Capítulo 4

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Habían tenido sexo, puro y simple sexo, las cosas se habían dado de una manera extraña, solo hizo falta un toque, unas palabras y un beso para estar corriendo escaleras arriba hacia una de las habitaciones, por eso, ahora se encontraban acostados en esa cama de dos plazas tratando de recuperar el aliento, con el sudor aun brillando sobre sus cuerpos, la cabeza de Gulf descansando sobre el bíceps de Kao sin ningún tipo de problema con los ojos cerrados, saboreando aun los vestigios de un delicioso orgasmo, cada uno de ellos reproduciendo en sus mentes los eventos que los llevaron a ese momento exacto.

El beso que comenzó como algo inocente, se intensifico de repente, las manos comenzaron a vagar errantes por el cuerpo del otro sin ningún tipo de pudor, hasta que algo en la mente del dueño de la casa hizo clic y se separó un poco del otro pelinegro para mirarlo y quizás preguntarle ¿que estamos haciendo?, se quedaron en silencio en un intercambio de miradas en donde ninguno de los dos quería perder, solo hacía falta un paso más y al menos uno de los dos obtendría lo que quería.

—Creo que deberíamos llevar esto a un lugar más cómodo—. Rompió el silencio Gulf acariciando el pecho de su acompañante de manera sensual, sabía lo que quería y no daría un paso atrás hasta conseguirlo, lo deseaba, lo habia hecho desde aquella primera vez que lo vio en la cafetería.

Kao solo sonrió de medio lado ante aquello, fue raro que aquel chico que estudio durante tanto tiempo tomara la iniciativa, habia visto que siempre eran otros los que tomaban las decisiones por él, sin embargo, le gustaba, era agradable ver que podía pedir lo que quería, por lo general era su primo quien le decía que hacer y llevaba las riendas de las cosas; no le dio una respuesta a su propuesta de manera verbal, simplemente se acercó y le dio un nuevo beso apasionado , le habia gustando deleitarse con aquellos rosados labios, además de que tenía tiempo que no estaba con alguien de esa manera, podía perder algo de tiempo en la cama con el pelinegro.

Cuando por fin se separaron para recuperar algo de aliento, Kao tomo a Gulf de la mano y le señalo el pasillo que llevaba a las habitaciones, su habitación era la quedaba al final de pasillo, pero decidió que no irían a esa sino a la de invitados que quedaba al lado de la oficina, no se habia ganado el privilegio de conocer sus dominios, nunca nadie lo habia hecho, las veces que tuvo la necesidad de estar con alguien lo habia hecho fuera de su hogar, el lugar que le daba paz y tranquilidad a su cuerpo y mente.

Abrió aquella puerta con algo de fuerza, empujo a Gulf en su interior, dejándolo caer en la cama que estaba en medio de esa habitación casi desprovista de inmobiliario, solo la tenía para cumplir los convencionalismos de una casa normal y para cuando el fastidioso de su amigo Up decidía hacerle una visita sorpresa, se subió encima de él y con algo de brusquedad lo tomo de los cabellos para volver a besarlo de manera ruda, llevando su otra mano a manosear su trasero, al parecer era lo que tenía que hacer, porque inmediatamente comenzó a escuchar suspiros y gemidos de placer de la persona que tenía debajo de él.

Se sentó ahorcajadas sobre Gulf y contemplo con renovada satisfacción la manera que su pecho subía y bajaba en busca de aire, sus mejillas estaban completamente rojas y su mirada brillante, llena de deseo hacia él, así que sin muchas ceremonias le quito el bolso que llevaba y lo arrojo al piso, para luego proceder a quitarle el sweater y de allí seguir con sus pantalones, llevaba algo de prisa para verlo completamente desnudo, cuando consiguió lo que quería, se sorprendió de que en un movimiento el otro pelinegro se colocara sobre él para hacer lo suyo, pero de una manera más sensual, ya que iba besando y lamiendo cada nueva parte que descubría.

¿en dónde habia quedado el tranquilo y buen chico que estudio durante tanto tiempo?, no lo sabía, pero le gustaba la manera que hacía que el bello de su cuerpo se erizara ante cada toque que le daba, pero tenía que tener de nuevo el control de la situación, le gustaba ser quien llevara la baturra de las cosas, así que volvió a invertir sus posiciones en aquella cama, ahora girándolo para que le diera la espalda, allí aprovecho de amasar sus nalgas, sabiendo que pronto las mismas le Darian paso para el placer.

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