"REVENGE" ~minsung

Parte 2

Llegando al departamento, se quito sus zapatos y se colocó sus pantuflas.

— oye lix, ¿porque aún tienes encendida las luces y tu compu?. — pregunto acercándose a la mesita y ver lo que había en la computadora.

— ¿mmm? Estas aquí..— pregunto el peliazul saliendo de la cocina con lo ojos rojos de sueño, al ser exactamente a las doce de la noche.

— si. — respondió dirigiéndose a la refrigeradora a sacar una cerveza.

— ¿beberas a media noche?. — pregunto

— no hay hora exacta a la cual uno no puede beber. — sorbio su cerveza de un solo trago.

— Vaya, Si que no tienes limites.

— ¿y que haces?.

— ¿no te lo dije?. — pregunto y el rubio negó. — mañana entro a trabajar por fin a la empresa donde estuve meses como pasante.

— ya veo. — contestó tirándose en el sofá.

— ¿y sabes? Justo mañana viene el hijo del presidente y por eso tengo que llevar mis documentos presentables.

— ¿y quien es ese?.

— según los del personal, estudio años en el extranjero y vino a tomar posesión para ser el próximo presidente, ya que su padre está enfermo.

— mmm.— divago restándole importancia.

— por cierto, ya encontraste al que estás buscando. — pregunto tecleando.

— nop, pero estoy cerca de lograrlo.
— bebió la lata.

— ya termine. — dijo recogiendo sus cosas de la mesita. — buenas noches.

— ¿a que hora te iras mañana?. — pregunto siguiendo al peliazul.

— un cuarto para las seis, tengo que ser puntual si quiero que me den el puesto fijo.

— uh. — respondió cortante. — ¿por cierto donde esta mi perro? — pregunto al recordar que cuando entro a casa no lo había visto.

— ¿no te dije?. — pregunto felix abriendo su cuarto.

— no.

— esta en la veterinaria.

— ¿porque?. — pregunto pero lo recordó de inmediato. — ah, es que le toca su vacuna.

— exactamente. — trono sus dedos. — bien, me iré a la cama. — hablo el peliazul entrando a su cuarto y cerrando la para disponer a descansar.

Jisung hizo lo mismo y entró a su habitación. Tenía suerte de compartir departamento con su mejor amigo, ya que este limpiaba la casa y de vez en cuando su habitación.

Se acomodó en su cama y miles de recuerdos aparecieron de inmediato haciendo que su corazón doliera como si estuviera en llamas.

Su abuela, su querida abuela fue la única persona que le demostró amor incondicional, siempre estuvo para el en todos los momentos de dolor, a pesar que no era nada de él, lo acogió no solo en su hogar si no que también en sus cálidos brazos que lo llenaron de amor.

Cerró sus ojos para no pensar en el pasado que solo le traía recuerdos amargos que quería borrar definitivamente.

Sus ojos se abrieron repentinamente notando que no había tanta luz. De repente estaba en un callejón solitario donde la única luz era aquel faro que se pagaba y se encendía, como si fuese un apagón, caminó hacia esa luz por curiosidad sintiendo dolor en sus huesos por el frío viento.