Prologo. Encuentro destinado

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Un golpe...

Un solo golpe basto para mermar cualquier fuerza que tuviera para combatir.

Realmente cualquier intento por huir o pelear serían inútiles, la diferencia de niveles entre su oponente y él era abismal.

La vista de un chico de cabello blanco y ojos rojos se veía afectada debido a sus heridas, algunos huesos fracturados y sangre que caía por su cabeza.

Bell Cranel, ese era su nombre.

A unos pasos delante de él había una bestia que no debía encontrarse en ese lugar, el Quinto piso del calabozo, de por sí un lugar bastante peligroso para un novato como él.

Pero esta criatura, un Minotauro, este monstruo cuya aparición debería ser en los pisos intermedios, encontrarse en este lugar estaba lejos de lo irregular, esta criatura no debería ni de broma estar ahí.

Cuando tuvo la desgracia de topárselo en su arriesgada aventura al piso 5 intento escapar, o más bien un intento patético por hacerlo, su velocidad fue insuficiente para perder a la criatura.

-Ayudaaaa, Por favor!!

Grito a todo pulmón para que lo rescaten, pero sus súplicas no bastaban y no era por qué no hubiera nadie, realmente el resto de aventureros a los que llegaba a ver de reojo lo ignoraban, ninguno que se encontrará en ese piso se arriesgaría a rescatar al niño por diferentes motivos, cómo ellos lo veían, era como otro desdichado más sin suerte, una víctima más del calabozo.

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-¡¡Por favor, ayúdenme!!

Le grite a un grupo de aventureros en particular, su emblema no era otro que el de una de las familias más fuertes de Orario, no parecían ser de un nivel muy superior, pero su equipamiento podría ser suficiente para acabar con la bestia, ellos a fin de cuentas eran la familia mata gigantes.

Mi torpe suplica no basto, al ver quien era mi perseguidor voltearon con horror, no hicieron mucho mas que lo que ya hacia yo, huir.

Novatos muy seguramente, al igual que yo, contaban con un equipamiento de mejor calidad, aunque ahora que el miedo se reflejo en sus caras no podrían ser más allá del nivel 1.

Era ingenuo lo que pensé ese breve momento, ellos tampoco pueden hacer algo, esa familia no tenía que ayudarme.

Eso me rompió, por mas que les suplicaba, gritaba o patéticamente, les lloraba, nadie quiso intervenir, solo me quedaba correr, correr sin detenerme un segundo, porque en el momento que eso pasara mi vida acabara.

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La persecución lo llevo a una parte bastante alejada del piso, una que solo lo llevaba a un callejón sin salida, en el instante que se percató trato de dar media vuelta y volver por dónde vino, pero el Minotauro se encontraba de pie justo ahí, bloqueando el único camino de escape.

Una sonrisa perturbadora se mostró en el rostro del Monstruo, la persecución había terminado, su presa estaba a su Merced.

El miedo de apoderó del chico Bell Cranel, en esos momentos solo podía temblar, viendo al Minotauro acercarse a paso lento.

Aun así usando la poca valentía que le quedaba por vivir intentaba desesperadamente atacar a su oponente, no obstante, un golpe con el antebrazo del Minotauro basto para cortar cada impulso de fuerza que tuviera, como si de quitarse una mosca se tratara para aquel monstruo.

El violento choque contra la pared fue lo que dejó en aquel estado al chico, boca abajo contra el frío piso del calabozo, solo con esta criatura, herido y lo peor de todo, llorando lágrimas de sangre, todavía pidiendo ayuda en una voz casi inaudible.

Danmachi La Esperanza Del CalabozoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora