Un dia normal

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Después de cenar con sus tíos y limpiar sus cubiertos, subió a su cuarto a descansar, Gregory, su iguana, le estaba esperando en su cama. Rowan le sonrió a su querido amigo reptil, para después cargarlo y llevarlo a su rincón, donde tenía una luz cálida, le dio de comer y empezó a desvestirse para ponerse su pijama. El tendía a dormir en una camisa negra de alguno de sus viejos ligues y en shorts, se limpió la cara y se dejó caer sobre su colchón, tomando una sabana para taparse.

···

A la mañana siguiente, salió de su cama hasta el medio día, yendo al baño para ducharse, cambiarse y darle de comer a Gregory. No tenía un plan sobre que haría ese día, no tenía muchas ganas de volver a salir de fiesta, pero si quería salir de su casa. Entonces recordó que había pasado un tiempo desde la última vez que había ido a molestar a Wendy a su trabajo. Saliendo de su cuarto y dirigiéndose a la cocina, donde le llego el aroma de pan francés. Había un par de ellos servidos en un plato en la mesa, junto a una nota.

Vaught Device, uno de los tíos de Rowan - era un hombre afroamericano, alto, rostro perfilado y cabello largo en rastas que siempre tenía acomodadas y bien cuidadas - trabajaba leyendo las cartas, tenía clientes que pagaban para citas en personas ...

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Vaught Device, uno de los tíos de Rowan - era un hombre afroamericano, alto, rostro perfilado y cabello largo en rastas que siempre tenía acomodadas y bien cuidadas - trabajaba leyendo las cartas, tenía clientes que pagaban para citas en personas y privadas, o a veces agendaba estar unas horas en distintos cafés y bares donde conocía a los dueños. Además de hacer lecturas a través del internet, y si el cliente lo pedía, o bajo sugerencia personal, podía hacer unos hechizos a cambio de dinero. Era común que no estuviera en las mañanas, estas solían estar reservadas por clientes de perfil alto. Era normal no verlo a esa hora.

Titus Stanford, otro de sus tíos - quien era un hombre de ascendencia latina, cabello corto y barba corta - trabajaba en una tienda esotérica, que su hermana había abierto hacía muchos años. Además de hacer velas personalizadas para distintas deidades, él era un experto en el panteón Helénico, y algunas personas novicias o interesados pagaban por su consulta en temas relacionada a esto.

A quien tomo por sorpresa su ausencia para Rowan, fue a su tío Zachariah, a quien le debía su apellido - ya que era a quien más se le parecía físicamente - ya que usualmente lo invitaba al mercado cuando tenía que comprar cosas para la casa, siempre aprovechaban esa experiencia para repasar los conocimientos de Rowan sobre plantas, cereales y recursos para hechizos o pociones. Decidió que le preguntaría después, ya que no iba a desperdiciar aquellas deliciosas rebanadas que le esperaban.

Una vez termino su desayuno, lavo su plato, fue al armario por su escoba, y salió rumbo a la ciudad. Al llegar a las afueras, tomo un taxi para llegar a su destino, "Café Luz de Luna". Era un establecimiento sencillo, tenía el letrero de abierto, así que entro tranquilamente, no había muchas personas en el lugar, solamente Wendy - una chica blanca, cabello tenido de rosa pastel, un ojo azul y otro color miel - quien estaba limpiando la barra. Traía puesto una blusa blanca de mangas largas, sobre esta un overol verde, y unos adorables aretes con forma de freza, el cabello recogido en dos trenzas, una de cada lado de su rostro. La chica levantó la mirada al escuchar la campanita de bruja anunciar que alguien había entrado.

- Bienvenidos a - pauso el saludo que ya solía decir en automático al darse cuenta de que la persona que había llegado a su trabajo

- Vaya bienvenida - respondió sarcástico -¿así saludas a tus clientes?

- no, pero así te saludo a ti Ro - respondió la chica de cabellos rosas - el día que te trate como a cualquier otro cliente, preocúpate

Wendy y Rowan prácticamente habían crecido juntos, cuando las tías de Wendy no podían cuidarla, la dejaban en casa de Rowan, y viceversa. Tomaban clases con distintos adultos dependiendo el tema, tuvieron múltiples pijamadas y acabaron viéndose como hermanos, en todos los sentidos. Aunque muchas personas que los veían pensaban que estaban saliendo o se atraían mutuamente, ambos rechazaban completamente la moción, ninguno era el tipo del otro.

- ¿Cuánto debo en mi cuenta? - Pregunto sin pena, ya que el tenía una cuenta en el café de Wendy, y una vez llegaba a los 100 dólares, ella ya no le vendía nada hasta que pagara

- Vamos a revisar - dijo la chica sacando un cuadernillo donde llevaba el registro de sus ventas - contando la última vez que viniste, ya llegaste a los 80 - le contesto

- Que bueno que aún no llego a mí límite - suspiro aliviado - ¿Me das un muffin de chocolate y un chai latte?

Wendy se puso a preparar la orden, anotando cuando había subido la deuda antes de llevarle su orden a la mesa. Rowan tomo uno de los libros en el estante del lugar, era sobre interpretación del tarot, algo en lo que el nunca había sido bueno, pero trataba aprender, o al menos entender un poco. Se devoró el muffin en un par de bocados, pero con su bebida decidió darse su tiempo, o por lo menos ese era su plan hasta que su teléfono sonó. Sacándolo de su bolsillo para notar que era el número de la Señora Minerva, dueña de Delicias de Dionisio.

- Señora Minerva, ¿a qué debo su llamada? - tenía una sospecha, pero no iba a asumir

- ¿Cómo estás, muchacho? - hablo una voz madura y vieja - verás, uno de los últimos clientes a los que le hiciste un trabajo en nuestra representación vino porque no quedo conforme con el servicio - comenzó a explicar - dijo que pagaría para que vinieras a verlo para que le explicaras que paso, ya sabes que no estás obligado a venir, pero te daremos una parte del dinero, un plato de comer y una bebida si accedes a venir

Rowan respiro ligeramente irritado, tenía una idea de quien podría ser el cliente molesto, pero no iba a desaprovechar la oferta de dinero, comida y bebida por ir a decirle a un idiota que no había sido específico con su pedido.

- Voy en camino - dijo antes de colgar, terminándose lo que le quedaba de su latte, acercando su plato y tasa al mostrador, para despedirse de Wendy y tomar un taxi hacia el bar.

Pacto con la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora