𝓑𝓮𝓽𝓽𝔂 [Simon Petrikov]

III

Había pasado una semana desde que habían regresado de su expedición, los tres se habían vuelto un poco más cercanos y ________ se habia dado cuenta de que Betty y ella habían sido vecinas todo ese tiempo, pues vivia en el edificio que quedaba a un lado de la parada de bus.

Grof le había contado que al día siguiente tendría que partir a un viaje y que en su ausencia cuidará de Petrikov por ella. ________ un poco entristecida le dio su palabra, claro que cuidaría a Petrikov aún si ella no se lo pedía.

El día de la partida de Betty ella se había despedido de su compañera de cuarto en la entrada del departamento, ________ esperaba a la de lentes al inicio de las gradas que llevaban a la para de bus.

—Que tengas un buen viaje y  cuídate, Betty— comento Petrova abrazando a la mujer con un poco de fuerza, le había tomado cariño en ese corto tiempo y ya hasta la consideraba una amiga.

— Gracias, ________— Betty se separó de Petrova para tomar su equipaje y subir las escaleras hacia la parada. ________ dio un último vistazo a Betty para adentrarse en el edificio e ir a su apartamento, donde seguiría con la investigación de un raro objeto mágico que encontró por casualidad en un libro de la biblioteca.

Estaba tan sumida en la lectura que el estruendo de una voz llamando a Grof la alertó, de inmediato dejó su lectura y se asomó por la ventana del apartamento que daba hacia la para de bus, ahí encontró a Petrikov sosteniendo a Betty de la muñeca para evitar que subiera al autobús.

No logro escuchar desde aquella distancia la conversación que habían llevado a cabo durante unos minutos, pero pudo deducir que fue como una declaración de amor al ver como el bus se iba y ambos se abrazaban mientras el atardecer adornaba el momento.

Petrova sintió un dolor en el pecho mientras un bulto iba creciendo en su garganta impidiendole formar cualquier palabra.

Betty y Simon se sentaron en las gradas mientras se admiraban mutuamente. La noche caía, los autos pasaban detrás de ellos alumbrandolos y moviendo sus cabellos, las luciérnagas daban luz en el lugar, sin duda un momento romántico para ambos.

Betty se dejó caer en el regazo de Simon con un sonrojo en su rostro sintiendo la calidez del cuerpo de Petrikov.

Petrova empezó a escuchar una melodía suave y encantadora mientras los observaba con aquel dolor indescriptible en su ser.

Esbozo una sonrisa triste para despegarse de la ventana e ir directamente a su cuarto, ya no tenía ganas de seguir con su investigación por el momento.