El equipo 10 se encuentra en la frontera del país del fuego, frente a ellos un grupo de mercenarios, los cuales aún no notan su presencia; los cinco miembros del equipo se mueven sigilosamente, posicionándose en la copa de un árbol, los mercenarios se movían de un lado a otro aparentemente atendiendo a un herido...
Maldita sea, debemos irnos antes de que ese demonio nos encuentre —los mercenarios del país del viento se veían increíblemente asustados.
No podemos dejar al jefe en ese estado —respondio uno de los mercenarios del fuego—, estaríamos sentenciando su destino —el hombre entró a una carpa mientras atendía a alguien bastante mayor, el jefe, según parece.
Alguien llegó —susurró Naruto mientras giraba la cabeza hacia un árbol cercano, en el se podían apreciar tres figuras, de su misma edad, el primero de ellos era un pelirrojo, con grandes ojeras, un kanji de 'odio' en su frente, una calabaza de arena en su espalda y mala cara; la mayor del grupo era una rubia, con un gran abanico en su espalda; el tercero del grupo era un castaño, que viste un mono negro y lleva algo atado a su espalda, todos ellos son ninjas de Sunagakure no Sato.
Esperemos que actúen... —dijo Asuma, notando que no había ningún rastro del sensei de aquel equipo.
Pasaron unos pocos minutos, el pelirrojo de la arena movió un poco su mano logrando que la arena del lugar se arremoline bajo los pies de la mayoría del grupo, en menos de un segundo todos los mercenarios que estaban dentro del remolino de arena se encontraban destrozados, el único resto de ellos fue un enorme charco de sangre. Los compañeros de aquel chico ni siquiera mostraron emoción alguna antes de acabar rápidamente con el resto del grupo y tomar en sus manos un arma que había quedado en el suelo.
Vámonos —susurro el pelirrojo, quién aparentemente se dió cuenta de la presencia del equipo 10—, esperen —les dijo a los dos acompañantes.
El equipo de Konoha bajo del árbol donde estaban y se pararon frente al grupo, ocultando su nerviosismo bastante bien, la tensión era palpable en el ambiente.
¿Qué quieren? —pregunto la chica de Suna, su postura y rostro indicaban que estaba lista para pelear.
Venimos a recuperar un pergamino que tienen estos mercenarios —respondio brevemente Asuma, mientras entraba en la carpa del líder—, no buscamos problemas con Suna —explico mientras comenzaba a buscar en la zona.
Algo no anda bien con estos tres... Son muy fuertes como para ser simples gennin, debe haber algo más —pensaba el Uzumaki, mientras comenzaba a analizar a cada uno de los contrarios, desde lo más notorio hasta las cosas más mínimas—, esas marcas en sus cuerpos... Algo no está bien, no son marcas de ataque, son marcas de... Señalización, como si fueran escoria o algo parecido —notando los kanjis que cada uno de ellos tenía, el kanji de 'odio' del pelirrojo, ubicado en su frente; el kanji de 'miedo' del castaño, ubicado en su mejilla derecha; y por último, el kanji de 'dolor' de la chica, ubicado en su brazo izquierdo—, acaso por eso les llamaron demonios? Puede ser... Aunque tiene más sentido que fuera por su forma de hacer las cosas... Pero hay algo más, mi instinto me pide que me vaya de aquí —el rubio se tensó instintivamente al notar un movimiento manual del pelirrojo.
Bien —el chico le hizo un gesto a sus compañeros para retirarse del lugar.
Y así, se retiraron los gennin de Suna.
Listo —dijo Asuma saliendo de la carpa, con el pergamino en su mano—, vamos —ordeno a los gennin.
Sensei... Por qué ese equipo de Suna estaba marcado con kanjis? —pregunto Naruto, curioso por la situación, curiosidad que solo aumentó tras notar que Asuma se tensó.