Una artimaña maligna

Capítulo 25

Enormes gracias a mis críticos. En serio, ustedes son la razón por la que todavía estoy escribiendo esta historia. Es bueno obtener seguidores / favs, pero prefiero obtener una reseña de follz o SlytherinPotter en más de 100 favoritos. Muy agradecido por sus comentarios!

"Peligro!"

Arraigada al suelo, Daphne sintió que sus extremidades estaban hechas de piedra. Apenas podía respirar, los pulmones congelados, el cuerpo vibraba como si estuviera a punto de estallar, explotar en un millón de pedazos.

El clic-clack un toque de aparatos ortopédicos de madera sonó en el suelo, un staccato tartamudo en el que todo su mundo se centró en ese momento.

"Astoria?" ella jadeó, finalmente manejando una respiración. "¡Astoria?!"

Gotas de sudor le peinaron el pelo castaño en la frente, respirando pesadamente por el esfuerzo, su hermana pequeña se detuvo frente a Daphne. "Cumpliste tu promesa."

"No puedo-tú-" Ella sollozó, inclinándose hacia atrás mientras se encorvaba, llorando mientras sus manos revoloteaban sobre la cara de su hermana, apenas capaz de creer que esto estaba sucediendo.

Los fuertes brazos de su padre la estabilizaron, manteniéndola erguida, pero Daphne no pudo apartar los ojos de Astoria. "Fácil ahora."

"Estás seguro de que no quieres descansar?" Preguntó Ava, flotando cerca detrás de Astoria. "Todavía eres débil, podría ser mejor si..."

Astoria se rió, girando lentamente para enfrentar a su madre. "Nunca quiero acostarme de nuevo! He tenido suficientes camas para durar toda la vida!"

Cecil guió a Daphne al chaise lounge. "Estás curado? Pero cómo?"

El clic-clack la siguió a ella y a su padre, y Astoria se instaló torpemente en una silla frente a ellos, Ava ayudándola a bajar a su asiento y separando los brazos. "La maldición ha desaparecido, pero aún eres débil. Por favor, cariño, no te empujes!"

"Mamá.." Astoria parecía lista para protestar, pero al ver a su madre limpiándose los ojos, y Daphne todavía llorando en silencio en el sofá, parecía pensar mejor en ello. "Está bien. Tendré cuidado."

"Daphne", dijo su padre, tomando asiento a su lado. "Qué pasó hoy? El castillo parecía una zona de guerra, y tú estabas en la enfermería. Los aurores dijeron que el Señor Oscuro mismo atacó."

"Sí," susurró, recordando la sensación de sus dedos fríos y huesudos en su piel, el poder aterrador que ejercía sin esfuerzo, la forma en que mató a Filch y torturó a Draco sin el menor indicio de remordimiento. "Sí, lo hizo."

Cecil esperó, pero cuando era evidente que ella no iba a continuar, él le pidió, "Y el Director lo expulsó?"

'¡No de nuevo! ¡No! No de nuevo!'

"No, pero no estoy realmente seguro de lo que pasó", dijo honestamente, volviendo las manos hacia arriba para mirar sus dedos por un momento, entonces sus ojos se movieron para encontrarse con los de su hermana. "Harry luchó contra él. Estaba herido... protegiéndome..."

Daphne se fue, su mente zumbaba mientras corría por los eventos en el patio de Hogwarts. La sangre de una copa, dada libremente, recordó, viendo en el ojo de su mente a Harry tirado en el suelo delante de ella, sangre que fluye de sus heridas. Un Potter, dando sangre por una hierba verde. No a, como lo había hecho en la Sala de Requisitos en esa horrible noche, pero para.

La reflexión del profesor Snape surgió en su mente. La magia oscura cambia, evoluciona. Impreciso e impredecible, había dicho.

Todo esto brilló a través de sus pensamientos en un abrir y cerrar de ojos, al ver a Astoria frente a ella, sonriendo, riendo, viviendo, persiguiendo cualquier sentimiento que no sea la felicidad pura y desenfrenada.