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Maya POV
Un día regresé del colegio, me recosté en mi cama y empecé a usar el celular. No tenía tarea, todo iba muy tranquilo, hasta que llegó mi vieja y me dijo que nos íbamos a mudar a Buenos Aires. ¿Qué? Iba a perder mi vida, pero reconstruirla desde cero no sonaba tan mal. Me gustaba la idea de mudarme; me hacía ver la vida desde una perspectiva diferente. Igual no me importaba perder a nadie de aquí, todos son unos chupa pija.
- Maya, hija -habló mi vieja desde el marco de la puerta- te tengo que contar algo, pero no te vayas a poner histérica como siempre, ahí sí ya no te cuento nada y te va a tener que tomar por sorpresa.
- Ja, ja -me reí sarcásticamente- ¿Qué pasó, ma? Cuéntame.
- Mayi, pues, tu papá consiguió un trabajo en Buenos Aires, y nos vamos a ir en tres días, así que empieza a empacar.
- ¿Cómo? ¿A Buenos Aires? -Quedé en shock. En realidad, no sabía qué decir, pero tampoco me importaba mucho. Igual podía volver a venir a visitar a mis amigos y familiares aquí en Santa Fe.
- Sí, hija. Espero que estés bien con eso -dijo mi vieja con tranquilidad.
- Bueno, ma, si eso es lo que es, no me voy a quejar. Igual acá la vida es muy aburrida -dije sin darle importancia.
- Sí, sí, ya lo sé, pero bueno, apúrate que tus compañeros de el colegio mañana te van a hacer despedida en la heladería que queda acá cerca -dijo mi mamá informándome.
- Euu, ya tenían todo planeado y yo ni enterada, jaja -dije en sorpresa.
- Sí, hija, pero igual no queríamos que esto te afectara -dijo mi vieja.
- Dale, no me afecta en nada. Igual, gracias por preocuparte, ma. Te quiero. Me avisas cuando ya esté la cena, tengo una banda de hambre -dije.
- Sí, sí, yo te aviso, no te preocupes -habló mi mamá antes de irse a la cocina a hacer la rica cena.
Me puse a pensar en lo bueno y lo malo de mudarse a Buenos Aires. Lo bueno era que era más grande y había más oportunidades de hacer lo que a mí me gusta: la música. Haría nuevos amigos, y eso me hacía muy feliz, ya que aquí mi círculo social no es que sea muy grande. ¿Y lo malo? No hay nada malo, wacho. Me hizo muy feliz al final.
Empecé a organizar mis cosas, saqué un montón de cosas que no me servían, y algunas me hicieron recordar momentos de mi infancia. ¡Qué nostalgia, boludo!
Luego de eso, bajé, y justo mi vieja tenía la comida hecha: milanesas con puré, ¡qué delicia! Comí y subí a dormir un rato.
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Nota de la autora:
Euu, ya el primer capítulo, un poquito corto, sorryyyyy. Perdonen si hay algún error ortográfico, es que tengo dislexia (no es joda), y de igual manera quería escribir una historia, de Milo, obvio, porque no hay muchas al parecer.
Espero les haya gustadooo. Pronto subo el segundo capítulo.
