son de un solo uso - comento para sí mismo

Estaba agotado, así que le resto importancia, avanzando hacia los escalones del pórtico. Abriendo la puerta y dejando su escoba en el closet cerca de la puerta, donde sus tíos tenían las suyas. De la perilla colgaban las campanas de bruja, que además de servir para la limpieza y protección de lugar, eran mejor que los timbres tradicionales. Sus tíos no tardaron en darse cuenta de que su sobrino había regresado.

- ¿Tienes hambre? - pregunto su tío Zachariah desde la cocina, de donde surgía un aroma a especias, la cena estaba en proceso de ser preparada, o quizá recalentada

- un poco - respondió Rowan - ¿Qué hay de cenar?

- hice un poco de caldo de pollo con fideos, buen platico sin importar la hora del día - sirviendo cuatro tazones, usando magia para llevarlas a la mesa, mientras él sacaba el pan que acababa de hacer - mi sol, mi luna, la cena esta lista




Pacto con la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora